Ucrania confirmó este viernes nuevos ataques sobre el sur del país, precisamente en la región de Zaporizhzhia, que dejaron por lo menos cuatro muertos y 20 heridos.
El jefe de la Administración Militar local, Iván Fedorov, informó que cuatro personas estaban en estado grave -entre ellas un niño de nueve años y su madre y una periodista de la agencia Ukrinform- mientras que se registraron daños en un edificio de tres pisos, un establecimiento industrial y una cafetería.
Sin embargo, Fedorov resaltó en su mensaje que lo más “significativo” de este último episodio fue la metodología de las maniobras, que exponen el desprecio del Kremlin por la vida de los ucranianos. Según el Gobernador, las ofensivas se dieron en tandas: primero, dos misiles impactaron en la ciudad y unos 40 minutos más tarde, cuando en la zona ya trabajaban efectivos de emergencia y seguridad, las Fuerzas Armadas rusas dispararon nuevos proyectiles.
Esta estrategia puso en riesgo la vida de los voluntarios y periodistas que se habían acercado para cubrir lo ocurrido e interrumpió las tareas de rescate y asistencia urgentes.
Algo similar ocurrió en la región de Kharkiv, confirmó el ministro del Interior ucraniano, Igor Klimenki, aunque allí no se informó de víctimas mortales sino sólo de heridos.
“El enemigo vuelve a atacar cínicamente justo cuando llegan la Policía, los periodistas, los rescatistas y los médicos… cuando nuestras unidades intentan rescatar a las víctimas”, denunció en un mensaje en el que pidió a la gente hacer caso a las alertas de la ciudad, que se activan ante la presencia de artefactos rusos. “Ningún asunto urgente vale la vida”, agregó.
Inclusive, la víspera Moscú ya había realizado una maniobra del estilo en esta misma ciudad, aunque entonces sí dejó tres muertos: se trató de rescatistas de 32, 41 y 52 años. “Cuando los equipos de rescate llegaron al lugar del ataque, los terroristas volvieron a atacar”, señaló el presidente Volodimir Zelensky, calificando el bombardeo de “despreciable y cínico”.
Estados Unidos manifestó su repudio ante este accionar ruso y advirtió de su voluntad por matar indiscriminadamente al pueblo ucraniano.
Esta práctica de Moscú se convirtió en “un patrón horrible, aparentemente destinado a matar a los rescatistas y periodistas en el lugar”, comenzó diciendo la embajadora de Washington en el país, Bridget Brink, antes de sentenciar que “Rusia debe rendir cuentas por estos crímenes contra civiles ucranianos”.
Por su parte, Kiev continúa respondiendo a estas ofensivas del Kremlin, intensificando sus maniobras en la frontera.
Durante la madrugada de este viernes, las tropas de Zelensky dispararon más de 50 drones sobre la región de Rostov del Don en lo que se convirtió en uno de sus mayores ataques aéreos en lo que va de los más de dos años de guerra. Los vehículos no tripulados, según anunció el Ministerio de Defensa ruso, causaron daños en una subestación eléctrica que obligó a la interrupción del servicio en la zona.
Esta “operación especial” conjunta con el servicio de seguridad SBU y el Ejército, dirigida contra la base aérea de Morózovsk, también permitió dañar ocho aviones militares enemigos.
“Fue una operación especial de gran envergadura que reducirá considerablemente el potencial de combate de los rusos”, sostuvo una fuente ucraniana que sumó una “veintena” de muertos o heridos en el bando enemigo.
(Con información de EFE y Europa Press)