El Gobierno de Kenia ordenó este martes el despliegue del Ejército para atender la “emergencia de seguridad” causada por las protestas contra un proyecto de ley de subidas fiscales que han sacudido al país hasta el punto de provocar el asalto de manifestantes al Parlamento en Nairobi y una dura represión que dejó al menos 17 muertos.
“Las Fuerzas de Defensa de Kenia se despliegan el 25 de junio de 2024 en apoyo del Servicio de Policía Nacional”, afirmó el ministro keniano de Defensa, Aden Duale, en un breve decreto publicado en The Kenyan Gazette (Boletín Oficial del Estado).
La movilización militar se produce “en respuesta a la emergencia de seguridad causada por las protestas violentas en curso en varias partes de la República de Kenia que resultaron en destrucción y violación de infraestructura crítica”, añadió Duale.
La orden se divulgó después de que la Policía se viera superada por las manifestaciones, sobre todo en Nairobi, epicentro de unas movilizaciones sin precedentes en la historia reciente del país.
Al menos 17 personas murieron este martes en Kenia en las graves protestas contra un nuevo proyecto de ley que contempla subidas fiscales, tras una jornada de movilizaciones sin precedentes en la historia reciente del país que desembocó en el asalto al Parlamento, confirmó a la agencia EFE un plataforma integrada por una veintena de ONG.
Según detalló una fuente del Grupo de Trabajo sobre Reformas Policiales de Kenia (PRWG-Kenya), que incluye a organizaciones como Amnistía Internacional (AI), 14 de las muertes se registraron en Nairobi, donde la Policía abrió fuego al tratar de impedir sin éxito que los manifestantes accedieran al recinto del Parlamento. Asimismo, las ONG documentaron hasta el momento 86 heridos, así como 52 arrestos, de ellos al menos 43 en la capital keniana, añadió la citada fuente, que quiso mantener el anonimato.
“A pesar de las garantías dadas por el Gobierno de que se protegería y facilitaría el derecho de reunión, las protestas de hoy han degenerado en violencia. Observadores de derechos humanos y trabajadores médicos han informado de varios incidentes de violaciones de derechos humanos”, lamentó en un comunicado conjunto el PRWG-Kenya.
La plataforma aseguró también haber registrado al menos 21 “secuestros y desapariciones” de activistas en las últimas 24 horas, a manos de agentes “uniformados y no uniformados”, si bien dos de los afectados ya fueron puestos en libertad.
En un comunicado, la presidenta de Tribunal Supremo y jefa del Poder Judicial de Kenia, Martha Koome, mostró este martes su “profunda preocupación” por los secuestros, que tildó de “ataque directo al Estado de derecho, los derechos humanos y el Constitucionalismo”, y pidió que “se procese de manera legal cualquier acción criminal”.
Por su parte, el líder de la oposición y ex primer ministro de Kenia, Raila Odinga, acusó este martes al Gobierno de “desatar la fuerza bruta” contra los “hijos de Kenia” a través de una “violenta y mortal represión de jóvenes manifestantes pacíficos”.
“Las voces discrepantes están siendo silenciadas mediante la brutalidad y el asesinato”, denunció Odinga tras la represión policial desatada en el recinto del Parlamento y en sus alrededores en el centro de Nairobi.
El líder de la coalición Azimio la Umoja, principal partido de la oposición, exigió en un comunicado al Gobierno del presidente William Ruto que deje de “asesinar a los hijos de Kenia” y detenga el controvertido Proyecto de Ley de Finanzas de 2024, que contempla subir impuestos y crear otros y que ha generado una ola de protestas impulsada por jóvenes en todo el país.
“No podemos tolerar ni toleraremos ni un minuto más de esta ola de asesinatos y violencia”, añadió Odinga, quien acusó al Ejecutivo de haber suspendido la Constitución y pidió detener la tramitación de la norma. “Esta ley no es ni una emergencia ni un asunto de vida o muerte para el Gobierno y los kenianos (...). El punto de partida para poner fin a este cruel derramamiento de sangre es que el Gobierno (la) retire inmediata e incondicionalmente”, argumentó. De lo contrario, la violencia persistirá, vaticinó, y mostró su apoyo en la “lucha por la justicia y la liberación económica”.
Odinga también pidió la intervención de la Comunidad Africana Oriental (CAO), la Unión Africana (UA) y la ONU para “salvar vidas y salvar el país”.
En la tercera jornada de manifestaciones en la última semana y al grito de “¡Ruto debe irse, Ruto debe irse!”, en referencia al presidente keniano, los manifestantes, en su mayoría jóvenes, invadieron este martes el Parlamento a través del Senado (Cámara Alta), pese a la dura respuesta de la Policía, que abrió fuego para impedir el asalto.
Lo que empezó como una protesta pacífica de miles de jóvenes contra las subidas de impuestos en la capital keniana -y otras ciudades en al menos 29 de los 47 condados del país- derivó en una batalla campal entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes.
En la invasión al Parlamento, los asaltantes destrozaron mobiliario, ventanas y banderas, mientras acusaban a los políticos de “traidores”, después de que 195 diputados votaran de manera preliminar a favor del polémico Proyecto de Ley de Finanzas de 2024, frente a 106 votos en contra, si bien falta la votación final.
Con esta norma, el Gobierno pretende recaudar 2.700 millones de dólares en impuestos adicionales para reducir el déficit presupuestario y el endeudamiento estatal. Sin embargo, los manifestantes antigubernamentales sostienen que esas medidas fiscales empujan a la pobreza a la población.
El pasado martes, más de 300 personas fueron detenidas en Nairobi, mientras el jueves hubo al menos 105 arrestos en todo el país y 200 personas fueron heridas en la capital, al tiempo que murieron dos manifestantes a raíz de esas protestas (uno por el supuesto impacto de un bote de gas y otro por un disparo de la Policía).
A diferencia de las protestas antigubernamentales que históricamente ha vivido Kenia, a menudo violentas e impulsadas por líderes políticos, estas manifestaciones fueron convocadas por jóvenes de la llamada ‘generación Z’ (personas nacidas entre mediados de la década de los noventa del siglo XX y la primera década del siglo XXI) y mantenían hasta ahora un tono pacífico.
(Con información de EFE)