Cómo el malestar social y las crisis económicas han moldeado la política británica a través de los años

Los votantes británicos eligen este jueves un nuevo gobierno en una elección parlamentaria que se espera que lleve al Partido Laborista al poder en un contexto sombrío. Qué otros gobiernos de su historia reciente se desmoronaron por la inestabilidad económica

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Un hombre lleva una foto de Margaret Thatcher (REUTERS/Phil Noble/File Photo)
Un hombre lleva una foto de Margaret Thatcher (REUTERS/Phil Noble/File Photo)

Los votantes británicos eligen este jueves un nuevo gobierno en una elección parlamentaria que se espera que lleve al Partido Laborista al poder en un contexto sombrío de malestar económico, creciente desconfianza en las instituciones y un tejido social desgastado. Algo que, a lo largo de la historia del país, se ha repetido. Es que Gran Bretaña ha vivido una serie de años turbulentos que han dejado a muchos votantes pesimistas sobre el futuro de su país.

Habitualmente, en el Reino Unido los comicios generales suelen celebrarse cada cinco años. Las próximas están previstas para enero de 2025, pero el primer ministro Rishi Sunak ha convocado anticipadas principalmente por razones políticas y estratégicas. Su decisión tenía como objetivo consolidar la posición de su partido y obtener un mandato renovado en medio de los desafíos económicos y las controversias políticas en curso.

Desde que convocó las elecciones Sunak se ha esforzado por repetir un mensaje clave durante la campaña: la economía está dando un giro, la inflación ha bajado y las cosas parecen estar mejorando. Aunque se espera ampliamente que los conservadores gobernantes pierdan después de 14 años en el poder, el terrible estado de la economía, combinado con una profunda desilusión con la política y sus dirigentes entre los votantes, significa que el estado de ánimo predominante antes de las elecciones no es de entusiasmo o esperanza de cambio, incluso si gana el opositor Partido Laborista.

Gran Bretaña ha experimentado varias crisis económicas a lo largo de su historia, y muchas veces, han coincidido con elecciones generales que han definido el rumbo del país. Al igual que otros países, experimentó un doble shock económico cuando se vio afectada por el aumento de los precios, primero impulsado por problemas en la cadena de suministro durante la pandemia de coronavirus y luego por la invasión rusa de Ucrania en 2022.

Los votantes británicos eligen este jueves un nuevo gobierno en una elección parlamentaria que se espera que lleve al Partido Laborista al poder en un contexto sombrío de malestar económico (REUTERS/Maja Smiejkowska/File Photo)
Los votantes británicos eligen este jueves un nuevo gobierno en una elección parlamentaria que se espera que lleve al Partido Laborista al poder en un contexto sombrío de malestar económico (REUTERS/Maja Smiejkowska/File Photo)

La inflación en el Reino Unido alcanzó un pico del 11% a fines de 2022, la más alta que el país había visto en cuatro décadas. Para la mayoría, especialmente los trabajadores del sector público, el salario neto no logró seguir el ritmo de la espiral de precios. El Instituto de Estudios Fiscales (IFS), un importante grupo de expertos, dijo en marzo que el parlamento actual ha supervisado el peor crecimiento en los niveles de vida desde al menos 1961. Agregó que entre 2019 y 2023, el número de adultos que informaron no poder calentar adecuadamente sus hogares aumentó más del doble.

El IFS y muchos economistas han advertido que quien gane las elecciones se enfrentará a difíciles decisiones: aumentar los impuestos o recortar el gasto público porque tendrá que lidiar con una enorme carga de deuda mientras intenta sacar a Gran Bretaña del estancamiento económico. Según el Trussell Trust, que gestiona más de la mitad de todos los bancos de alimentos del Reino Unido, cada vez más personas caen en la pobreza y más recurren a los bancos de alimentos. La organización benéfica afirmó que el año pasado proporcionó 3 millones de paquetes de alimentos de emergencia a personas necesitadas (una cifra récord para la fundación), incluidas más de 300.000 personas que utilizaron un banco de alimentos por primera vez.

El primer ministro Rishi Sunak no es el primero en enfrentarse a elecciones generales en un contexto económico delicado. A lo largo de la historia, varios primeros ministros han tenido que manejar caos económicos significativos que influyeron en sus decisiones políticas y, a menudo, en sus carreras.

La economía, en el centro del descontento a través de los años

El ejemplo más reciente es el de Liz Truss (2022), quien renunció después de tan sólo 45 días en el cargo, convirtiéndose en la primera ministra con el mandato más corto en la historia del Reino Unido. Su renuncia se debió en gran parte a la inestabilidad económica que siguió a su mini-presupuesto, el cual propuso recortes de impuestos no financiados que provocaron la caída de la libra esterlina y el aumento de los costos de los préstamos.

Esto llevó a una pérdida de confianza tanto en el mercado como en su propio partido. El aumento de la pobreza y los recortes a los servicios estatales han dado lugar a quejas sobre la “Gran Bretaña rota”.

El ejemplo más reciente es el de Liz Truss (2022), quien renunció después de tan sólo 45 días en el cargo (REUTERS/Ann Wang/File Photo)
El ejemplo más reciente es el de Liz Truss (2022), quien renunció después de tan sólo 45 días en el cargo (REUTERS/Ann Wang/File Photo)

Boris Johnson (2019-2022) dimitió principalmente debido a los escándalos del partido y la pérdida de apoyo dentro de su partido. Sin embargo, su mandato también estuvo marcado por la pandemia de coronavirus, que tuvo un impacto devastador en la economía del Reino Unido. Las medidas de confinamiento y las restricciones económicas resultaron en una recesión significativa.

Su predecesora, Theresa May (2016-2019), dimitió en 2019 tras no poder conseguir un acuerdo de Brexit aceptable para el parlamento. El punto muerto del Brexit creó una gran incertidumbre económica, afectando la confianza empresarial y el crecimiento económico. En ese sentido, David Cameron (2010-2016), que renunció después del referéndum del Brexit en 2016, en el cual el Reino Unido votó a favor de salir de la Unión Europea, no lo hizo directamente por el deterioro económico, pero las incertidumbres económicas y las divisiones políticas resultantes del referéndum influyeron en su decisión.

El último laborista antes de una larga seguidilla de tories, Gordon Brown (2007-2010), había asumido su cargo en medio de la crisis financiera global de 2008. Aunque logró implementar varias medidas para estabilizar la economía, la recesión resultante afectaron gravemente su popularidad. Perdió las elecciones generales de 2010 y posteriormente renunció como líder del Partido Laborista.

Si rebobinamos un poco más, el laborista James Callaghan (1976-1979) enfrentó una grave crisis económica conocida como el “Invierno del Descontento” en 1978-1979, caracterizada por huelgas y una alta inflación. Aunque no renunció directamente por esto su gobierno fue derrotado en las elecciones de 1979, en gran parte debido a la percepción pública de su incapacidad para manejar la situación. A pesar de la derrota electoral, Callaghan permaneció como líder del Partido Laborista hasta el 15 de octubre de 1980.

Quizás el ejemplo más famoso sea el de la “Dama de Hierro”. Aunque Margaret Thatcher (1979-1990) renunció principalmente por disputas dentro de su partido sobre la dirección política y su liderazgo, el descontento con sus políticas económicas, como el polémico impuesto comunitario (conocido como poll tax), contribuyó a la pérdida de apoyo entre sus colegas conservadores, lo que finalmente llevó a su dimisión en 1990.

Aunque Margaret Thatcher (1979-1990) renunció principalmente por disputas dentro de su partido sobre la dirección política y su liderazgo, el descontento con sus políticas económicas, como el polémico impuesto comunitario contribuyó a la pérdida de apoyo (Photo by Chris Capstick/Shutterstock)
Aunque Margaret Thatcher (1979-1990) renunció principalmente por disputas dentro de su partido sobre la dirección política y su liderazgo, el descontento con sus políticas económicas, como el polémico impuesto comunitario contribuyó a la pérdida de apoyo (Photo by Chris Capstick/Shutterstock)

El gobierno de Clement Attlee (1945-1951), aunque responsable de importantes reformas sociales y la creación del Estado de bienestar, enfrentó graves desafíos económicos. El Reino Unido estaba endeudado y debilitado económicamente tras la Segunda Guerra Mundial. La necesidad de austeridad, la nacionalización de industrias clave y la devaluación de la libra en 1949 fueron medidas necesarias pero impopulares. A pesar de sus logros, la economía en dificultades llevó a una creciente insatisfacción pública, resultando en la derrota del Partido Laborista en las elecciones de 1951.

El segundo mandato de Stanley Baldwin (1923-1924, 1924-1929, 1935-1937), estuvo marcado por problemas económicos significativos. La huelga general de 1926, una respuesta a los recortes salariales y las malas condiciones laborales, paralizó el país y expuso la debilidad de su gobierno frente a las demandas de los trabajadores. La economía británica también enfrentó una lenta recuperación tras la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión, lo que afectó la popularidad de Baldwin y contribuyó a su eventual renuncia en 1937.

“Nada ha ido bien en los últimos 14 años”: los británicos giran a la izquierda

“Nada ha ido bien en los últimos 14 años”, dijo el votante londinense James Erskine, que se mostró optimista respecto del cambio. “Simplemente veo esto como un potencial cambio radical, y eso es lo que espero”.

Cientos de comunidades se vieron envueltas en reñidas contiendas en las que las lealtades partidarias tradicionales quedaron en segundo plano frente a preocupaciones más inmediatas sobre la economía, el deterioro de la infraestructura y el Servicio Nacional de Salud.

El Partido Laborista no ha acelerado el pulso con sus promesas de hacer crecer la estancada economía, invertir en infraestructura y hacer de Gran Bretaña una “superpotencia de energía limpia”. Pero tampoco ha habido ningún problema en la campaña. El partido ha obtenido el apoyo de amplios sectores de la comunidad empresarial y el respaldo de periódicos tradicionalmente conservadores, incluido el tabloide Sun, propiedad de Rupert Murdoch, que elogió a Starmer por “llevar a su partido de nuevo al centro de la política británica”.

Los conservadores han reconocido que el Partido Laborista parece encaminarse hacia la victoria.

(Con información de AP)

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