El papa Francisco realiza este domingo una visita relámpago a Venecia, en su primer desplazamiento fuera de Roma en siete meses debido a su precario estado de salud.
El último viaje de Jorge Bergoglio data de septiembre de 2023, cuando fue a Marsella, en el sur de Francia. Una bronquitis lo obligó a cancelar un desplazamiento a Dubái en diciembre y su estado general, cada vez más frágil, le impidió encarar otras salidas.
Con esta visita a Venecia, la primera a esta ciudad italiana desde su elección en 2013, el papa argentino quiere ante todo tranquilizar a los fieles católicos sobre su capacidad para asegurar su ministerio, pocas semanas después de las preocupaciones provocadas por su cansancio en el momento de las fiestas de Pascua.
Francisco llegó en helicóptero a las 7:55, hora local (06H00 GMT) a la cárcel de mujeres de la isla de la Giudecca, donde la Santa Sede instaló su pabellón en la 60ª Bienal de Arte Contemporáneo de Venecia.
En este antiguo convento, que acoge a mujeres condenadas a largas penas, el obispo de Roma, sensible a los marginados, se reunió con las 80 reclusas y visitó la exposición que prepararon junto a diez artistas.
El pabellón de la Santa Sede, en un lugar tradicionalmente alejado de los proyectores y la multitud, es uno de los más destacados de la prestigiosa manifestación de arte y ofrece a los visitantes una experiencia inmersiva y desconcertante, donde las obras se encuentran junto a los alambrados.
“Será un momento histórico, ya que será el primer papa en visitar la Bienal de Venecia”, dijo horas antes el curador de la exposición, el cardenal portugués José Tolentino de Mendonça, en una conferencia de prensa.
Esto “demuestra claramente la voluntad de la Iglesia de consolidar un diálogo fructuoso y estrecho con el mundo de las artes y de la cultura”, añadió.
Misa en la plaza San Marcos
Chiara Parisi, comisaria de la exposición, destacó “el asombro” y “la esperanza” de las reclusas por esta visita.
“Al venir, el papa visita a esas personas que se esfuerzan por desempeñar un papel incluso cuando están en una situación muy dura”, declaró a la AFP.
El sumo pontífice hablará luego con jóvenes delante de la icónica basílica de Santa María della Salute, cuya majestuosa cúpula domina la entrada sur del Gran Canal, a dos pasos de la plaza San Marcos.
Después se dirigirá a la famosa plaza, donde presidirá una gran misa en presencia de numerosos dirigentes políticos y líderes religiosos.
Dejará Venecia a primera hora de la tarde, para regresar al Vaticano.
Después de Pablo VI (1972), Juan Pablo II (1985) y Benedicto XVI (2011), Francisco es el cuarto papa que visita la Ciudad Ducal.
La historia de la Serenísima está estrechamente ligada con la del papado. En el siglo XX tres patriarcas de Venecia se convirtieron en papas.
La diócesis de Venecia es una de las más grandes de la península, con 125 parroquias. Venecia es, además, uno de los pocos patriarcados de la Iglesia latina.
La visita del papa tiene lugar el fin de semana en el cual entra en vigor un boleto de ingreso de cinco euros (5,36 dólares) para los turistas que visitan la ciudad por un día. Como invitado debería estar exento, pero los peregrinos no residentes deberán abonarlo.
Después de este viaje, el jesuita argentino debe realizar otras dos visitas al norte de Italia, a Verona en mayo y a Trieste en julio.
Este desplazamiento tiene lugar cuando el Vaticano acaba de formalizar una ambiciosa gira papal a los confines de Asia y Oceanía en septiembre (Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur), el viaje más largo de su pontificado, que se presenta como un ambicioso reto pastoral y físico.
(AFP)