La oficina de la ONU para los Derechos Humanos condenó el uso del castigo corporal contra personas detenidas en Afganistán y llamó a los talibanes a cesar “inmediatamente” este tipo de prácticas, después de que 63 personas fuesen azotadas en un estadio del norte del país por delitos morales o abandono del hogar, entre otros crímenes.
Estas personas recibieron entre 15 y 39 latigazos en público antes de regresar a prisión para terminar de cumplir sus penas, en presencia de “cientos” de ciudadanos y de representantes del régimen, explicó en un comunicado el portavoz de la citada oficina de Naciones Unidas, Jeremy Laurence.
“El castigo corporal es una clara violación de las leyes internacionales de Derechos Humanos”, denunció Laurence, que subrayó que “todas las personas tienen derecho a ser tratadas con respeto por su inherentes dignidad humana e igualdad”.
Además, señaló que las mujeres reprendidas en público por supuestos delitos morales pueden ser también víctimas de violencia por parte de sus familias y comunidades.
La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) también condenó este miércoles la flagelación pública de más de 60 personas, entre ellas 14 mujeres, a manos de los talibanes en la provincia septentrional de Sari Pul.
El Tribunal Supremo talibán confirmó en un comunicado la flagelación pública de 63 personas acusadas de delitos como sodomía, robo y relaciones inmorales.
Los talibanes, a pesar de las promesas iniciales de un gobierno más moderado, comenzaron a aplicar severos castigos en público -ejecuciones, flagelaciones y lapidaciones- poco después de volver al poder en 2021. Los castigos son similares a los aplicados durante el anterior gobierno talibán, a finales de la década de 1990.
Según declaraciones separadas del Tribunal Supremo, un hombre y una mujer condenados por adulterio y por intentar huir de su casa fueron azotados el miércoles en la provincia septentrional de Panjsher.
A principios de año, los talibanes ejecutaron públicamente a un hombre condenado por asesinato ante miles de espectadores en un estadio de la provincia septentrional de Jawzjan. El hermano del hombre asesinado disparó al condenado cinco veces con un rifle. Fue la quinta ejecución pública desde que los talibanes tomaron el poder en agosto de 2021, cuando las tropas estadounidenses y de la OTAN se encontraban en las últimas semanas de su retirada del país tras dos décadas de guerra.
(Con información de EuropaPress y AP)