Una muerte, decenas de heridos y destrozos varios dentro de las cabinas de aviones que volaban sin aparentes inconvenientes han sacudido a la industria aeronáutica en las últimas semanas, lo que ha motivado a las compañías a tratar de llevar tranquilidad a sus usuarios. Si bien el principal consejo sigue siendo el uso permanente del cinturón de seguridad mientras el vuelo está en curso, buscan dar un paso más allá para reducir la gravedad de los incidentes.
Emirates es una de las aerolíneas de larga distancia más grandes del mundo y ahora se unirá a la plataforma de intercambio de información de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo que ayuda a los pilotos a volar en áreas turbulentas. La empresa dijo que proporcionará a los pilotos la última versión de un sistema de navegación móvil fabricado por la alemana Deutsche Lufthansa AG.
La aerolínea insignia de Dubái está equipando 140 aviones con un software que comparte automáticamente informes de turbulencias entre todas las aerolíneas que contribuyen a la plataforma. Todos los aviones nuevos que se unan a la flota de Emirates, incluidos el Airbus SE A350 y el Boeing Co. 787 Dreamliner, participarán, dijo la aerolínea el jueves en un comunicado.
Las aerolíneas están luchando por encontrar la manera de minimizar las turbulencias en los vuelos después de dos eventos extremos la semana pasada.
Un brusco descenso
Un vuelo de Singapore Airlines procedente de Londres que iba rumbo a Singapur se vio obligado a realizar un aterrizaje de emergencia en Bangkok tras sufrir una repentina corriente ascendente. En el accidente un hombre murió y decenas resultaron heridos.
Conforme al portal FlightRadar, que registra los vuelos en todo el mundo, el aparato, un Boeing 777-300 ER, sufrió una brusca pérdida de altitud durante 4 minutos por la que descendió desde los 37.000 a los 31.000 pies (de 11.200 metros a 9.400 metros), cuando aparentemente logró estabilizarse.
Más tarde, el análisis de las cajas negras del aparato reveló que una pérdida gravitacional de 4,6 segundos de duración provocó una caída repentina de 54 metros, lo que generó múltiples inconvenientes dentro de la cabina. Uno de ellos fue la trágica muerte de un pasajero -se presume que sufrió un infarto producto del hecho-, otras personas tuvieron lesiones de leves a graves -aún hay unos 20 heridos que esperan someterse a cirugías de columna en Bangkok- y el interior del aparato quedó con múltiples roturas de todo tipo, además de objetos esparcidos por el suelo.
Una vez el avión recuperó la estabilidad, los tripulantes procedieron a hacer un recuento de heridos. “Al confirmarse que había varios críticos, el piloto anunció el aterrizaje de emergencia”, que tuvo lugar en el aeropuerto de Suvarnabhumi en Tailandia.
Turbulencia sobre Turquía
Unos días más tarde, un avión de Qatar Airways enfrentó problemas similares sobre Turquía, dejando 12 personas heridas, seis pasajeros y seis miembros de la tripulación, pero solo ocho necesitaron ingresar en un centro médico al final del trayecto.
El portavoz indicó que el Boeing 787-9 aterrizó a tiempo y de forma segura en el aeropuerto de Dublín, cuando ya les esperaban los servicios de emergencia.
”Todos los pasajeros fueron evaluados por lesiones antes de desembarcar del avión. Posteriormente, ocho pasajeros fueron trasladados al hospital”, dijo.
En un comunicado, Qatar Airways explicó por su parte que “un pequeño número de pasajeros y tripulantes sufrieron heridas leves durante el vuelo y están recibiendo atención médica”. “El asunto se someterá a una investigación interna”, agregó.
(con información de agencias)