El presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., afirmó este domingo que su país “no instigará a la guerra” ni se “rendirá” ante ninguna potencia, después de un incidente entre barcos del archipiélago y guardacostas chinos en aguas disputadas que ha elevado la tensión con el régimen de Beijing.
“No estamos por la labor de instigar a la guerra. Nuestra ambición es proveer de una vida próspera y pacífica a los filipinos”, subrayó Marcos Jr. durante una visita a las tropas del Ejército estacionadas en Palawan, al sur del país, costa bañada por el mar Meridional, donde Manila mantiene disputas territoriales con Beijing.
“Pero, a la vez, nos mantenemos firmes. Nuestra postura pacífica no debe ser confundida con rendición”, añadió.
Las declaraciones del presidente filipino se producen después del incidente el pasado lunes en aguas adyacentes al atolón Second Thomas, en el mar Meridional y reclamado por Manila y Beijing, durante una misión de aprovisionamiento de marineros filipinos al estamento militar que Filipinas mantiene en el barco Sierra Madre, estacionado allí en parte para marcar territorio.
El Ejército filipino acusó a guardacostas chinos de cercar y abordar el barco de sus compatriotas en plena misión, provocar heridas graves en uno de sus marineros, “perforar de forma deliberada” sus botes inflables y “saquear” sus armas, divulgando videos y fotografías del incidente.
Por su parte, China denunció que se produjo una colisión entre los barcos porque la parte filipina “ignoró las repetidas advertencias chinas (...) y se aproximó de forma no profesional al barco chino”.
Las palabras de Marcos Jr. van en consonancia con el mensaje emitido por su secretario el viernes, cuando trató de calmar los ánimos afirmando que Filipinas no considera el incidente un “ataque armado”, por lo que carece de entidad para solicitar que se active el tratado de mutua defensa que mantiene con EEUU desde 1951.
“No se ha considerado (...) Fue un malentendido, un incidente”, dijo el secretario del presidente Ferdinand Marcos Jr., Lucas Bersamin, en una rueda de prensa.
A raíz del suceso, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, mantuvo una llamada telefónica la pasada semana con su par filipino, Enrique A.Manalo, en la que reiteró el “férreo compromiso” de su país con la defensa de Filipinas.
No se trata de la primera ocasión en la que buques de China y Filipinas chocan o se enfrentan en los últimos meses en esas mismas aguas, claves para el tránsito del comercio mundial y ricas en recursos.
Además del citado atolón, ambos países se disputan la soberanía sobre el arrecife Scarborough y varias islas del archipiélago de las Spratly, donde también mantienen reclamaciones Brunéi, Malasia, Vietnam y Taiwán.
Las autoridades filipinas alegan que los atolones están dentro de las 200 millas náuticas (370 kilómetros) de su zona de exclusividad económica, que según la ley internacional le da derecho a la explotación de los recursos aunque sean aguas internacionales.
Beijing alega razones históricas para reclamar casi la totalidad del mar Meridional.
Las tensiones entre China y Filipinas han aumentado desde la llegada al poder de Ferdinand Marcos Jr. en 2022, que ha reforzado su alianza militar con EEUU.
(Con información de EFE y AFP)