El presidente ruso Vladimir Putin llegó este martes a Corea del Norte, donde estuvo dos días visitando a su par y aliado Kim Jong-un. Su paso por el país fue breve -y un hito, ya que hacía 24 años que no pisaba Pyongyang- aunque suficiente para que Kim desplegara todos los recursos disponibles para homenajearlo y agasajarlo.
Sorprendentemente, las imágenes no tardaron en llegar, aunque siempre por parte de los respectivos equipos de comunicación, que retocaron todo el material y procuraron cuidar hasta los más mínimos detalles. No obstante, fue una nueva oportunidad para conocer un poco más de este país que vive bajo un hermetismo casi total y de seguir los pasos del líder del Kremlin.
Lo primero que se difundió fue el aterrizaje del avión presidencial en el Aeropuerto Internacional de Pyongyang, donde lo esperaban Kim, miembros de la dictadura y una escolta de guardias que custodiaron todo el paso de Putin por una alfombra roja.
Más entrado el día, los mandatarios se mostraron en la plaza Kim Il Sung, nombre del abuelo del actual líder y fundador de la nación, donde también desfilaron por una alfombra roja y disfrutaron del baile de un grupo de niños con globos de colores vibrantes. A continuación, pasearon en un clásico Aurus descapotable y, a su término, tuvo lugar un desfile militar entre banderas con los colores rusos y tradicionales bailes norcoreanos, en un inusual clima de festejo.
Entre las decoraciones destacaba, además, una foto de Putin colgada junto a una de Kim frente a las escalinatas de esta plaza, rodeadas por más banderas y guirnaldas.
En la plaza había un grupo reducido de norcoreanos, con flores y fotos, bajo una estricta vigilancia: sus perfiles habían sido meticulosamente analizados por las autoridades previo al evento y no podían incumplir con el código de conducta establecido.
Putin y Kim también se dieron el gusto de conducir ellos mismos la lujosa nave que el ruso obsequió a su par a mediados de febrero. Se cree que sería un Aurus Senat, una limusina de 6,6 metros de largo y 6 toneladas de peso por sus blindajes. Es a prueba de bombas y balas, cuenta con pantallas y cámaras para ver el exterior y cuenta con una salida de emergencia secreta en la parte trasera.
Es inusual ver a mandatarios conducir ellos mismos los vehículos en los que viajan por una cuestión protocolaria y de seguridad, aunque este no fue el caso. Inclusive, KCNA -la agencia estatal de noticias norcoreana- difundió una foto de Putin al volante, riendo con Kim completamente distendido.
Una vez de vuelta en la Casa de Huéspedes del Estado de Kumsusan, en la capital, conversaron en el jardín, alimentaron caballos y saludaron a unos perros Pungsan.
Por último, la visita no podía concluir sin una cena de Estado y un concierto de gala, en la que el líder de la RDC coronó el viaje con el obsequio de un busto con la cara del ruso.
(Con información de AP)