En 2023, el Reino Unido padeció el cierre de 125 salas de conciertos. Este fenómeno afectó no solo a los espacios históricos como el club nocturno, Moles en la ciudad de Bath, sino también a trabajadores que perdieron sus empleos y además cortó la posibilidad para que artistas que empiezan sus carreras puedan actuar.
La situación alcanzó un punto crítico con el cierre del club Moles, que dio lugar a incontables artistas. Este hecho no solo simboliza el fin de una era para uno de los locales más emblemáticos, sino también destaca las dificultades económicas que enfrentan estos espacios. Se perdieron 4.000 empleos y más de 193.000 presentaciones en el año. En pequeños locales como los que fueron cerrados y los que podrían cerrar comenzaron a tocar grandes bandas como The Cure, Oasis, Eurythmics y Radiohead, entre otros.
Ante esta crítica situación, organizaciones como el Music Venue Trust (MVT) y UK Music han elevado una petición urgente al gobierno y solicitaron medidas como la reducción del impuesto en las entradas de conciertos que podrían ser cruciales para la viabilidad de muchos de estos locales.
“Los locales de música en vivo son un tesoro cultural”, afirma Mark Davyd, el director ejecutivo de MVT y destaca la importancia de estos espacios como laboratorios de nueva música impulsados por la inspiración humana.
“Si cierran locales como este en todas partes ¿Dónde vamos a poder tocar? ¿Cómo vamos a abrirnos paso?”, se pregunta Ben Titley, el líder de la banda Ben and The Believers y sus dudas son replicadas por muchos artistas que están dando sus primeros pasos en la música.
Más allá de las estadísticas desalentadoras, la realidad es que el MVT ha logrado intervenir en algunos casos y logró salvar ciertos lugares gracias a estrategias innovadoras de supervivencia. Camden en Londres, por ejemplo, sigue en pie. Sin embargo, la urgencia por encontrar soluciones que eviten un colapso mayor en el “ecosistema” musical del país se hace cada vez más necesario.
“No son solo las salas, son también los artistas los que se ven severamente afectados porque tienen que recortar sus giras”, advierte Mark Davyd. “El ecosistema entero colapsa. Si la industria no reacciona, cientos de clubs van a cerrar”.
Esta situación contrasta notablemente con el auge de los macro-conciertos, que aunque lucrativos, amenazan la viabilidad económica de los pequeños locales. Live Nation confirmó un récord de recaudación en 2023, influenciado por las giras mundiales de artistas de renombre como Taylor Swift y Beyoncé.
“El 0,06% de la recaudación extra de Live Nation en el 2023 (el equivalente a 3,4 millones de euros) habría bastado para salvar del cierre a los 125 locales que cerraron sus puertas el año pasado”, dice Mark Davyd, que recuerda como otros 150 fueron rescatados gracias a la mediación de “emergencia” del MVT.
Esta crisis tiene sus raíces en una combinación de retos como el Brexit, la pandemia de COVID-19, y una reciente crisis del costo de vida que ha disparado los alquileres hasta en un 37%. La industria del Reino Unido, además, enfrenta una elevada carga tributaria con impuestos del 20% en las entradas de conciertos, casi el doble del promedio de la Unión Europea.
A pesar de la crisis que azota a los espacios dedicados a la música, Camden, conserva los sitios que alguna vez fueron frecuentados, entre otros, por Amy Winehouse. Entre ellos están Hawley Arms, Dublin Castle, Jazz Cafe y The Good Mixer.
La supervivencia de estos espacios musicales en Camden no solo demuestra la resiliencia cultural del barrio sino también su capacidad para adaptarse a tiempos adversos. “Cada semana es una batalla con las facturas”, comenta Matt Fawbert, gerente de un local de ese barrio londinense y subraya la constante lucha por mantener a flote estos donde la música se abrió paso a pesar de las adversidades.