Eslovenia condenó y expulsó del país a los espías rusos con falsa identidad argentina en el marco de un posible canje de prisioneros

Artem Viktorovic Dulcev y Ana Valerevna Dulceva se declararon culpables de los cargos de espionaje y falsificación de documentos en una audiencia secreta en el Tribunal del Distrito de Liubliana

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Los pasaportes de  Ludwig Gisch y María Rosa Mayer Muños (Infobae)
Los pasaportes de Ludwig Gisch y María Rosa Mayer Muños (Infobae)

La Justicia eslovena condenó este miércoles a un año y siete meses de prisión, así como a la expulsión del país, a dos supuestos espías rusos que serán parte de un intercambio de prisioneros entre Moscú y otros países, asegura la emisora eslovena N1.

La fuente identifica a los acusados como Artem Viktorovic Dulcev y Ana Valerevna Dulceva, quienes se declararon culpables de los cargos de espionaje y falsificación de documentos en una audiencia secreta en el Tribunal del Distrito de Liubliana.

Ambos serán parte de un intercambio de prisioneros “que se espera en las próximas horas entre Rusia, Estados Unidos, Alemania y Bielorurusia”, según informaciones de N1, que cita a fuentes anónimas, y afirma que la operación también incluye a otros países.

Además de la condena a prisión, los acusados recibieron una pena adicional que les prohíbe entrar en Eslovenia durante cinco años.

Los espías rusos, que utilizaban pasaportes argentinos falsos con los nombres Ludwig Gisch y Maria Rosa Mayer Munos, fueron detenidos en Eslovenia en diciembre de 2022 por presunto espionaje para Moscú, aunque su detención no trascendió hasta enero de 2023.

En Liubliana, la capital eslovena, tenían alquilado un local donde aparentaban dedicarse al comercio de inmuebles y antigüedades. Tras su detención, los medios locales informaron de que los agentes espiaban no solo en Eslovenia, sino también en otros países.

Maria Rosa Mayer Munos, como se hacía llamar la espía rusa con falsa identidad y documentación argentina.
Maria Rosa Mayer Munos, como se hacía llamar la espía rusa con falsa identidad y documentación argentina.

El diario esloveno Delo también indica que los acusados serán parte del intercambio de más prisioneros rusos “por ciudadanos de Estados Unidos y otros países occidentales detenidos en Rusia y Bielorrusia”. La emisora N1 recuerda que Evan Gershkovich, periodista estadounidense del diario The Wall Street Journal, fue condenado en Rusia a 16 años de prisión por acusaciones de espionaje.

También menciona el caso del ruso Vadim Krasikov, condenado en Alemania a cadena perpetua en diciembre de 2021 por el asesinato de un opositor georgiano-checheno en Berlín en 2019, bajo órdenes de los servicios secretos del Kremlin.

El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, indultó este martes al ciudadano alemán Rico Krieger, que había sido condenado a muerte en junio por terrorismo.

La historia de los espías

Una casa amarilla, con tejas rojas desgastadas y un portón marrón. Dirección: Primožičeva 35. En el jardín, una magnolia imponente. La vivienda no llama la atención. Es similar a las demás del barrio Črnuče, en los suburbios de Ljubljana, la capital de Eslovenia. En su interior, una familia tipo -madre, padre y dos hijos- y una vida corriente, no muy llamativa.

Ella, Maria Rosa Mayer Munos, dedicaba sus horas a la venta online de obras de arte. Él, Ludwig Gisch, en cambio, tenía una start up de tecnología llamada DSM&IT que se dedicaba a dar un software para organizar las casillas de correo de sus clientes. Sus pequeños llevaban una vida escolar como cualquier otro niño del vecindario, sólo que les dificultaba el idioma que aprendían rápidamente.

Habían llegado a este nuevo destino en 2017, con la ilusión y las dudas aparentes de cualquier inmigrante.

La historia que ambos repetían una y otra vez cada vez que le consultaban por qué habían elegido ese destino, era que se habían cansado de la vida insegura en la Argentina. “Las calles están difíciles allí”, contaban a sus vecinos, sin precisar mucho más. No hacía falta: con solo googlear noticias sobre América Latina, la inseguridad es uno de los temas que más relieve toman. El domicilio que tenían registrado en Argentina era O’Higgins 2191, en la Ciudad de Buenos Aires.

El diario inglés The Guardian entrevistó a una docena de vecinos. Todos tenían el mismo concepto sobre estos argentinos hablaban castellano en su hogar y algo de inglés para el resto. “Eran amables”, “agradables”. Nada que sospechar. Hasta que una tarde de los primeros días de diciembre pasado, un operativo irrumpió en la vivienda, realizó una profunda inspección y los detuvo. También secuestraron una suma importante de dinero. Los niños, ignorantes de lo que en verdad ocurría, fueron trasladados a una unidad de cuidados sociales.

Sin embargo, una información inquietante comenzó a filtrarse: ambos formaban parte de una red de espionaje del Kremlin. Rusos con pasaportes argentinos. “Fuentes de Liubliana declararon esta semana a The Guardian que ‘Maria y Ludwig’ eran en realidad espías rusos de élite conocidos como ‘ilegales’. Las detenciones se produjeron después de que Eslovenia recibiera un soplo de un servicio de inteligencia extranjero”, señala el diario británico. La sospecha de las autoridades eslovenas van más allá. Fuentes reservadas indicaron que se trataría de dos miembros del SVR, el servicio de inteligencia exterior de Rusia.

La casa en Ljubljana donde Ludwig Gisch, Maria Mayer y sus dos hijos vivían. Los padres de la familia eran espías rusos con pasaportes argentinos (Infobae)
La casa en Ljubljana donde Ludwig Gisch, Maria Mayer y sus dos hijos vivían. Los padres de la familia eran espías rusos con pasaportes argentinos (Infobae)

Habrían elegido Eslovenia por una simple razón: poca contrainteligencia y con fácil acceso -sin fronteras molestas- al resto de los países europeos. De hecho, su actividad se desarrollaba más fuera del país que en su interior. Mayer, incluso, era una constante viajera de acuerdo a sus redes sociales. Lo hacía bajo la fachada de promocionar su galería de arte y sus ventas online. La sospecha sobre sus contactos con otros espías en Europa crece. Como su esposa, Gisch usaba su trabajo también para viajar. Su pasaporte argentino, empero, tenía una particularidad: decía que había nacido en Namibia en 1984.

En febrero de 2023, cuando se conoció la noticia en primer lugar, la ministra eslovena de Asuntos Exteriores, Tanja Fajon, confirmó que los dos extranjeros acusados de espionaje y detenidos “son miembros de los servicios secretos rusos” y sospechosos de haber actuado “contra los intereses nacionales de Eslovenia”. En los últimos días agregó más información que ya resultaba obvia a estas alturas: “No eran argentinos”.

Los agentes “ilegales” son aquellos que no son informados por las embajadas, como es el caso de Mayer Gisch, quienes operaban sin vínculos visibles para Moscú. Son entrenados durante años para hacerse pasar por extranjeros y luego son enviados a otros países para penetrar en diferentes estructuras. Ni sus propios hijos, usualmente, saben que sus padres son rusos.

Una foto publicada por la cuenta de Facebook de Art Gallery 5'14 que, según las autoridades eslovenas, es de Mayer Muños.
Una foto publicada por la cuenta de Facebook de Art Gallery 5'14 que, según las autoridades eslovenas, es de Mayer Muños.

En abril de 2022, Eslovenia -miembro de la Unión Europea y de la OTAN- expulsó a 33 rusos que trabajaban en la embajada del país en Liubliana tras la invasión de Ucrania por Moscú. Otros países realizaron las mismas expulsiones de “diplomáticos” tras el sangriento ataque ordenado por Vladimir Putin.

Los sospechosos son miembros de un servicio de inteligencia extranjero, que utilizaban documentos de identidad extranjeros obtenidos ilegalmente para vivir y trabajar en Eslovenia con identidades falsas y recabar información en secreto”, indicó a los medios de prensa Drago Menegalija, portavoz de la policía eslovena.

Pero la historia no termina allí. Horas después de que fueran detenidos -con sumas de dinero que se sospecha eran utilizadas para pagar a otros agentes de espionaje-, el Kremlin se habría puesto en comunicación con las autoridades eslovenas para reconocer la nacionalidad de sus miembros e intentar impedir que se hiciera pública la detención. Sin embargo, no pudieron hacer nada.

Este miércoles fueron encontrados culpables de espionaje y puestos en un avión. Quizás formen parte de un intercambio más grande de prisioneros.

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