En una serie de esfuerzos diplomáticos para contener las tensiones en Oriente Medio, Estados Unidos ha instado a Israel a ejercer contención ante la reciente oleada de drones y misiles lanzados por Irán contra su territorio. En respuesta al ataque, que ha sido calificado de histórico por su directa procedencia desde Irán, el gobierno estadounidense, liderado por el presidente Joe Biden, ha decidido no involucrarse en acciones ofensivas, enfocándose en estrategias diplomáticas y de defensa.
Durante una cumbre del G7 realizada vía videoconferencia, se discutió la imposición de nuevas sanciones a Irán y la posibilidad de designar a la Guardia Revolucionaria iraní como grupo terrorista, aunque sin llegar a un acuerdo concreto.
El ataque iraní, el primero de su naturaleza lanzado directamente desde su territorio hacia Israel, se saldó sin víctimas mortales gracias a la eficaz intervención de las defensas aéreas israelíes, que contaron con el apoyo de la aviación estadounidense y la asistencia del Reino Unido y Jordania. La ofensiva incluyó más de 170 drones, 120 misiles balísticos y unos 30 de crucero, de los cuales el 99% fueron interceptados, resultando en heridas de gravedad a una niña de siete años y daños leves en una base de la Fuerza Aérea en el sur de Israel.
Este incidente ha sido justificado por Irán como represalia a un ataque del 1 de abril contra su consulado en Damasco, atribuido a Tel Aviv, que resultó en la muerte de varios sirios y miembros de la Guardia Revolucionaria iraní. Teherán ha advertido que contraatacará en caso de una respuesta israelí, poniendo de manifiesto la fragilidad del equilibrio regional.
Ante esta situación, Biden ha mantenido importantes conversaciones con líderes mundiales y regionales, incluyendo al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Según informes de la Casa Blanca, Biden enfatizó la necesidad de “pensar cuidadosa y estratégicamente sobre los riesgos de una escalada”, al mismo tiempo que felicitó a Israel por su capacidad de defensa ante los ataques. “Hay que pensar cuidadosamente sobre los riesgos de una escalada”, advirtió Biden a Netanyahu, resaltando así la importancia de evaluar minuciosamente los pasos a seguir en respuesta al conflicto.
La conversación de Biden con el rey Abdalá II de Jordania también resaltó las preocupaciones sobre las consecuencias que una represalia israelí podría acarrear para la región. El monarca expresó su inquietud por la posibilidad de que cualquier medida tomada por Israel pudiera ampliar el círculo del conflicto.
El portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, subrayó en varias entrevistas televisivas el interés de Estados Unidos en evitar una guerra más amplia con Irán y destacó la capacidad de Israel de proclamar la victoria sobre Irán tras el fracaso de los ataques lanzados.
En este tenso escenario, donde las acciones militares y las estrategias de contención diplomática se entrelazan en la búsqueda por la estabilidad en Oriente Medio, Estados Unidos se posiciona claramente en favor de una resolución que evite una escalada mayor del conflicto, priorizando la seguridad regional y la protección de vidas inocentes sobre medidas de represalia inmediatas.
Este enfoque sugiere un esfuerzo por balancear la firmeza en la defensa de sus aliados con la necesidad de una diplomacia cautelosa que prevenga una mayor desestabilización de la región.