La policía en Kenia arrojó gases lacrimógenos el jueves para dispersar a los manifestantes que continuaban congregándose en la capital Nairobi para protestar contra un impopular proyecto económico, pese a la promesa del presidente William Ruto de que no firmará dicha iniciativa. Las protestas esta semana dejaron varias personas muertas y parte del Parlamento incendiado.
El proyecto de ley financiero ha generado una feroz resistencia por parte de los kenianos que batallan para costear sus gastos. Los manifestantes irrumpieron en el Parlamento el martes y provocaron disparos de la policía en un caos que dejó al menos 22 personas muertas.
Los manifestantes que continuaron reuniéndose el jueves dijeron que todavía no confían en Ruto a pesar de que envió el proyecto de ley nuevamente al Parlamento con la promesa de realizar recortes presupuestarios para reemplazar los nuevos impuestos a varios artículos y servicios, desde la importación de huevos hasta las transferencias bancarias.
Las protestas del jueves fueron de menor escala que las del martes, y cada intento de los manifestantes de congregarse fue repelido por la policía. El ejército también está patrullando la ciudad.
El vicepresidente Rigathi Gachagua instó el miércoles a los jóvenes manifestantes a suspender las protestas previstas y dar una oportunidad al diálogo.
El movimiento sin líderes comenzó por internet con jóvenes exigiendo que los legisladores rechazaran los aumentos de impuestos propuestos. Más tarde se transformó en llamados a la renuncia del presidente después de que se aprobó el proyecto de ley. El martes, miles de manifestantes irrumpieron en el Parlamento, quemaron partes del edificio y obligaron a los legisladores a huir. La policía abrió fuego y, según informes, al menos 22 personas murieron en el caos.
Los activistas estaban divididos sobre la agenda de las protestas del jueves. Boniface Mwangi instó a otros a marchar pacíficamente hasta la calle del Parlamento donde fueron ultimados los manifestantes para presentar sus respetos. “Invadir la Cámara de Estado no es una solución”, escribió en la red social X.
Pero Francis Gaitho, otro activista, insistió en que los jóvenes deberían marchar hacia el Congreso.
Activistas y otras personas advierten que hay más en juego que en protestas pasadas, porque Ruto prometió el martes sofocar los disturbios “a cualquier costo”.
El analista Javas Bigambo dijo a la agencia AP que el descontento se debe en parte a que los kenianos no confían en que el presidente implementará las medidas de austeridad que anunció el miércoles.
“Los kenianos todavía tienen un problema con la economía y el despilfarro en el gobierno”, afirmó.
Los empresarios de Nairobi montaban guardia el jueves delante de sus tiendas para evitar los saqueos y el vandalismo que tuvieron lugar durante las protestas del martes.
Se han bloqueado las principales carreteras que conducen a edificios gubernamentales clave, incluido el Parlamento.
Fuera de Nairobi, se han informado protestas en Mombasa, Kisumu, Migori y otras ciudades importantes.
El Fondo Monetario Internacional, que había acordado con el gobierno de Kenia las reformas que debían implementarse con el nuevo plan fiscal, dijo el miércoles que estaba preocupado por los trágicos acontecimientos en el país.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, habló el miércoles con Ruto y le agradeció por tomar medidas para reducir las tensiones.
Washington ha acogido a Ruto como un socio bienvenido y estable en África.
En mayo, Ruto viajó a Washington en la primera visita de Estado de un líder africano en 16 años. El martes, cuando estallaron las protestas, Estados Unidos designó a Kenia como su primer aliado importante fuera de la OTAN en el África subsahariana, un acto en gran medida simbólico pero que destaca su asociación en materia de seguridad. También el martes, cientos de policías kenianos se desplegaron para liderar una fuerza multinacional contra las pandillas en Haití, una iniciativa que generó el agradecimiento del presidente estadounidense Joe Biden.
(Con información de AP)