Cómo ser un mejor turista y viajar de manera más consciente y no sólo para tachar casilleros de una lista

En una entrevista con Infobae, Paige McClanahan, autora de The New Tourist, explica cómo podemos recorrer el mundo de forma responsable y empática, dejando atrás las prácticas del “viejo turista” que percibe los destinos únicamente como objetos de consumo y explotación

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Turistas caminan cerca del templo de Kiyomizu-dera, en Kioto (REUTERS/Issei Kato/File Photo)
Turistas caminan cerca del templo de Kiyomizu-dera, en Kioto (REUTERS/Issei Kato/File Photo)

La caminata hacia el histórico Templo Sensoji en Asakusa, Tokio, es abrumadora. Hordas de turistas se arremolinan en una procesión a veces calma y a veces caótica hacia uno de los grandes puntos turísticos de la capital nipona. Las calles bulliciosas de Shibuya y los mercados vibrantes de Ameyoko en Ueno también se encuentran desbordados de turistas extranjeros. Estos icónicos destinos, junto con los puntos de vista famosos del Monte Fuji y los templos más populares de Kioto, enfrentan una afluencia masiva de visitantes. Japón, que pasó de recibir 6,2 millones de turistas internacionales en 2011 a 31,9 millones en 2019, ha experimentado una revolución turística que tomó por sorpresa a la población.

Sólo en marzo del 2024, el país recibió casi 3,1 millones de visitantes, según datos de la Organización Nacional de Turismo de Japón, la cifra mensual más alta desde que se iniciaron los registros en 1964. Este impresionante flujo de turistas sugiere que está en camino de superar su récord del 2019.

El auge ha generado preocupaciones sobre la sobrecarga turística en ciertas áreas, en especial gracias a que el yen alcanzó mínimos históricos frente al dólar estadounidense. Pero, a pesar de la enorme cantidad de turistas que inunda sus grandes ciudades, Japón busca atraer aún más, pero más distribuidos. “Todavía hay muchos lugares poco conocidos en Japón que los turistas extranjeros no exploran. Creo que Japón tiene recursos turísticos infinitos”, aseguró Ichiro Takahashi, director de la agencia de turismo de Japón. Es que, a pesar de la flota de viajeros que desembarca a diario en el país asiático, muy pocos se mueven por fuera del circuito tradicional.

La sobrecarga turística es un fenómeno que ha generado preocupaciones significativas en varios destinos populares alrededor del mundo. Paige McClanahan es una periodista especializada en viajes y autora de The New Tourist (Scribner), un libro esencial para cualquiera que busque una comprensión más profunda de las implicaciones de su pasión por los viajes. En la obra, la autora ahonda en el aumento masivo de turistas, y cómo puede tener efectos perjudiciales tanto para los residentes locales como para el medio ambiente.

Portada de "The New Tourist", por Paige McClanahan
Portada de "The New Tourist", por Paige McClanahan

McClanahan destaca que la infraestructura de muchas ciudades no está preparada para manejar la afluencia de visitantes, lo que provoca problemas como el aumento de los precios de la vivienda, la congestión del tráfico y el deterioro de sitios naturales y culturales. En lugares icónicos como Barcelona, por ejemplo, la situación ha llevado a un creciente resentimiento entre los residentes locales. La comunidad ha comenzado a ver a los turistas no sólo como una fuente de ingresos, sino también como una carga que altera su calidad de vida. Este conflicto ha desencadenado protestas y la implementación de políticas restrictivas para intentar controlar el flujo turístico y mitigar sus impactos negativos.

En una entrevista con Infobae, McClanahan cuenta cómo el turismo moldea nuestra forma de ver el mundo, destaca verdades dolorosas, y asegura que el tipo correcto de turismo -y de turista- puede ser una poderosa fuerza para el bien.

-A principios de julio en Barcelona hubo una manifestación en la que los locales rociaron con pistolas de agua a los turistas. ¿Qué piensa sobre este tipo de manifestaciones?

-Por un lado, me entristece que cualquier residente de un destino turístico se sienta tan herido y tan molesto hasta el punto de sentirse obligado a hacer algo así. Por otro lado, si realmente están tan molestos, entonces necesitan hacer llegar el mensaje a su gobierno y a los medios de comunicación. En ese sentido, parece que han elegido un método muy efectivo. Porque lo más importante para asegurarse de que el turismo pueda operar en un lugar de manera sostenible, y de una manera que no impacte negativamente en la vida de los residentes, es que realmente haya una comunicación muy cercana entre los residentes y el gobierno. Y donde eso no funciona es donde realmente vemos que surgen problemas. Y claramente estos residentes de Barcelona sintieron que no estaban siendo escuchados. Así que tomaron algunas medidas más drásticas y más visibles públicamente. Tal vez haya sido útil. Pero sí, me entristece que alguien pueda sentirse tan desamparado en su propio hogar que se sienta obligado a hacer algo así.

-En su libro hace una distinción entre el “viejo turista” y el “nuevo turista”...

-Veo al viejo turista como alguien que es un consumidor puro, que visita un lugar sólo para marcar una casilla o para obtener una foto para su feed de Instagram, que viene a consumir y que se va sin ser transformado por la experiencia. El viejo turista es alguien que también es voluntariamente ciego a los impactos de su presencia en el lugar. Y en el otro extremo del espectro, el nuevo turista es alguien que se toma el tiempo para educarse y realmente cuestionar “¿qué significará mi presencia en este lugar para los residentes?”. Y los impactos pueden ser positivos, especialmente en términos de contribución económica, pero también pueden ser negativos. Así que necesitas tomarte tu tiempo para hacer tu tarea y entender esos impactos para poder navegar por esas sutilezas. El nuevo turista es alguien que viaja con una gran cantidad de humildad y curiosidad, y que viene con la intención de hacer conexiones humanas en el lugar y de cambiar su forma de pensar sobre algo, su perspectiva, porque eso, al final, es realmente el recuerdo más hermoso que cualquiera de nosotros puede llevarse a casa de un viaje.

A principios de julio en Barcelona hubo una manifestación en la que los locales rociaron con pistolas de agua a los turistas (REUTERS/Bruna Casas)
A principios de julio en Barcelona hubo una manifestación en la que los locales rociaron con pistolas de agua a los turistas (REUTERS/Bruna Casas)

-Siempre a fin de año se publican en grandes medios un tipo de listas como “los 20 lugares que debes visitar en 2025″. ¿Cree que son útiles para que los viajeros vayan a sitios no tan masivos o terminan haciendo más daño?

-Es un buen punto. He contribuido al New York Times, que cada año publica sus 52 lugares para ir en el año en el que estamos. Y creo que esas listas pueden ser maravillosas para presentar a los lectores destinos de viaje que podrían haber estado fuera del radar. Pero realmente espero que todos los turistas, cuando elijan sus destinos de viaje, usen esas listas como un punto de partida, y luego, antes de tomar decisiones sobre a dónde irán, se tomen un tiempo para reflexionar sobre cómo pueden elegir un destino de viaje que realmente signifique algo para ellos personalmente. Y después que hagan su investigación sobre si este lugar está listo para turistas. ¿Quieren más turistas? ¿Pueden manejar más turistas? ¿Mi presencia en este lugar tendrá la oportunidad de hacer una contribución netamente positiva? Y si es así, ¿cómo me aseguro de hacerlo? En general, diría que soy muy cautelosa con la idea de una lista, porque creo que eso sólo fomenta el tipo de enfoque de viaje de marcar casillas. Y creo que regresar a lugares a los que ya hemos ido en viajes anteriores puede ser una forma maravillosa de desarrollar una conexión más profunda y significativa con el lugar, que es realmente uno de los aspectos más beneficiosos de viajar en general.

-Entonces, en términos de cómo podemos ser más conscientes como turistas y cómo podemos asegurarnos de tener un impacto más positivo en las comunidades que visitamos, ¿qué otras estrategias podemos implementar?

-Muchos destinos turísticos están tratando de atraer lo que llaman, en el mundo de los viajes, “visitantes de alto valor”. ¿Qué es un visitante de alto valor? Es alguien que, por ejemplo, se queda en un lugar por un período significativo de tiempo. Entonces, tomemos Venecia, por ejemplo. Uno de los destinos turísticos más icónicos del mundo. Estuve en un programa de radio la semana pasada con el vicealcalde de Venecia, y él decía que Venecia quiere turistas, pero dice: no vengan como excursionistas de un día. No vengan en agosto, quédense varios días porque esto ayuda a gastar el tipo de dinero que realmente apoyará la economía local y vengan fuera de la temporada alta, y entonces tendrán una experiencia mucho más agradable de la ciudad. Y, si te quedas unos días, tendrás la oportunidad de explorar áreas menos conocidas, de entablar conversaciones con el tipo que dirige el bar al otro lado de la calle o el dueño de tu bed and breakfast. Tendrás la oportunidad de desarrollar una experiencia más rica. Y creo que realmente podemos ser visitantes de alto valor al quedarnos más tiempo en un lugar; realmente desarrollar conexiones y un vínculo emocional con este lugar para que nos sintamos invertidos en el bienestar del destino turístico y de las personas que viven allí.

-¿Cree que, en ese sentido, la industria de los cruceros contribuye a este enfoque dañino de turistas que arriban de manera masiva sin experimentar realmente un lugar?

-Sí. Creo que si pensamos en qué es un visitante de alto valor, en general es alguien que se queda mucho tiempo en un lugar. Y si estás en un crucero y sólo te bajas en una ciudad por unas horas en el medio del día, eso es casi la definición de un visitante de bajo valor para un lugar. ¿Qué vas a hacer? Tal vez compres un helado. Tal vez compres una postal. Si estás en Venecia o Barcelona, no vas a estar gastando ningún tipo de dinero que deje una marca positiva en la economía local, y tu cuerpo va a estar ocupando espacio en las calles en el momento pico del día. Y no es algo que fomente una relación profunda con el lugar si realmente sólo estás de paso. Y al mismo tiempo, tenemos todas las preocupaciones ambientales con los cruceros y la contaminación que son realmente significativas. Así que, ya sabes, creo que la industria de los cruceros merece un escrutinio muy cercano. Y cualquiera que esté pensando en ir en un crucero realmente debería tomarse su tiempo para investigar sobre la compañía con la que están pensando viajar y la forma en la que van a viajar para asegurarse de que ésta sea la elección correcta.

"Venecia quiere turistas, pero dice: no vengan como excursionistas de un día. No vengan en agosto, quédense varios días" (REUTERS/Manuel Silvestri/File Photo)
"Venecia quiere turistas, pero dice: no vengan como excursionistas de un día. No vengan en agosto, quédense varios días" (REUTERS/Manuel Silvestri/File Photo)

-Y todos están hablando de cómo la pandemia alimentó este hambre de viajar, que la gente está desesperada por tildar casilleros. ¿No cree que sin el COVID-19 esta sobreabundancia de turistas en distintos destinos igual hubiera ocurrido?

-Sí. Creo que la pandemia fue una pausa muy crítica, pero el turismo estaba creciendo de manera constante hasta la pandemia. Y luego, por supuesto, se detuvo. Y creo que durante esa pausa, muchos de nosotros nos dimos cuenta de cuánto habíamos dado por sentado el viajar. Y aprendimos a valorarlo más. Creo que aprendimos a ser un poco más reflexivos al respecto, espero. Y ahora que estamos completamente de vuelta en modo de viaje y todas las restricciones de COVID han desaparecido, creo que la gente se está dando cuenta de cuánto significa viajar para ellos y cuánto quieren volver a salir.

Unos amigos míos aquí en París tenían un viaje a Japón planeado en 2020 que tuvieron que cancelar. Y finalmente, van a ir este octubre; casi cinco años después. Pero es un viaje que significa mucho para ellos. Y finalmente van a poder hacerlo. Así que creo que eso probablemente está sucediendo en todo el mundo en este momento.

-¿Hay algún lugar al que fue y luego volvió unos años después y estaba completamente cambiado, tal vez no de una manera positiva?

-Hawaii es el lugar que más he conocido a lo largo de los años porque mi hermana vive allí desde 2003. Fui allí para Navidad de ese año y he estado allí alrededor de una docena de veces. He visto el turismo en Hawaii cambiar y las actitudes hacia el turismo también. Y tengo que decir que me sorprendió cuando estuve allí en 2018 y luego nuevamente en 2022. En 2022 estaba allí para hacer investigación para el libro. Y me sorprendió el cambio en el sentimiento. Al ser una isla en medio del Pacífico, el turismo fue cero durante la pandemia. Pasó de un año récord en 2019 a cero en la mayor parte de 2020.

Pero el cambio en la perspectiva se dio porque esa pausa les hizo darse cuenta de que realmente no extrañaron a los turistas. Permitió que los residentes de Hawaii se dieran cuenta de cuánto habían estado sacrificando por los turistas. Y cuando estuve allí en 2022, escuché de muchos residentes, incluidos algunos hawaianos nativos a quienes entrevisté para el libro, un gran escepticismo sobre el regreso de los turistas. Un hombre con quien pasé mucho tiempo fue muy enfático al decir que no quería que los turistas vinieran a Hawaii. Ahora se está debatiendo activamente y trabajando para gestionar el turismo de en el estado de una manera que realmente sea respetuosa con la comunidad hawaiana nativa. Así que es un lugar fascinante para observar.

Paige McClanahan (Alex Crétey Systermans)
Paige McClanahan (Alex Crétey Systermans)

-¿Y cómo ha cambiado su forma de viajar en los últimos años?

-Diría que voy a menos lugares, pero realmente trato de tener una interacción humana con el lugar mientras estoy allí. Fui a Marruecos en abril con mis hijas, sólo por una semana, y tuvimos tantas experiencias interactuando con marroquíes que fueron realmente profundas. Y creo que eso realmente dejó una fuerte impresión en mis hijas, que tienen ocho y diez años. Contratamos dos guías turísticos. Uno de ellos, un hombre encantador llamado Mohammed, nos invitó a su casa familiar para cenar al final de nuestro viaje. Y eso fue tan conmovedor y tan hermoso. Creo que tal vez hace 10 ó 15 años, si hubiera estado viajando sola, tal vez no habría contratado a un guía turístico local. Tal vez hubiera pensado que podría arreglármelas sola. Sé cómo organizar las cosas. Tengo mi guía, tengo mi teléfono, o tengo internet. Puedo hacerlo. Pero ahora realmente quiero contratar a un guía turístico porque sé que esto me dará la oportunidad de tener una interacción humana real con alguien que es de ese lugar. Así que creo que ahora estoy más enfocada en encontrar maneras realmente significativas de conectarme con las personas que viven en ese destino, en vez de sólo ir y ver los sitios turísticos.

-¿Cree que todavía hay una tendencia de ir a un lugar porque es “Instagram friendly” o estamos en general tratando de buscar experiencias más significativas?

-Hay muchas encuestas que muestran que las redes sociales, incluidos los posts de los influencers de viajes, pero también los posts de tus amigos y familiares, tienen un impacto profundo en nuestras decisiones de viaje. Las redes sociales han creado destinos turísticos desde cero. Un pequeño cañón remoto en Islandia donde Justin Bieber filmó un video musical se convirtió en un destino turístico después de que los visitantes comenzaran a etiquetarlo en Instagram. Así que creo que las redes sociales siguen impulsando muchas decisiones de viaje. Espero que la gente pueda usar las redes sociales como una lista de 52 lugares para visitar: como un punto de partida, como una fuente de inspiración inicial. No hay que tener miedo de recurrir a las redes sociales para inspirarte, pero realmente asegúrate de que no termine ahí: inspírate y luego investiga y reflexiona antes de reservar tu viaje. Pero sí, creo que la influencia de las redes sociales en los viajes sólo va a crecer en el futuro.

-¿Qué espera que descubran las personas al leer su libro?

-Espero que aprendan y descubran cosas junto conmigo. Y espero que juntos tengamos una experiencia de viaje que cambie nuestras perspectivas sobre el turismo y también nuestro papel como turistas. Espero que les abran un poco las mentes a las implicaciones del turismo. Y espero que se sientan inspirados para hacerse algunas preguntas a sí mismos y a sus operadores turísticos.

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