Francia, Alemania y el Reino Unido distribuyeron en las últimas horas el borrador de un proyecto contra el programa nuclear de Irán que buscarán se convierta en resolución durante la próxima reunión del consejo del OIEA, la semana entrante. El texto será evaluado por los 35 países que conforman la Junta del organismo de control nuclear de la ONU.
Según diplomáticos cercanos a la iniciativa, la resolución se centra en la investigación sobre el programa nuclear del régimen persa, que ha conseguido importantes y peligrosos avances en los últimos años, y busca específicamente que el jefe del OIEA, Rafael Grossi, presente un “informe exhaustivo” sobre las actividades que se llevan a cabo en el país, inclusive más amplio que los que suele elaborar cada trimestre.
El texto no plantea remitir la propuesta al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sino que se limita a este ámbito.
La idea presentada por el E3, los principales socios europeos de Estados Unidos, no cuenta -sin embargo- con el respaldo de la Casa Blanca, que teme que una resolución que presione más a Teherán en esta materia podría desencadenar una escalada en la región y repercutir, a su vez, en las elecciones presidenciales que Washington celebrará en noviembre.
En su lugar, han optado por pedir a las autoridades que “reduzcan todas, y no sólo algunas, de sus reservas al 60%, y detengan por completo toda la producción” de este material ya que dichas acciones “son contrarias al comportamiento de todos los Estados no poseedores de armas nucleares que son parte del Tratado de No Proliferación”.
“Estamos presionando a los estadounidenses pero siguen pensando que no hay que hacer nada para agravar la situación con Irán. Eso no ha conseguido nada hasta ahora y creemos que debemos mantenernos firmes en este momento”, comentó al respecto uno de los funcionarios europeos familiarizado con el proyecto a debatirse.
La última resolución que el Consejo de Administración del OIEA aprobó contra Irán fue hace 18 meses y, en ella, se le exigía que cooperara urgentemente con la investigación que los expertos tenían en curso por partículas de uranio halladas en tres emplazamientos no declarados.
Teherán siempre ha negado estas acusaciones y asegura no tener voluntad de fabricar una bomba atómica, a pesar de que el uranio del que dispone casi le permite hacerlo, y accedió a recibir a Grossi a principios de mayo. Entonces, se plantearon una serie de medidas prácticas y concretas para restaurar la confianza y aumentar la transparencia entre las partes aunque ello no ha ocurrido ya que, por ejemplo, no se levantó aún la prohibición de ingreso de los inspectores para monitorear las centrales.
También, pocos días después de esta visita, uno de los principales asesores del ayatollah Ali Khamenei dijo que “no tenemos ninguna decisión de construir una bomba nuclear pero si la existencia de Irán se ve amenazada, no habrá otra opción que cambiar nuestra doctrina militar”.
En línea con ello, este lunes, el OIEA advirtió nuevamente del alto nivel de reservas de uranio enriquecido del país, que representa un riesgo para toda la comunidad internacional. Según el último informe, el régimen persa tiene ya 142,1 kilogramos de uranio enriquecido al 60 por ciento, lo que refleja un aumento de 20,6 kilogramos desde el pasado informe en febrero, y expone la falta de voluntad del régimen de cooperar con la ONU.
Este material a dicho nivel está tan solo a un pequeño paso técnico de alcanzar el 90% requerido para armamento nuclear.
(Con información de Reuters)