Decenas de miles de personas salieron este sábado a las calles en Budapest para protestar en contra del primer ministro, Viktor Orbán, a quien acusan de corrupción. La convocatoria, bautizada “Marcha Nacional”, estuvo a cargo de Péter Magyar, un abogado hasta hace poco tiempo cercano al Ejecutivo que, sin embargo, se convirtió ahora en uno de los principales opositores del ultranacionalista.
“Hoy la nación húngara lanzó un mensaje al poder diciendo ya basta de este poder corrupto. Que devuelvan el poder al pueblo”, dijo ante la multitud en la céntrica plaza Kossuth, frente al Parlamento, y señaló que el Gobierno “tiene miedo” al ver la unión de los húngaros.
A continuación llamó al pueblo a seguir alzando su voz, con la esperanza de reconquistar el país paso a paso y construirlo en un estado moderno, libre y democrático.
Imágenes difundidas en redes sociales muestran a la gente entonando consignas en las calles y sosteniendo banderas, todo en un marco pacífico.
La figura de Magyar como principal disidente de Orbán emergió hace dos meses y ya promete participar en las elecciones europeas aunque con una organización que aún no ha sido informada. Hasta entonces, se desempeñaba en los consejos de administración de varias empresas estatales y trabajaba como abogado de la nación ante la Unión Europea.
Su primera entrevista abocada a la política del país fue hace unas semanas, cuando su ex esposa, la entonces ministra de Justicia Judit Varga, quedó envuelta en un escándalo por un indulto.
Según expuso la prensa, la presidente del país, Katalin Novak, concedió un indulto al directivo de un hogar infantil que había intentado ocultar casos de pederastia en abril de 2023, durante la visita del papa Francisco a Budapest. La orden fue firmada por Varga, por lo que ambas funcionarias del Gobierno anunciaron su renuncia.
Antes de confirmar su dimisión, la Jefa de Estado pidió “perdón a aquellos a quienes he herido” y reconoció haber “cometido un error”, mientras que su colega asumió “la responsabilidad política por haber firmado el indulto” y se retiró “de la vida pública”.
Magyar, sin embargo, consideró que la responsabilidad final se remontaba al Orán y, por tanto, tomó distancia de este sistema en el que “los verdaderos responsables se esconden detrás de las faldas de las mujeres”.
“Sacrifican sin pensarlo dos veces a quienes, a diferencia de ellos, nunca han trabajado por sus propios intereses materiales sino por el bien de su país y sus compatriotas”, continuó.
Inclusive, apenas días atrás difundió una grabación en la Varga dice que el entorno del Primer Ministro presionó a la Fiscalía para ocultar pruebas de casos de corrupción que salpican al Ejecutivo.
“Han hecho tachar (sus nombres de los documentos), han propuesto a los fiscales qué es lo que deberían borrar”, comentó en el audio de hace aproximadamente un año la ex ministra de Justicia.
Todos estos episodios han “quebrantado la confianza hacia el Gobierno y su credibilidad, incluso en los votantes del Fidesz”, sostuvo el analista del Instituto Political Capital, Róbert László y agregó que, ahora, el pueblo es conciente que “si Orbán, para mantenerse alejado del escándalo, tiene que sacrificar a otra persona, lo hará” con tal de continuar en el país.
(Con información de EFE)