Una inusual ola de calor en la Antártida mantiene en alerta a la comunidad científica, con temperaturas que han superado en 10 °C las cifras habituales de esta región durante el invierno. Esta anomalía térmica genera preocupación por su impacto potencial en la estabilidad futura del continente antártico y sus repercusiones globales.
Desde mediados de julio, partes de la Antártida Oriental registraron temperaturas inusualmente altas, que en lugar de oscilar entre -50 y -60 grados Celsius, ahora rondan entre -25 y -30 grados Celsius. De acuerdo con CNN, esta región, conocida por ser la más fría y más protegida del planeta, ha experimentado un calor alarmante.
David Mikolajczyk, meteorólogo del Centro de Datos e Investigación Meteorológica Antártica de la Universidad de Wisconsin-Madison, expresó su preocupación sobre el incremento en futuras olas de calor debido al cambio climático. “El aumento del derretimiento antártico también podría alterar las circulaciones oceánicas globales”, afirmó en entrevista con CNN.
A finales de junio, el calor inusual en la Antártida contribuyó significativamente a registrar el día más caluroso de la Tierra, según análisis del Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea. La anterior ola de calor, en marzo de 2022, vio temperaturas anómalas hasta de 21 grados Celsius por encima de lo normal en algunas áreas.
Este evento fue exacerbado por el cambio climático, como se señala en un estudio de 2023 publicado en Geophysical Research Letters. A pesar de que la ola actual no alcanzó tal desviación, fue más extensa y duradera, señaló Ted Scambos, glaciólogo de la Universidad de Colorado en Boulder en su entrevista con el mismo medio.
Efecto del vórtice polar
Los científicos han detectado que las alteraciones del vórtice polar sur, un fenómeno atmosférico que generalmente ocurre una vez cada dos décadas, podría ser responsable de este incremento térmico. Thomas Bracegirdle, del equipo de Atmósfera, Hielo y Clima del British Antártida Survey, mencionó a CNN que “este es un evento muy inusual”.
El efecto del vórtice polar se ve con más frecuencia en el hemisferio norte y su alteración puede llevar ráfagas de aire frío hacia el norte, liberando al mismo tiempo aire caliente hacia la *Antártida y elevando temperaturas regionales.
Las consecuencias a largo plazo de estos cambios podrían ser severas. Según los expertos, la mayor parte del hielo planetario está en la Antártida y su derretimiento total aumentaría el nivel del mar en más de 45 metros.
Incluso derretimientos menores, como el del “glaciar del fin del mundo”, agregarían aproximadamente 3 metros al nivel del mar, con efectos catastróficos para las comunidades costeras en todo el mundo. “Todo lo que podemos decir en esta etapa es que esperamos más temperaturas extremas altas en la Antártida bajo un clima cambiante”, afirmó Bracegirdle.
El Polo Sur, que ha mostrado una tasa de calentamiento tres veces superior a los medios globales entre 1989 y 2018, es una de las áreas más afectadas por estas olas de calor. La Antártida occidental también ha sido objeto de intensos estudios científicos debido a los posibles efectos devastadores de su colapso glacial sobre el aumento del nivel del mar.
Sin embargo, investigaciones recientes indican que la estabilidad de la Antártida oriental, ahora bajo amenaza, es igualmente preocupante. Según un estudio de 2019 en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, la pérdida de masa de hielo en la Antártida se ha incrementado en un 280% entre las décadas de 1980 y 2010.
Estas olas de calor podrían transformar el continente antártico en un lugar aún más vulnerable. CNN menciona que a mediados de agosto podría observarse la máxima intensidad de esta anomalía térmica. Amy Butler, investigadora física de la NOAA, destacó que el “vórtice polar sur se altera con mucha menos frecuencia que su homólogo norte”, lo que hace que estos fenómenos de calor extremo sean menos comunes en la Antártida.