En un contexto donde la salud pública se ve amenazada por sustancias químicas que irrumpen en nuestro día a día sin previo aviso, el bisfenol A emerge como uno de los componentes más controvertidos. Por ello, el Dr. Nicolás Olea tiene años hablando del tema en distintos medios, refiriéndose a estudios que muestran una exposición preocupante entre la población europea. Al presente, una propuesta de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) busca revolucionar los estándares de seguridad al proponer una reducción “en 100 mil veces la ingesta tolerable de bisfenol A en la población europea”, destapando el debate sobre la seguridad de los materiales que contactan con alimentos.
Esta medida, presentada el 15 de diciembre de 2021 y debatida públicamente hasta el 22 de febrero de 2022, sugiere un cambio radical en la percepción y gestión de riesgos asociados a este compuesto. Desde hace décadas, el uso del bisfenol A, principalmente en resinas y policarbonatos, ha sido objeto de escrutinio científico por sus efectos en la salud. Se encuentra en productos de uso diario como garrafones de agua, envases de alimentos y hasta en tickets de caja térmicos.
Sin embargo, la Unión Europea tomó medidas como la prohibición de esta sustancia en biberones desde el 30 de julio de 2011, y más recientemente, en 2020, en los tickets de caja mencionados y, desde 2018, en cualquier envase alimentario para niños menores de tres años. “Estamos orinando mucho más bisfenol A del que es recomendable”, afirma el doctor Nicolás Olea, en entrevista con el medio La Vanguardia.
De hecho, datos indican que la población española expulsa una media de aproximadamente 2 nanogramos por mililitro (2 microgramos por litro) de bisfenol A en orina diariamente, cifra que supera ampliamente los nuevos límites propuestos de 0,04 nanogramos por kilo de peso y día, evidenciando una exposición masiva y generalizada.
Este desajuste entre la normativa actual y los niveles de exposición hallados en la población demuestra la necesidad de replantear el uso de bisfenol A en los productos de consumo. Olea subraya la “gravedad de su actividad hormonal”, una preocupación que data desde 1936 sobre su efecto estrogénico, cuestionando la atención exclusiva de la EFSA sobre el impacto del bisfenol A en el sistema inmune. Francia, liderando la iniciativa europea, prohibió el bisfenol A en tickets de caja térmicos en 2015, poniendo el foco en la exposición de mujeres embarazadas y, por consiguiente, en la salud fetal y embrionaria.
España, por su parte, se unió a este esfuerzo regulatorio restringiendo los tickets de caja de bisfenol A a partir del 1 de enero de 2020. A pesar de estas medidas, el debate sobre los sustitutos del bisfenol A, como el bisfenol-S y el bisfenol-F, permanece abierto. El doctor Olea advierte que estos no presentan mejores perfiles de seguridad, reconociendo la necesidad de investigar y regular de manera más exhaustiva alternativas seguras.
El bisfenol A no solo figura en el sector alimentario, sino también en aplicaciones no alimentarias, tales como materiales sanitarios, plásticos estructurales y adhesivos industriales, entre otros. Su prohibición total se ve obstaculizada por su amplia variedad de usos. Sin embargo, la discusión actual anuncia un cambio posible en la composición de los envases, un paso necesario para asegurar que la mayoría de la población europea no exceda los límites de exposición recomendados.
La ley de Residuos podría ser una herramienta más en esta lucha contra el bisfenol A, permitiendo a los estados miembros avanzar hacia restricciones más estrictas. La necesidad de adoptar medidas más severas en el control de esta sustancia evidencia el delicado equilibrio entre la utilidad industrial del bisfenol A y la imperativa protección de la salud pública.
¿Qué es el bisfenol A?
Desde 1936, se conoce el bisfenol A, un compuesto que fue sintetizado con propiedades estrogénicas. Un investigador británico, en su búsqueda de compuestos químicos con actividad similar al estradiol, hormona femenina natural, pero con estructuras químicas diferentes, identificó un grupo de aproximadamente 10 o 12 compuestos. Entre estos, el más relevante fue el dietilestilbestrol, mientras que otro de menor potencia fue el bisfenol A. Este hallazgo fue comunicado en la revista Nature.
En la década de los años 60 del siglo pasado, se redescubre el bisfenol A debido a su notable capacidad de polimerización, dando origen a un polímero ampliamente conocido como policarbonato o resina epoxi. Estas dos aplicaciones principales del bisfenol A son el policarbonato y la resina epoxi.
¿Qué usos tienen el policarbonato y la resina epoxi?
Durante años, el policarbonato, un plástico altamente resistente al calor, fue ampliamente utilizado en la fabricación de biberones, hasta que su uso fue prohibido por la Unión Europea en 2011. A pesar de perder brillo con el tiempo, estos biberones eran duraderos y reutilizables, lo que permitía hervirlos sin dañar el material. Además, ofrecían una resistencia superior al cristal.
Por otro lado, las resinas epoxi son componentes clave en muchos pegamentos de dos partes, destacando por su capacidad para mantener el volumen una vez secas. También se emplearon ampliamente en el revestimiento interior de latas de conservas, proporcionando una capa protectora que garantiza la conservación del contenido. Aunque su uso es visible en estas aplicaciones comunes, las resinas epoxi tienen numerosos usos industriales.
¿Quién es Nicolás Olea?
De acuerdo con la web de RBA Libros, el Dr. Nicolás Olea tiene el cargo de profesor en Radiología y Medicina Física en la Universidad de Granada, donde también ejerce como médico en el Hospital Clínico San Cecilio. Posee un doctorado en Medicina y Cirugía y ha desempeñado roles significativos como docente e investigador en destacadas entidades internacionales, incluyendo el Institut Jules Bordet de Cancerologie Mammaire en Bruselas y la Tufts University en el New England Medical Center de Boston.
Ha liderado el departamento de Radiología en la Universidad de Granada y ha sido director del Instituto de Investigación Biosanitaria de esta misma ciudad entre 2011 y 2018. Olea organizó las diez ediciones de las Conferencias Nacionales sobre Disrupción Endocrina (CONDE) en España a lo largo de los últimos quince años. Además, actúa como experto evaluador en programas de investigación sobre Disrupción Endocrina en Dinamarca, Francia y la Unión Europea y forma parte del Comité SCENHIR en relación con riesgos emergentes.