La historia de la Iglesia católica está inundada en fenómenos inexplicables y presuntos acontecimientos sobrenaturales. En una era gobernada por las redes sociales, se ha acelerado la difusión de este tipo de afirmaciones no verificadas que podrían fácilmente salirse de control. Es por eso que, según un documento publicado este viernes, el Vaticano ha actualizado sus normas con respecto a estos enigmáticos relatos para evitar que perjudiquen a los fieles.
Las nuevas reglas han sido publicadas por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y aprobadas por el papa Francisco. Estas permitirán una interpretación más moderada de aquellos hechos que resultan indescifrables. ”En determinadas circunstancias, no todo es blanco o negro”, dijo en una conferencia de prensa el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, responsable del Dicasterio. “A veces se mezcla una posible reacción divina (...) con pensamientos y fantasías humanas”, afirmó.
Hace dos meses el Vaticano rechazó como falsos los supuestos milagros de una imagen de la Virgen María conocida como la “Madonna de Trevignano”, en la pequeña ciudad de Trevignano Romano, al noroeste de Roma. Según el relato, la virgen no solo habría llorado sangre sino que habría hecho aumentar el tamaño de las pizzas. Durante casi nueve años cientos de peregrinos se reunían el día 3 de cada mes en una colina sobre un lago cerca de Roma para rezarle a una estatua de la Virgen María y escuchar sus mensajes.
Las nuevas reglas actualizan las que habían sido redactadas en 1978 (hechas públicas en 2011) y orientan a los obispos, que hasta ahora tenían libertad para determinar la autenticidad de las visiones y apariciones. Las directrices ofrecen seis posibles “conclusiones prudenciales” para los líderes de la iglesia que investigan eventos de presunto origen sobrenatural, que van desde un razonamiento más matizado (primer voto) a un rechazo total (sexto voto). También intervendrá en cada caso el Dicasterio.
El documento indica que el Vaticano solo ha “resuelto” seis casos de este tipo desde 1950. ”Hoy hemos llegado a la convicción de que estas situaciones complicadas, que producen confusión en los fieles, deben evitarse siempre”, indica el cardenal Fernández en el documento. Las nuevas reglas exigen una mayor colaboración entre las diócesis y el Vaticano en caso de eventos de este tipo.
Además, la decisión final para reconocerlos tendrá que ser aprobada por el Dicasterio, un paso crucial para evitar “delitos, manipulación de personas, daños a la unidad de la Iglesia, beneficios económicos indebidos, errores doctrinales graves, etc. que podrían provocar escándalos y minar la credibilidad de la Iglesia”.
En el caso de que el fenómeno sea reconocido con un ‘Nihil obstat’ (el primero de los seis votos), traducido como ‘nada obstaculiza’, “no implica una declaración de autenticidad de eventuales fenómenos sobrenaturales”, apunta el documento. Teniendo en cuenta que las apariciones son experiencias privadas para los individuos, la iglesia no exige que los fieles acepten la autenticidad de tales eventos.
“La Iglesia necesita procedimientos claros”, afirma el documento, aunque no es la intención del Vaticano negar todas las nuevas afirmaciones que surjan. El documento aclara que no buscan “controlar” ni “sofocar” el espíritu de los fieles, sino que pretenden proceder de una manera más efectiva el discernimiento de supuestos fenómenos sobrenaturales.
El documento no especifica si el motivo de la revisión fue consecuencia de algún caso en específico. Se reconoció que las pautas de 1978 ya no eran adecuadas.
Según recogió The New York Times el secretario de una asociación en Bolonia, Italia, Giuseppe Ferrari, quien monitorea los fenómenos socio-religiosos, indicó que los casos de apariciones reportadas “aumentan constantemente: algunas terminan, otras comienzan”. Las redes sociales son uno de los factores que explican por qué tales fenómenos se propagan tan ampliamente, pero muchas personas también, dijo, experimentan fragilidad y la necesidad de “certeza en la otra vida”.
(Con información de AFP)