(Desde Washington, Estados Unidos) Joe Biden apoya la decisión de Benjamin Netanyahu de exterminar a Hamas en la ciudad de Rafah, pero propone una ofensiva quirúrgica para evitar una tragedia humanitaria en el sur de Gaza, adonde están hacinados casi dos millones de palestinos.
“Le propusimos al gobierno de Israel métodos alternativos para derrotar a Hamás que no impliquen una operación terrestre importante en Rafah. Esas conversaciones con el gobierno israelí están en curso”, sostuvo John Kirby, coordinador de Comunicación Estratégica del Consejo de Seguridad Nacional.
Y añadió: Estados Unidos “seguirá garantizando que Israel tenga todos los medios militares que necesita para defenderse contra todos sus enemigos, incluido Hamas”.
El gabinete y el staff de Netanyahu tienen diálogo cotidiano con la Casa Blanca, el Pentágono, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el Departamento de Estado, y han decidido ralentizar los embates en Rafah y diseñar un mecanismo de ayuda humanitaria para aplacar las consecuencias que derivarán de un probable combate -calle por calle- entre las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y el grupo terrorista Hamas.
En los últimos cinco días, el premier israelí desplegó una táctica militar que implicó suprimir más de 100 objetivos terroristas a través del avance limitado de los tanques, específicos ataques aéreos y un sistemático fuego de artillería, mientras tomaba el cruce fronterizo con Egipto y cortaba la ciudad de Rafah a lo largo de la carretera Salah al-Din.
Sin embargo, y pese a tener un flanco abierto a su favor para avanzar hacia el centro de Rafah, las Fuerzas de Defensa de Israel ejecutaron una sucesión de ataques quirúrgicos que no causaron víctimas entre los civiles inocentes.
A la cautela de Netanyahu se debe sumar la decisión política de trasladar a los miles de refugiados palestinos que intentan sobrevivir en la posible zona de combate. Este complejo movimiento es apoyado por Estados Unidos, que ha puesto a disposición de Israel sus incontables recursos logísticos.
“Queremos trabajar con los israelíes para que las personas que están en Rafah tengan refugios, saneamiento, alimentos, agua, instalaciones, suministros médicos y personal médico”, adelantó el vocero del Consejo de Seguridad en la Casa Blanca.
Israel ya aceptó la oferta de Estados Unidos.
Junto a la propuesta de ejecutar una ofensiva quirúrgica en Rafah y desplegar un sistema de apoyo sistemático a los refugiados palestinos, la Casa Blanca ha decidido multiplicar la ayuda de inteligencia para que Israel extermine al líder terrorista Yahya Al Sinwar y sus principales cuadros fundamentalistas.
La información reservada que maneja la administración demócrata asegura que los tropas terroristas empezaron a migrar desde el sur de Gaza -allí está Rafah- hacia el norte de la Franja para sobrevivir y recuperar el terreno que perdieron cuando Israel inició su ofensiva hacia fines de octubre de 2023.
Esa información entregada al Gabinete de Guerra israelí más los propios datos recogidos en el terreno confirmaron que Hamas empezó a mover sus tropas terroristas hacia la dirección del paso de Erez.
En este contexto, las Fuerzas de Defensa de Israel otra vez tienen dos frentes abiertos -norte y sur-, mientras ajustan su plan bélico para ejecutar una sucesión de ataques con el objetivo final de exterminar a Hamas en Rafah.
La propuesta de Biden a Netanyahu para evitar una tragedia humanitaria en el sur de Gaza tuvo una respuesta tácita del premier israelí: hay ataques constantes sobre Rafah, pero eso no implica una furibunda ofensiva como sucedió en el norte cuando la guerra recién iniciaba.
Biden está molesto con Netanyahu y ya definió sus líneas rojas. El premier retrocedió con cautela y espera los resultados de la recomendación del presidente de los Estados Unidos. Si pasado un tiempo prudencial, Hamas sigue operando en Rafah y Sinwar continúa vivo, Netanyahu llamará a DC y comentará en el Salón Oval que desde ese momento la guerra en Gaza se hará a su imagen y semejanza.