Mientras las tropas rusas continúan sus atrocidades en suelo ucraniano, Vladimir Putin eleva al máximo las alertas ya no sólo en Europa, sino en todo el mundo. La semana pasada el jefe del Kremlin dijo que Rusia podría enviar misiles de largo alcance a otros países y volvió a amenazar con el uso de un arma nuclear. Horas más tarde, Cuba anunció que buques de guerra rusos llegarán a La Habana la próxima semana. Esta maniobra de Moscú suscitó rápidamente comparaciones con la Crisis de los Misiles de 1962 que casi dejó al borde de un conflicto atómico al planeta.
En este contexto de creciente tensión, Estados Unidos y el Reino Unido acusaron a Putin de acercar a Occidente a su más peligrosa escalada nuclear desde aquella crisis.
Los buques rusos llegarán bajo el pretexto de realizar ejercicios navales conjuntos con la marina cubana, una acción que según expertos imita movimientos históricos que en su tiempo dispararon alarmas a nivel global. Especialistas en seguridad han expresado su inquietud por las posibles implicaciones de esta llegada en la estabilidad de la región y las relaciones entre Washington y Moscú.
El jueves pasado Joe Biden dejó en claro que sigue de cerca los pasos de Putin y cómo podría reaccionar a medida que el ejército de Ucrania logra avances contra los invasores rusos.
“Por primera vez desde la Crisis de los Misiles en Cuba, tenemos una amenaza directa con el uso de armas nucleares, si de hecho las cosas continúan por el camino en que han avanzado”, aseguró el mandatario en un acto de campaña en Nueva York. Y agregó: “No hemos enfrentado la perspectiva del Armagedón desde Kennedy y la Crisis de los Misiles en Cuba”.
Según el presidente de Estados Unidos, Putin “no está bromeando cuando habla sobre el uso potencial de armas nucleares tácticas o armas biológicas o químicas, porque su ejército, se podría decir, tiene significativos malos resultados”.
“No creo que exista tal cosa como la capacidad de (usar) fácilmente un arma nuclear táctica y no terminar en Armagedón”, añadió.
A principios de mayo, antes de las recientes amenazas de Putin y del despliegue de buques hacia Cuba, el primer ministro británico Rishi Sunak ya había advertido que Putin acercó a Occidente a la más peligrosa escalada nuclear desde la Crisis de los Misiles. “La imprudencia de Putin nos ha acercado más a una peligrosa escalada nuclear que en cualquier otro momento desde la Crisis de los Misiles cubanos”.
En declaraciones a medios locales, el régimen cubano afirmó que la visita de los buques rusos es parte de un acuerdo de cooperación militar previamente establecido y no representa una amenaza para la seguridad regional. Los barcos que componen el destacamento naval ruso son, según el comunicado de las autoridades cubanas, la fragata Gorshkov, el submarino de propulsión nuclear Kazan, el buque petrolero de la flota Pashin y el remolcador de salvamento Nikolai Chiker.
Sin embargo, países vecinos y organismos internacionales siguen observando de cerca la situación, conscientes del impacto histórico que tuvo la presencia militar extranjera en la isla.
Frente a la creciente amenaza rusa, los seis países de la OTAN limítrofes con Rusia (Noruega, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania y Polonia) acordaron el mes pasado crear un “muro de drones” que permitirá proteger de provocaciones en sus fronteras con la ayuda de vehículos aéreos no tripulados.
“Se trata de algo completamente nuevo: una frontera de drones desde Noruega hasta Polonia, cuyo objetivo sería proteger nuestra frontera con la ayuda de drones y otras tecnologías”, explicó la ministra del Interior de Lituania, Agnè Bilotaitè.
Para el llamado “muro de drones”, los estados participantes utilizarían drones para vigilar la sección fronteriza, así como sistemas antidrones que detendrían los drones utilizados para el contrabando y las provocaciones de países hostiles, como puede ser Rusia o Bielorrusia.
Bielorrusia, principal aliado de Moscú, también es foco de preocupación en este contexto de creciente preocupación. En una medida que ha resonado fuertemente a nivel internacional, en marzo pasado las tropas rusas trasladaron armas nucleares tácticas a suelo bielorruso, situando estos peligrosos arsenales significativamente más cerca del territorio de la OTAN. Este despliegue, confirmado por altos funcionarios occidentales a Foreign Policy, se interpreta como una señal política clara de Putin, ampliando la amenaza militar hacia la alianza en medio del prolongado conflicto en Ucrania.
El mundo ha estado bajo la sombra nuclear desde que Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022. Putin no ha eliminado la posibilidad de utilizar armas nucleares tácticas de bajo rendimiento, contemplando esta opción ante los contratiempos en el campo de batalla. Esta amenaza creció en los últimos días tras la autorización a Kiev para utilizar armas occidentales en territorio ruso. Al respecto, Putin advirtió a Alemania que el uso de sus armas por Ucrania para atacar objetivos en Rusia supondría un “paso peligroso”.
Crisis de los Misiles, el evento que casi lleva a una guerra nuclear
El 16 de octubre de 1962 comenzó lo que se conoció como la “Crisis de los Misiles” entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Durante 13 días de octubre, el mundo estuvo al borde de un conflicto nuclear debido a la instalación de misiles soviéticos en Cuba, apuntando a suelo norteamericano.
Esa situación crítica finalizó el 29 de octubre tras un acuerdo en el que la URSS retiró sus misiles y Washington hizo lo mismo con sus misiles en Turquía.
La instalación de misiles en Cuba, bajo el régimen de Fidel Castro, fue una respuesta a la fracasada invasión de Playa Girón en abril de 1961, realizada por fuerzas anticastristas con apoyo estadounidense. Según la CIA, los misiles inicialmente identificados como SAM (Surface-to-Air Missile) resultaron ser MRBM (Medium-Range Ballistic Missile), capaces de portar ojivas nucleares y llegar hasta tres mil kilómetros.
El descubrimiento de los misiles en Cuba se inició en agosto de 1962 mediante aviones espías U-2. Estos vuelos revelaron la existencia de misiles y otras instalaciones sospechosas. El 14 de octubre de 1962, un vuelo confirmó la presencia de los MRBM, lo que llevó a una serie de reuniones de emergencia en la Casa Blanca.
Durante las siguientes semanas, se barajaron varias opciones: desde la invasión de Cuba hasta un ataque aéreo masivo. La administración de John F. Kennedy finalmente se inclinó por un bloqueo naval para evitar la llegada de nuevas armas a Cuba, una medida que escaló la tensión entre las dos superpotencias.
El 27 de octubre, la crisis alcanzó su punto más crítico cuando un U-2 estadounidense fue derribado sobre Cuba. En un movimiento arriesgado, Kennedy decidió responder solo a una de las dos cartas enviadas por el primer ministro soviético, Nikita Khruschev, en la cual ofrecía retirar los misiles a cambio de la promesa de no invadir Cuba.
El riesgo de confrontación directa era palpable. Al escalar la crisis, ambas superpotencias buscaron una solución diplomática para evitar el desastre. La intervención del ex embajador Llewellyn Thompson y negociaciones secretas finalmente llevaron a Khrushev a acceder a desmantelar los misiles en Cuba a cambio de la promesa de Kennedy de no invadir la isla. Además, Estados Unidos. prometió retirar los misiles Júpiter de Turquía de manera secreta.
La Crisis de los Misiles marcó un punto álgido en la Guerra Fría, que continuó hasta 1991 con la disolución de la URSS. El desenlace de la crisis, por su parte, tuvo consecuencias importantes: Kennedy fue asesinado poco más de un año después y Khruschev fue destituido dos años más tarde. Sin embargo, el acuerdo logrado durante aquellos críticos 13 días permaneció y evitó una guerra nuclear a nivel global.