Las elecciones presidenciales anticipadas arrancaron este viernes en Irán sin un claro favorito y entre la indiferencia ciudadana por la mala situación económica y el desencanto con la República Islámica.
Unos 58.000 colegios electorales abrieron sus puertas a las 08:00 hora local (4:30 GMT) y está previsto que cierren a las 6:00 pm (14:30 pm GMT) en todo el país, donde están llamados a las urnas más de 61 millones de personas, informó la agencia Fars.
Sin un claro favorito, los iraníes decidirán entre el pragmático conservador Mohamad Baqer Qalibaf, el ultraconservador Saeed Jalili y el reformista Masoud Pezeshkian para suceder al presidente Ebrahim Raisí, quien murió en un accidente en mayo.
El presidente iraní tiene capacidad de decisión en cuestiones nacionales y en menor medida en política exterior y de seguridad en Irán, donde el líder supremo, Ali Khamenei, ejerce de jefe de Estado con bastos poderes.
Los datos de las encuestas locales apuntan a una posible segunda vuelta en una semana dado que parece que ningún candidato logrará un 50 % de los votos.
Como es tradicional, el líder supremo de Irán, Ali Khamenei, votó a primera hora ante las cámaras televisivas y llamó de nuevo a participar en los comicios.
“Es importante una alta participación y que el pueblo vote. Es una necesidad para la República Islámica”, afirmó la máxima autoridad religiosa y política del país, en un llamamiento que ha repetido en los últimos días.
Entre los votantes reina, sin embargo, el escepticismo y la apatía en medio de una economía lastrada por una inflación del 40 %, un devaluado rial y un 20 % de desempleo joven.
A ello se suma el desencanto de muchos iraníes, especialmente jóvenes, con la República Islámica ante la falta de las libertades sociales, en especial el velo islámico, un tema candente desde la muerte de Mahsa Amini en 2022 tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico, que provocó fuertes protestas contra las autoridades.
Esta apatía entre los 61 millones de votantes preocupa a la República Islámica, que otorga una gran importancia a la participación en las elecciones como muestra de su legitimidad y respaldo popular.
En las elecciones parlamentarias de marzo se registró la participación más baja en los 45 años de la República Islámica cuando solo un 41 % del electorado acudió a las urnas, mientras que en las presidenciales de 2021 votó un 48 %.
Así, Khamenei ha llamado a los iraníes a votar en las elecciones para “derrotar al enemigo” y elegir a un presidente que crea en los principios de la Revolución Islámica de 1979.
(Con información de EFE)