El director de cine Mohammad Rasoulof realizó una caminata “agotadora y extremadamente peligrosa” a través de una zona fronteriza montañosa para evitar ser encarcelado en Irán por cargos de “seguridad nacional”, narró el propio cineasta al periódico británico The Guardian.
Rasoulof dijo el pasado lunes que huyó de Irán después de que un tribunal lo condenara a ocho años de cárcel, de los cuales cinco debían cumplirse por su nueva película, “The seed of the sacred fig” (“La semilla del higo sagrado”).
El destacado cineasta iraní, a menudo blanco de las autoridades del país, dijo en una entrevista publicada este viernes en el citado medio que había encontrado refugio en Alemania y tenía la esperanza de poder asistir al estreno de su película en Cannes.
El film cuenta la historia de las luchas de un juez en medio del malestar político en Teherán.
Rasoulof dijo al periódico británico que “no tuvo más remedio” que irse, aunque espera regresar a casa “muy pronto”.
“Mi misión es poder transmitir las narrativas de lo que está sucediendo en Irán y la situación en la que estamos atrapados como iraníes”, dijo Rasoulof; al tiempo que resaltó: “Esto es algo que no puedo hacer en prisión. Tengo en mente la idea de volver pronto, pero creo que ese es el caso de todos los iraníes que han abandonado el país”.
Rasoulof ya cumplió dos condenas en cárceles iraníes por películas anteriores y le retiraron el pasaporte en 2017.
Habiendo decidido irse, manifestó que cortó todas las comunicaciones a través de teléfonos móviles y computadoras; y se dirigió a pie por una ruta secreta hasta un cruce fronterizo. “Fue una caminata de varias horas, agotadora y extremadamente peligrosa, que tuve que hacer con un guía”, detalló.
Después de permanecer en una casa segura, se puso en contacto con las autoridades alemanas, quienes le proporcionaron los documentos que le permitieron viajar a Europa.
El realizador fue condenado a ocho años de prisión, latigazos y la confiscación de sus propiedades por el delito de “colusión con la intención de cometer crímenes contra la seguridad del país”.
“Hace aproximadamente un mes, mis abogados me informaron de que mi sentencia de ocho años de prisión había sido confirmada en el tribunal de apelación y se implementaría en poco tiempo. Como muy pronto se revelaría la noticia de mi nueva película, sabía que, sin duda, a estos ocho años se sumaría una nueva condena”, escribió en un texto que dio a conocer el lunes.
Eso le obligó a elegir “entre prisión o salir de Irán” y “con gran pesar”, aseguró, eligió el exilio.
En su cuenta de Instagram, el cineasta relató que, tras serle retirado el pasaporte en 2017, el año pasado trató de recuperarlo y le dijeron que no tiene derecho a tenerlo. “Si el Irán geográfico sufre bajo las botas de su tiranía religiosa, el Irán cultural está vivo en las mentes comunes de millones de iraníes que se vieron obligados a abandonar Irán debido a su brutalidad y crueldad; y ningún poder puede imponerle su voluntad”, agregó.
Aseguró que a partir de ahora es “residente del Irán cultural”, una tierra “sin fronteras construida por millones de iraníes con historia y cultura antiguas en todos los rincones del mundo”.
Además, en el comunicado mostró su oposición “a la injusta sentencia reciente en mi contra que me obliga a exiliarme” y que es una de tantas decisiones crueles del sistema judicial iraní.
“Es difícil de creer, pero ahora mismo, mientras escribo esto, el joven rapero Toomaj Salehi está en prisión y ha sido sentenciado a muerte”, lamentó Rasoulof, que señaló que el régimen iraní tiene como objetivo “las vidas de los activistas por los derechos civiles” y ejecuta las condenas a muerte.
(Con información de AFP y EFE)