En recientes declaraciones a Deutsche Welle, Rafael Mariano Grossi, director de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), ha resaltado la preocupante proximidad de Irán a poseer suficiente uranio enriquecido para fabricar una bomba nuclear. Según Grossi, el país está “a semanas, más que a meses” de alcanzar esta capacidad, un avance que ha generado intranquilidad a nivel internacional sobre las intenciones nucleares de Teherán. En este escenario, Ali Akbar Salehi, exjefe de la Organización de Energía Atómica de Irán, intensificó las tensiones al afirmar que tienen “todo lo necesario” para ensamblar un arma nuclear “en nuestras manos”.
A finales de diciembre, la OIEA reportó que Irán había elevado su acumulación de uranio enriquecido al 60%, lo cual representa apenas un paso técnico del 90% necesario para alcanzar el grado armamentístico. Este incremento ha levantado alarmas dentro de la comunidad internacional, incrementando el escrutinio sobre las actividades nucleares iraníes y sus posibles implicaciones para la estabilidad regional y global. “Les he estado diciendo a mis homólogos iraníes una y otra vez... esta actividad llama la atención,” expresó Grossi, resaltando la falta de acceso y visibilidad sobre el programa nuclear iraní.
El diplomático sostuvo que la situación se agrava por la falta de transparencia de Teherán respecto a su programa nuclear. “La República Islámica está ‘presentando una cara que no es del todo transparente’ en lo que respecta a sus actividades nucleares,” dijo Grossi en febrero, insistiendo en que esta opacidad incrementa los riesgos asociados a la proliferación nuclear. Además, indicó recientes incrementos en declaraciones ambiguas sobre armas nucleares por parte de Irán, sugiriendo una compleja estrategia de comunicaciones en torno a sus capacidades y ambiciones nucleares.
En medio de este tenso escenario, se ha reportado un posible reinicio de las conversaciones nucleares entre Estados Unidos e Irán, con la misión de la República Islámica en la ONU coordinando esfuerzos con los estadounidenses. Este diálogo busca reactivar las negociaciones que han estado en pausa, en un momento en que las tensiones entre Irán e Israel alcanzan niveles sin precedentes.
De hecho, Teherán ejecutó un ataque directo contra el Estado judío el 14 de abril, con un lanzamiento masivo de drones y misiles, a lo que Israel respondió con un ataque a una base aérea iraní cinco días después. Estos eventos marcan un punto crítico en las relaciones regionales, con implicaciones potencialmente graves para la no proliferación nuclear y la seguridad internacional.
La próxima publicación del informe de la OIEA, prevista para junio, se espera con gran anticipación, ya que ofrecerá una actualización detallada sobre el progreso nuclear de Irán y sus implicaciones para la comunidad internacional. Este informe será crucial para entender la trayectoria del programa nuclear iraní y los esfuerzos diplomáticos para contener la posible proliferación de armas nucleares en Medio Oriente.
“Un funcionario muy alto dijo, de hecho, ‘Tenemos todo, está desarmado’. Bueno, ¿por favor déjame saber qué tienes?”, comentó Grossi, ilustrando la complejidad de las comunicaciones con Teherán y el desafío de garantizar una comprensión clara y precisa de las intenciones y capacidades nucleares iraníes. Estas declaraciones, junto con la reciente escalada en retórica y acciones militares, subrayan la urgente necesidad de diálogo y transparencia para evitar un posible escalado del conflicto y asegurar la paz y la seguridad regionales.