El grupo terrorista chií libanés Hezbollah lanzó este sábado por la noche un nuevo ataque con decenas de misiles Katyusha sobre el norte de Israel. La maniobra fue “en solidaridad” con el pueblo palestino y Hamas, y en respuesta por los ataques previos de las Fuerzas de Defensa en Kfar Kela y Deir Siriane, en los que civiles resultaron heridos.
En medio de estas crecientes tensiones en la región, con ataques más frecuentes día tras día, el grupo dijo haber incluido nuevos objetivos dentro de su espectro de ataque.
“La Resistencia Islámica agregó el nuevo asentamiento de Beit Hilleil a su lista de objetivos y lo bombardeó por primera vez con decenas de cohetes”, confirmó en un comunicado.
No obstante, desde el Ejército israelí aseguraron haber interceptado la mayoría de las amenazas gracias el sistema de defensa aérea Cúpula de Hierro, mientras algunos pocos impactaron en el terreno, produciéndose incendios.
Más temprano, las Fuerzas de Defensa desplegadas en el norte de Israel habían confirmado la muerte de un miembro del grupo terrorista libanés en la zona de Bazuriya, al sur del país vecino. El combatiente fue identificado como Nazih Abed Ali, “un importante terrorista del frente sur” del grupo.
“Abed Ail estaba involucrado en la actividad terrorista del frente sur, planificando y llevando a cabo diversas actividades terroristas contra Israel”, sumaron y destacaron, por tanto, que su eliminación “representa un duro golpe” para las capacidades del enemigo, en un momento en el que la escalada de los combates parece cada vez más probable.
Este martes, Israel confirmó la baja de otro importante integrante de Hezbollah: Fuad Shukr, “el jefe militar de mayor rango” y asesor cercano del líder Hassan Nasrallah. “En una operación de asesinato selectivo, aviones de combate atacaron Beirut, mataron a Fuad Shukr ‘Sayyid Myshan’, el comandante militar de mayor rango de la organización terrorista Hezbollah, responsable de la formación estratégica de la organización”, dijo la cartera castrense.
Según agregaron, éste estuvo detrás del brutal ataque del pasado sábado sobre un campo de fútbol en Majdal Shams, en los Altos de Golán, que acabó con la muerte de 12 niños, así como del “asesinato de muchos ciudadanos israelíes y extranjeros a lo largo de los años”.
A esta situación, que desató la furia del grupo chií libanés, se sumó en los últimos días la de Irán, que lanzó amenazas contra el Estado judío luego de que Ismail Haniye, un alto mando de Hamas, muriera en una explosión en Teherán, a donde había viajado para la investidura del presidente persa. El hecho fue inmediatamente adjudicado a las tropas de Benjamin Netanyahu, quienes guardaron silencio y aún no se han pronunciado al respecto.
“No está tan lejos el día en que el régimen rebelde y racista de Israel cosechará las tormentas de ira y fuego de las naciones y gobiernos justicieros del mundo”, advirtió el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí, mientras que el líder supremo, el ayatollah Ali Khamenei, sostuvo que “vemos como nuestro deber vengar su sangre” y prometió “un castigo severo”.
Desde entonces, Israel se puso en “máxima alerta” por cualquier ofensiva que pueda lanzarse contra su territorio, aunque confiado en su capacidad de defenderse y contraatacar. “Hemos demostrado que el Estado de Israel sabe cómo hacer frente a las amenazas de forma decisiva y responder con fuerza ofensiva, mientras seguimos escuchando amenazas arrogantes de terroristas en la región”, dijo el portavoz del Ejército, Daniel Hagari.