Todos los líderes de la Guardia Revolucionaria iraní en Siria y el Líbano fueron abatidos en el ataque sobre el consulado de Irán en Damasco el pasado 1 de abril, según reveló este sábado la cadena de televisión Bloomberg, que señaló también que eran “altos oficiales, fundamentales para las actividades de Hezbollah en la región”.
En los informes se destacan dos nombres entre los miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán abatidos aquel día -el general Mohammad Reza Zahedi y su adjunto, Mohammad Hadi Rahimi- mientras que datos de entonces del Observatorio Sirio de Derechos Humanos habían mencionado a Reza Zahedi, jefe regional de la Fuerza Quds.
Tanto Rahimi como Zahedi, agregó Bloomberg, se encontraban en el edificio del consulado, al lado de la embajada, ya que consideraban que se trataba del lugar “más seguro” en toda la capital siria. Inclusive, poco antes del bombardeo, se había debatido la mudanza de la residencia del Embajador y el Cónsul a un complejo en la misma cuadra, donde también viven dos de los hermanos del dictador sirio Bashar Al Assad, aunque tras una reunión con los miembros de la Guardia se concluyó que no sería necesario.
El bombardeo a la sede diplomática en el barrio de Mazeh ocurrió en medio de las tensiones que Israel mantiene con los grupos terroristas proiraníes en Medio Oriente que, a diario, lanzan ataques contra su país en apoyo a la guerra del grupo terrorista palestino Hamas. No obstante, la ofensiva nunca fue reivindicada por Tel Aviv, que mantuvo el silencio en todo momento.
Imágenes de aquel día mostraron el edificio reducido a escombros y humo saliendo del sitio, ante lo que el régimen persa prometió una importante venganza, que no tardó en llegar. El pasado 13 de abril, las Fuerzas de Defensa confirmaron en horas de la noche que “decenas de drones” habían sido lanzados desde puntos varios de Irán y se dirigían hacia su territorio. Se trató del primer ataque directo del régimen al Estado judío.
De inmediato se activaron todos los sistemas de seguridad propios y de los aliados, que permitieron contener este episodio y evitar que se convierta en una escalada más “grave y peligrosa”. Del total de los 300 drones y misiles balísticos y de crucero, Israel logró interceptar el 99 por ciento, resultando daños menores en una base militar en el sur y heridas leves en una niña palestina.
No obstante, un alza en la tensión en la región fue inevitable, con funcionarios de Estados Unidos y el Reino Unido, entre otros, abogando por un cese de las hostilidades directas entre los países. Irán “llevó a toda la región al borde del abismo” pero “a nadie le interesa una escalada significativa” que “sólo ahondaría la inseguridad en Medio Oriente”, aseguraron funcionarios británicos.
Cinco noches después, desde Irán aseguraron que Tel Aviv había lanzado una operación sobre su base aérea militar cercana a Isfahan, en el centro del país. Asimismo, esa misma semana, el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, apuntó contra Irán en el plano diplomático y pidió a 32 países que impongan sanciones contra el programa de misiles del régimen y designen a la Guardia Revolucionaria como una “organización terrorista”.
(Con información de EuropaPress)