Pocos esperaban que el cirujano cardíaco Masoud Pezeshkian se convirtiese en el jefe de Estado de Irán. Lo ha logrado con un mensaje de cambio y esperanza en un país donde abunda el descontento y ahora tiene la misión de cumplir sus promesas en un momento de grandes tensiones.
Cuando el ex ministro de Sanidad y parlamentario de 69 años anunció su candidatura nadie le daba demasiadas opciones y de hecho en su primer acto decepcionó a muchos con su promesa de lealtad al líder supremo de Irán, Ali Khamenei.
Su elevada edad, poco conocido, un electorado cansado de los pocos avances logrados por los reformistas en sus años de gobierno, todo estaba en su contra.
Y, sin embargo, ha ido ganando peso y adeptos con un mensaje moderado de acercamiento a Occidente, críticas al velo y miedo a los ultraconservadores.
El reformista -bloque político que busca cierta apertura- logró un 53,6 % de los votos frente al ultraconservador Saeed Jalili con un 44,3 %, en unas elecciones con una baja participación, muestra del desencanto popular en el país.
Sucederá al ultraconservador Ebrahim Raisi, quien murió en un accidente en mayo, bajo cuyo mandato aumentó la represión política y social.
Le ha ayudado que no tiene escándalos de corrupción en su contra y se ha labrado una imagen de honestidad, algo que remarcaron a EFE docenas de entrevistados durante la campaña.
Ha admitido que el presidente tiene poderes limitados por lo que hay políticas que no podría cambiar, aunque quisiera.
Su lema electoral es ‘Para Irán’, que evoca el título del himno de las protestas desatadas por Masha Amini tras ser detenida por no llevar el velo islámico en 2022, y cuyo autor Shervin Hajipour fue condenado a casi cuatro años por ello.
En sus mitines hombres y mujeres han compartido espacios, muchas chicas no usaban velo y se ha entonado “mujer, vida, libertad”, el lema de las protestas.
Se trata de una causa que el médico abrazó en su momento: “Es inaceptable que la república Islámica arreste una joven por el hiyab y devuelva su cadáver a su familia”, dijo en 2022.
Poco después, sin embargo, alertó contra protestar contra Khamenei. Es decir, no es un opositor.
Durante la campaña ha reconocido una y otra vez el hartazgo de los iraníes y ha culpado a la clase política. “La población está descontenta por nuestro comportamiento”, ha dicho, un mensaje que ha calado en cierta parte de la población.
Acercamiento a Occidente
El reformista ha insistido en que es necesario que Irán se acerque a Occidente por su propio bien, para sanar la economía y desactivar las fuertes tensiones regionales.
Una postura que ha subrayado con la participación en su campaña del ex ministro de Exteriores Mohamed Yavad Zarif, quien goza de un estatus de estrella del rock entre muchos iraníes y que negoció el acuerdo de 2015, que limitaba el programa nuclear a cambio del levantamiento de sanciones.
Todo el bloque reformista le ha apoyado con los ex presidentes Mohamed Jatamí (1997-2005) y Hasan Rohaní (2013-2021) a la cabeza, grupo político que fue vetado en las presidenciales de 2021.
Y de hecho ha presentado su hipotético gobierno como un “tercer mandato” de Jatamí, el primer presidente reformista que insufló a Irán ciertos aires de apertura, y con quien entró en política en el año 2000 como ministro de Sanidad.
Nacido en la ciudad de Mahabad, en Azerbaiyán Oriental, de padre azerí y madre kurda, no estuvo implicado en la Revolución Islámica de 1979 más allá de cierto activismo estudiantil.
En 1980 abandonó la Universidad de Medicina de Tabriz para unirse como voluntario al Ejército iraní en la guerra contra Irak, un sangriento conflicto que se extendió hasta 1988, año en que regresó a los estudios y se especializó en cirugía cardíaca.
Devoto religioso, se dedicó también a la enseñanza del Corán, además de como profesor de medicina una vez que se licenció.
Tras ejercer de ministro de Sanidad con Jatamí, regresó a la política en 2008 como parlamentario y ejerció como vicepresidente del Parlamento desde 2016 hasta 2021.
Tras sorprender en las elecciones se enfrentará como presidente a un Parlamento ultraconservador, lo que le dificultará cumplir con sus promesas electorales.
(EFE)