La Fiscalía Regional de Kherson, en Ucrania, informó este jueves que un ataque ruso en la ciudad de Toarivka, en el margen occidental del río Dniéper, dejó a un hombre de 40 años muerto. Esta ofensiva se sumó a las tantas que el Kremlin ha ordenado en las últimas semanas sobre zonas residenciales ucranianas, que el presidente Volodimir Zelensky repudió.
La víspera, las Fuerzas Armadas enemigas lanzaron otro bombardeo, esta vez sobre la ciudad natal del Presidente, Krivi Rig, aunque fue de mayor magnitud, dejando un balance de nueve muertos, 29 heridos y cuatro desaparecidos. Cinco de las víctimas no fatales eran niños, indicó el ministro del Interior, Igor Klimenko.
En un intento por seguir asistiendo a Kiev y permitir que fortalezca sus capacidades para hacer frente a estas ofensas, el G7 dio inicio este jueves a su cumbre en Italia, cuya agenda está centrada en la ayuda al país.
En este primer día, el Reino Unido anunció un nuevo paquete de 287 millones de euros, que estarán destinados a las necesidades humanitarias y energéticas del país, que son los principales afectados por los ataques enemigos. “Debemos ser decisivos y creativos en nuestros esfuerzos por apoyar a Ucrania y poner fin a la guerra ilegal de Putin en este momento crítico. El Reino Unido sigue a la vanguardia de la respuesta internacional, como lo hemos estado desde el principio”, dijo el primer ministro, Rishi Sunak.
A la par, Ucrania y Japón alcanzaron un acuerdo de seguridad por 10 años, junto con el envío de USD 4.500 millones, que se sumaron al pacto entre Zelensky y Joe Biden, también por una década, es decir, mucho más allá de la voluntad del mandatario que asuma la conducción del país en noviembre.
“Estados Unidos está enviando hoy una poderosa señal de nuestro fuerte apoyo a Ucrania, ahora y en el futuro”, indicó en un comunicado la Casa Blanca.
Sin embargo, el anuncio más esperado fue el del acuerdo por un préstamo de 46.000 millones de euros, que lleva meses debatiéndose entre los líderes del Grupo y había creado gran expectativa. El dinero será extraído de los intereses generados de los activos del Banco Central ruso, que están congelados en cuentas de Occidente desde febrero de 2022, como sanción por la agresión bélica.
“Tenemos un acuerdo político al más alto nivel para este pacto. Y son USD 50.000 millones este año que se destinarán a Ucrania”, dijo una fuente cercana a las negociaciones.
Washington anunció que será el máximo contribuyente ya que podrá desembolsar el dinero en los próximos meses, conforme a legislaciones internas, aunque el resto de los socios podrán contribuir al fondo “Préstamos de Aceleración Extraordinaria de Ingresos (EPA) para Ucrania” cuando sus regulaciones se lo permitan.
La idea del préstamo apunta a garantizar que Rusia pague por los daños ocasionados a Ucrania, ya sea de forma voluntaria al final de la guerra o por medio de los beneficios de sus activos.
El Kremlin advirtió que este paso “no conducirá a Occidente a nada bueno” ya que se trata de una “iniciativa ilegal, vinculada a los intentos de inflar de dinero al régimen de Kiev a costa de otros, amenaza con desequilibrar por completo el sistema financiero y crear crisis cataclísmicas”. “Las inevitables medidas de represalia serán extremadamente dolorosas para Bruselas”, indicó a continuación.
(Con información de Europa Press)