En medio de un aumento en la esperanza de vida mundial y una disminución en la fertilidad, el Foro Económico Mundial (FEM) ha presentado los nuevos Principios de la Economía de la Longevidad. Estos principios surgen como respuesta esencial a los cambios demográficos y buscan preparar a los países y empresas para aprovechar las oportunidades de una nueva era de longevidad y reequilibrio generacional.
Entre las áreas clave que abordan estos principios se encuentran la resiliencia financiera, el envejecimiento saludable y la inclusión social. La líder del Foro sobre Economía de la Longevidad, Haleh Nazeri, destaca que existe una doble perspectiva para abordar la economía de la longevidad: manejarla como un desastre o aprovecharla como una oportunidad. “Esta mayor esperanza de vida nos brinda la oportunidad de mejorar e innovar la forma en que hemos estado manejando las cosas durante el último siglo”, señala Nazeri.
La economía de la longevidad ya está impactando la estructura de los sistemas de jubilación y pensiones, así como las formas de trabajo y pensamiento sobre la salud. Martine Ferland, exdirectora ejecutiva de Mercer, una firma consultora estadounidense, enfatiza la necesidad de que las organizaciones se transformen para respaldar una fuerza laboral dinámica y multigeneracional. “Liberar el potencial de esta transformación demográfica es una forma integral para que los empleadores puedan apoyar un futuro más saludable, más productivo y vibrante para nuestras economías y sociedades”, sostiene Ferland.
Los principios
- Fomentar la resiliencia financiera: establecer redes de seguridad social y productos financieros innovadores para ayudar a las personas a superar desafíos financieros imprevistos. Eso requiere colaboración entre las políticas públicas y las innovaciones del sector privado. Martine Ferland, ex directora ejecutiva de Mercer, afirma: “La economía de la longevidad ya está aquí, y las organizaciones interesadas en mantenerse a la vanguardia de este cambio demográfico necesitarán transformarse para respaldar una fuerza laboral dinámica y multigeneracional”.
- Incorporar la alfabetización financiera: garantizar el acceso universal a la educación financiera para que las personas puedan tomar decisiones informadas que mejoren su seguridad económica y bienestar general. Un ejemplo de ello es el programa nacional MoneySense de Singapur, iniciado en 2003, que ayuda a las personas a “administrar bien su dinero”.
- Priorizar la prevención para un envejecimiento saludable: cambiar el enfoque de la atención sanitaria hacia la prevención y garantizar el acceso equitativo a servicios médicos. Promover el mantenimiento de la salud por encima del tratamiento de las enfermedades puede asegurar que las personas no solo vivan más tiempo, sino que también disfruten de una mejor calidad de vida. Roy Gori, director ejecutivo de Manulife, resalta: “Sabemos que las personas viven más tiempo, pero no de manera más saludable”.
- Desarrollar empleos y habilidades para toda la vida: facilitar el trabajo más allá de la edad de jubilación y promover el aprendizaje continuo para una fuerza laboral multigeneracional. Muchas personas de 55 años o más desean seguir trabajando, pero enfrentan barreras para encontrar oportunidades. Las empresas deberán adaptar las estructuras laborales y los sistemas educativos.
- Diseñar en conexión social y propósito: fomentar entornos que promuevan las conexiones sociales y un sentido de propósito, vitales para la salud física y mental. Marco La Marca, miembro del Gabinete de la Comisión Europea, insiste: “La necesidad de crear una sociedad donde todos, independientemente de su edad, puedan prosperar y disfrutar de los beneficios del cambio demográfico”.
- Abordar las desigualdades en la longevidad: actuar para reducir las disparidades en el envejecimiento relacionadas con género, raza o clase social. El FEM aboga por acciones específicas para garantizar que todas las personas puedan disfrutar de los avances en longevidad.
Los seis principios han obtenido el apoyo de organizaciones líderes del sector público y privado. Más de 35 instituciones, como Mercer, Manulife, BlackRock y la Comisión Europea, están tomando medidas concretas basadas en estos principios para diseñar productos financieros innovadores y propuestas de valor inclusivas para empleados.
“Ayudar a las personas a ser financieramente resilientes durante una vida más larga requerirá un esfuerzo de colaboración del sector público, el sector privado y la sociedad civil”, concluye. Los Principios de la Economía de la Longevidad del FEM proporcionan una hoja de ruta para navegar esta nueva realidad, fomentando la resiliencia financiera, promoviendo el envejecimiento saludable y abordando las desigualdades estructurales para construir un futuro en el que una vida más larga sea sinónimo de una vida mejor.