Una joven activista tailandesa murió este martes en un hospital penitenciario. Tras ser encarcelada por pedir reformas al sistema monárquico del país, la mujer se había declarado en huelga de hambre, informaron las autoridades.
Netiporn “Bung” Sanesangkhom tenía 28 años y llevaba más de 100 días en protesta, aguardando el juicio. En medio del deterioro de su salud sufrió un paro cardíaco en el hospital de la Universidad de Thammasat en Bangkok, donde fue trasladada desde prisión.
La muerte de la activista pro democrática causó consternación entre muchos tailandeses, que se dedicaron a llenar las redes de mensajes de pésame y protesta. Provocó nuevos llamados a reformar el sistema judicial, por el cual las personas acusadas de ofensas políticas no violentas pueden ser confinadas durante largos períodos de tiempo previo a su juicio.
La tailandesa estaba acusada de lesa majestad, según una ley que prevé penas de entre 3 y 15 años de cárcel para quienes ofenden a la monarquía, y de sedición (artículo 117), castigado con hasta 7 años de prisión, según la ONG Thai Lawyers for Human Rights (TLHR).
Unas 270 personas, incluidos menores, han sido acusadas de lesa majestad y otras 152 de sedición desde las manifestaciones estudiantiles de 2020, que llegaron a pedir la reforma de la monarquía por primera vez en el país de manera pública, según TLHR.
Desde 2022 que Bung era miembro del grupo activista Thaluwang. Este es conocido por sus agresivas y pujantes campañas para exigir reformas a la monarquía y abolir la ley que prohíbe difamar a miembros de la familia real. El nombre del grupo es una crítica abierta a la monarquía tailandesa, el cual se puede traducir como “penetrando el palacio”.
Este grupo está formado principalmente por estudiantes. En febrero de 2022 realizaron una encuesta callejera sobre las interrupciones del tráfico causadas por las caravanas de la familia real. Debido a su participación, Bung fue arrestada en mayo de ese año y, tras declararse en huelga de hambre, fue finalmente puesta en libertad bajo fianza en agosto.
Volvió a ser encarcelada el pasado 26 de enero tras violar supuestamente las condiciones de su libertad bajo fianza, y la joven se declaró otra vez en huelga de hambre, lo que le terminó causando problemas de salud.
Hasta hace pocos años, la monarquía era considerada intocable, pilar fundamental del nacionalismo tailandés. No se podía criticar a la monarquía ya que era tabú, como tampoco insultar o difamar a un miembro de la realeza, actos que siguen siendo punibles con hasta 15 años de cárcel según el código penal tailandés.
Hoy día se puede oír una alzada de voz de los descontentos ciudadanos tailandeses, aunque es castigada por las autoridades. La oficina local de Amnistía Internacional calificó la muerte de Netiporn como “un recordatorio estremecedor de que las autoridades tailandesas les están negando a los activistas su derecho a ser liberados bajo fianza temporalmente, y que están usando la detención para silenciar las expresiones pacíficas de disenso”.
“Este es un día gris para la sociedad tailandesa, un día que resalta el severo acoso judicial y la negativa del sistema de justicia a reconocer los derechos humanos básicos”, dijo el agrupo. “Alzar la voz no debe llevar a la muerte, debe inspirar al cambio”.
El partido opositor Avancemos, que también ha pedido reformas al sistema monárquico, también emitió un comunicado diciendo que nadie debería ser encarcelado por sus opiniones políticas y los acusados de ofensas políticas deberían quedar libres bajo fianza.
(Con información de AP y EFE)