El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, ha declarado la lucha contra el declive demográfico del país como una cuestión prioritaria, buscando abordar una de las tasas de natalidad más bajas del mundo que amenaza el futuro de la cuarta economía más grande de Asia. En un movimiento considerado como urgente e imperativo, Yoon planea la creación de un nuevo Ministerio de Contraplanificación de Baja Tasa de Natalidad, una medida anunciada en un discurso televisivo la semana pasada. Esta iniciativa se suma a la decisión de establecer una oficina secretarial dedicada exclusivamente a este crítico asunto, un paso que el gobierno surcoreano espera revierta las preocupantes tendencias demográficas actuales.
La gravedad de la situación fue subrayada por las estadísticas reveladas en febrero, que mostraron que la tasa de fertilidad del país experimentó su cuarto año consecutivo de declive, situándose ahora en un promedio de 0,72 bebés esperados por mujer, una caída desde el 0,78 del año anterior y muy por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 necesario para mantener estable la población. “La cuestión de las bajas tasas de natalidad requiere que tomemos la situación más en serio y reflexionemos sobre las causas y soluciones desde una dimensión diferente a la anterior”, afirmó Yoon, según reportes de la Agencia de Noticias Yonhap. Este fenómeno no solo representa un riesgo para la sostenibilidad de la fuerza laboral, sino que también presagia mayores problemas económicos y sociales, incluido un aumento de la dependencia de los ancianos y una presión creciente sobre los sistemas de pensiones y servicios públicos.
A lo largo de los años, Corea del Sur ha desplegado más de 180 mil millones de euros (200 mil millones de dólares) en un esfuerzo por incentivar la tasa de natalidad, ofreciendo una variedad de programas que incluyen subsidios en efectivo, tratamientos de fertilidad y servicios de cuidado infantil. Sin embargo, estas medidas hasta ahora no han logrado revertir la tendencia decreciente. En un intento de complementar las políticas gubernamentales, algunas empresas han tomado la iniciativa de ofrecer incentivos propios para fomentar un mayor índice de natalidad. Destacando en este ámbito, el gigante de la construcción Booyoung Group proporciona una bonificación de 75.000 dólares por cada nuevo bebé nacido de sus empleados. “Si la tasa de natalidad de Corea sigue siendo baja, el país se enfrentará a la extinción”, advirtió Lee Joong-keun, presidente de la compañía, en un llamado a la acción.
Además, la disminución de la población joven amenaza la sostenibilidad del crecimiento económico y la competitividad del país. Datos del gobierno muestran que la proporción de la población de entre 19 y 34 años se ha reducido significativamente, de casi un tercio en la década de 1990 a solamente una quinta parte de los 51,8 millones de habitantes en 2020. Proyecciones alarmantes sugieren una caída aún más pronunciada a 5,21 millones para 2050, revelando un desafío demográfico que se intensifica.
Corea del Sur no está sola en su lucha contra el envejecimiento de la población y las bajas tasas de natalidad; sus vecinos en el este de Asia, incluidos Japón, China y Taiwán, comparten desafíos demográficos similares, enfrentándose todos a sus propias crisis demográficas inminentes. La respuesta del gobierno surcoreano a esta crisis, enfocada tanto en el ámbito político como en el incentivo económico a través del sector privado, es un modelo que está siendo observado de cerca por otros países en la región.
Mientras Corea del Sur avanza con su plan ambicioso para combatir el declive demográfico, la comunidad internacional espera ver si las nuevas medidas pueden cambiar efectivamente el curso de la tendencia de natalidad en el país. Con implicaciones que se extienden más allá de las fronteras nacionales, el éxito o fracaso de la iniciativa de Corea del Sur podría ofrecer lecciones valiosas para el mundo.