La renacionalización de los ferrocarriles en el Reino Unido y la creación de un fondo nacional de infraestructuras son dos de las medidas legislativas que pondrá en marcha el nuevo Gobierno laborista y que hoy ha desgranado el rey Carlos III en su discurso ante el Parlamento con el que se abre la legislatura, una tradición centenaria llena de pompa y ceremonia que detalla las leyes que el Ejecutivo se propone hacer en los próximos 12 meses.
El monarca abrió el periodo de sesiones en el Parlamento por segunda vez desde que asumió el trono el 8 de septiembre de 2022 y la primera con un Ejecutivo del Partido Laborista, que ganó las elecciones del 4 de julio tras 14 años de mandato conservador.
En su “Discurso del Rey”, el monarca de 75 años enunció un programa de más de 35 leyes, a aprobar en los próximos meses, que incluye también la reforma de la planificación urbanística para acelerar la construcción de vivienda e infraestructura.
A pesar de su nombre, el discurso no lo escribe el monarca como Jefe de Estado, sino el Gobierno.
Ataviado con la Corona Imperial de Estado, un traje de la Marina Real y una larga toga, Carlos pronunció las propuestas laboristas desde un trono dorado en la cámara alta de la Cámara de los Lores, tras viajar desde el palacio de Buckingham en carruaje.
El monarca dijo que “su Gobierno” actuará “en servicio del país”, con un programa legislativo “centrado en el cumplimiento de varias misiones” que tienen como base garantizar “la seguridad del Estado”, “la estabilidad económica” y “justicia para todos”.
Carlos III, acompañado de su esposa Camila en el trono de al lado, dijo a los diputados y a los pares reunidos en la Cámara de los Lores (alta) que el Ejecutivo someterá todos los presupuestos a la supervisión de la Oficina de responsabilidad presupuestaria (OBR, en inglés) para garantizar el equilibrio de las finanzas públicas. La medida busca evitar que se repita el desastroso minipresupuesto de 2022 de la ex primera ministra Liz Truss, que hundió la economía.
A fin de reforzar la gestión estatal del ferrocarril, destinada a solventar la fragmentación de la red desde su privatización en los años 90, se constituirá la entidad Great British Railway, que velará por ofrecer mejores servicios a los pasajeros.
También se propone una ley para mejorar el servicio de autobuses en las regiones así como la de Devolución (descentralización) inglesa, que transferirá poderes a los ayuntamientos para impulsar la economía local.
Además de un fondo nacional de riqueza para atraer inversión privada en infraestructuras, el Gobierno impulsará otras medidas para fomentar el crecimiento económico, al tiempo que ofrecerá “mejores condiciones para los trabajadores prohibiendo las prácticas laborales explotadoras”, incluida la prohibición de los contratos de cero horas.
También se incluyó un proyecto de ley para reforzar los derechos de los trabajadores, incluida la prohibición de los contratos de cero horas, y una mayor protección para los inquilinos, así como planes para reformar la Cámara de los Lores, no elegida, eliminando el derecho de los que tienen títulos hereditarios a sentarse en ella.
El rey señaló en el discurso que se legislará para crear una unidad de seguridad de fronteras que combata el tráfico de inmigrantes y otra para acelerar la transición a energía limpia para 2030.
El Ejecutivo, que tiene mayoría absoluta, quiere introducir asimismo un regulador para el fútbol y para la inteligencia artificial.
“Desbloquearemos el crecimiento y quitaremos los frenos a Gran Bretaña”, dijo el primer ministro, Keir Starmer, en los comentarios introductorios al Discurso del Rey.
Tras la intervención del monarca, los diputados en la Cámara de los Comunes (baja, electa) iniciarán un debate de varios días que culminará en una votación simbólica.
“Rehenes” ceremoniales
Los actos del día comenzaron cuando los guardaespaldas reales registraron ritualmente el sótano del Palacio de Westminster en busca de explosivos, herencia del intento fallido de los católicos de volar el Parlamento en 1605.
El rey recorrió el palacio de Buckingham, escoltado por caballería a caballo, camino de las Casas del Parlamento.
Un puñado de manifestantes antimonárquicos corearon “No es mi rey” en el exterior del Parlamento, mientras que la Policía Metropolitana informó de que 10 miembros del grupo activista Youth Demand habían sido detenidos bajo sospecha de conspiración para causar molestias públicas.
La tradición en la ceremonia dicta que un parlamentario sea retenido ceremonialmente como “rehén” en el palacio para garantizar el regreso seguro del rey.
A un funcionario parlamentario conocido como Black Rod se le cerró la puerta de la Cámara de los Comunes en las narices, una tradición que simboliza la independencia del Parlamento respecto a la monarquía.
A continuación, los parlamentarios siguieron a Vara Negra hasta la cámara alta, donde el rey Carlos, como jefe de Estado, pronunció el discurso ante los lores y damas vestidos de rojo y armiño, además de los miembros invitados de los Comunes elegidos.
Siguiendo la convención de que el monarca está por encima de la política, el entusiasta ecologista Carlos permaneció inexpresivo durante todo el discurso, como hizo durante el último discurso en noviembre, cuando el gobierno de Sunak anunció nuevas licencias de petróleo y gas.
“Ese es el trabajo”, dijo a la AFP Tony McNulty, ex ministro laborista y profesor de política británica en la Universidad Queen Mary de Londres, señalando sin embargo: “Probablemente haya mucho en este Discurso del Rey que él favorezca más que en el otro que tuvo que leer”.
(Con información de EFE y AFP)