Rusia declaró el jueves como “persona non grata” al agregado de defensa británico en Moscú, Adrian Coghill, en respuesta a la expulsión la semana pasada de su homólogo ruso en Londres, acusado de espionaje.
“Tendrá que abandonar el territorio de la Federación Rusa en el plazo de una semana”, indicó en un comunicado la cancillería rusa, explicando que había convocado al embajador británico para transmitirle esta decisión.
El ministerio ruso advirtió que podría tomar nuevas medidas en respuesta a la decisión del Reino Unido, que calificó de “inamistosa” y “antirrusa”.
El 8 de mayo, el Reino Unido denunció “actividades maliciosas” y de espionaje atribuidas a Rusia y anunció la expulsión del agregado ruso de defensa, calificado como un “oficial de inteligencia militar no declarado”.
En un discurso ante el Parlamento, el ministro británico del Interior, James Cleverly, declaró que la medida del Gobierno británico seguía una pauta de “actividad maligna” de Rusia en el Reino Unido y Europa.
“Expulsaremos al agregado de defensa ruso, que es un oficial de inteligencia militar no declarado”, dijo Cleverly.
El funcionario agregó que el país iba a retirar el estatus de locales diplomáticos a varias propiedades vinculadas a Rusia en el Reino Unido que según el gobierno Moscú “utilizó con fines de inteligencia”. Entre los edificios a los que se le retiró el estatus diplomático se encuentra Seacox Heath, un lujoso palacio de 50 habitaciones utilizado como retiro de fin de semana por el personal de la embajada rusa.
Un agregado de defensa es un miembro de las fuerzas armadas que sirve en una embajada y representa a ese sector del gobierno de su país en el exterior.
Rusia reaccionó asegurando que la decisión británica estaba fundada en “mentiras descaradas”.
Reino Unido también anunció que varias propiedades rusas en suelo británico, que sospecha habrían sido utilizadas “con fines de inteligencia”, perderían su estatus diplomático.
Las relaciones entre Rusia y Reino Unido, que se ha convertido en un gran apoyo para Ucrania ante la ofensiva del Kremlin iniciada en 2022, son especialmente tensas.
En los últimos meses se han multiplicado en Reino Unido los presuntos casos de espionaje relacionados con Moscú.
Cinco búlgaros fueron imputados a finales de marzo, acusados de espiar desde el país en nombre de Rusia, aunque se declararon inocentes.
A finales de abril, un británico de 20 años fue imputado en virtud de la Ley de Seguridad Nacional, tras ser acusado de organizar ataques contra “empresas vinculadas a Ucrania”.
Rusia organizó una red de espías
Polonia reveló cómo Rusia reclutó a jóvenes en situación precaria, en su mayoría inmigrantes, para llevar a cabo actos de espionaje y sabotaje en toda Europa. La investigación, que comenzó a principios de 2023, descubrió la implicación de 15 personas, todos reclutados pro el Kremlin.
La red, que operaba a través de plataformas de chat como Telegram, ha sido caracterizada por las autoridades occidentales como una táctica de bajo costo y bajo riesgo para el servicio de espionaje ruso, lo que permitió a Moscú recopilar inteligencia crucial con una inversión mínima. “Estos esfuerzos baratos y aparentemente torpes no son para ser subestimados”, señaló un alto oficial de inteligencia militar occidental a The Wall street Journal.
Entre los detenidos resalta el caso de Maxim Leha, un refugiado de 22 años, que se involucró en estas actividades tras aceptar una oferta de trabajo a través de una aplicación de mensajería. Lo que aparentaba ser una tarea inocua de pintar grafitis terminó convirtiéndose en la instalación de cámaras en líneas ferroviarias estratégicas para fines de inteligencia rusa.
Leha y otros quince individuos fueron sentenciados por espionaje. A pesar de la simplicidad inicial de sus tareas, estas operaciones formaban parte de una campaña más amplia que, según oficiales occidentales, ha permitido a Rusia seguir de cerca los envíos de ayuda militar occidental a Ucrania, e incluso interferir en ellos.