La India concluyó este sábado la última fase de las elecciones generales, las más largas y concurridas del mundo, tras la votación en ocho regiones, incluida la circunscripción que elige al primer ministro, Narendra Modi.
“Mientras la séptima fase de votaciones en las elecciones generales de 2024 concluye, la Comisión (Electoral) da las gracias a todas las partes interesadas”, dijo en su página de X el órgano encargado de supervisar los comicios.
Según datos de la Comisión Electoral, la participación a las 15.00 hora local (9.30 GMT) se situó en el 49,68 %.
Para la última fase estaban convocados más de 100 millones de electores, entre ellos 52,4 millones de hombres; 48,2 millones de mujeres, 3.574 electores del tercer género.
En el centro de la ciudad sagrada de Benarés, del estado de Uttar Pradesh, el distrito electoral por el que se mide el actual primer ministro, a la hora del comienzo de las votaciones los colegios estaban repletos de electores que acuden en grupo a participar.
En el templo hindú Vishvanath de Benarés, donde se sitúa uno de los más de diez colegios de la ciudad milenaria, cientos de personas permanecían en la cola incluso antes del comienzo de las votaciones.
“La Comisión Electoral ha hecho un muy buen trabajo, ahora solamente nos resta aguardar los resultados con paciencia, pero para nosotros fue un proceso bastante rápido, porque nuestra vida seguía mientras otros estados votaban. Hoy es nuestro gran día”, dijo un elector identificado como Mahesh Purohit, tras depositar su voto.
Estas elecciones han estado marcadas por la altas temperaturas en las regiones del norte, incluido Uttar Pradesh, con temperaturas que rozan los 50 grados celcius, lo que ha requerido de arreglos especiales, la instalación de ventiladores, espacios de sombra o la distribución de bebidas hidratantes para las personas que esperan en las colas.
Esto ha sido una preocupación de la ECI por el impacto que pueda tener sobre la participación en general, que en las seis primeras fases ha estado por debajo del 70 % promedio.
Las elecciones generales de siete fases de la India para 543 escaños del Lok Sabha, la Cámara Baja del Parlamento, comenzaron el 19 de abril, lo que marcó el ejercicio democrático más grande jamás realizado en el mundo, con casi 969 millones de votantes registrados.
Modi ya condujo a su formación a dos amplias victorias en las elecciones de 2014 y 2019, debidas en parte a su popularidad entre los fieles hindúes que él no deja de cultivar.
Este año, en un acto con aires de lanzamiento de campaña electoral, presidió la inauguración de un gran templo dedicado a Rama en la ciudad de Ayodhya, levantado sobre las cenizas de una mezquita centenaria arrasada por radicales hindúes en 1992.
Estas políticas generan incomodidad e incluso miedo a la comunidad musulmana, una minoría de más de 200 millones de personas a las que Modi ha tachado de “infiltrados” durante la campaña.
También ha acusado a la amplia coalición de más de veinte partidos opositores que le enfrenta de querer redistribuir el dinero de los indios solo entre los ciudadanos musulmanes.
Los analistas prevén un claro triunfo de Modi ante esta alianza opositora que ni siquiera ha conseguido acordar un candidato para el cargo de primer ministro.
Además, su campaña se ha visto perturbada por distintas causas penales contra algunos de sus líderes y una investigación fiscal que congeló las cuentas del principal partido opositor en India, el Congreso Nacional Indio.
La popularidad de Modi también responde al estatus diplomático y económico en el que India se ha situado bajo su mandato, convirtiéndose en la quinta mayor economía mundial en 2022 por delante de Reino Unido.
En vísperas de la última jornada de votación, el Ministerio de Estadística anunció un crecimiento del 8,2% del producto interior bruto en el último año fiscal, que terminó el 31 de marzo.
(Con información de EFE y AFP)