En un informe detallado sobre un trágico evento que tuvo lugar recientemente en Gaza, el ejército de Israel ha admitido que el asesinato de siete trabajadores de World Central Kitchen (WCK), una organización humanitaria, se debió a una “serie de errores” durante un ataque con drones. La investigación, encabezada por el general de división retirado Yoav Har-Even, ha revelado fallas en la comunicación y una errónea identificación de objetivos que culminaron en este lamentable suceso.
La secuencia de errores comenzó con una deficiente coordinación entre diferentes niveles de las Fuerzas de Defensa de Israel y la equivocación al identificar a un hombre, inicialmente creído armado, que resultó no ser una amenaza. Estas conclusiones fueron presentadas a los dirigentes de WCK y a diplomáticos de los países de origen de las víctimas, en un esfuerzo por esclarecer las circunstancias que rodearon el incidente.
Como consecuencia de esta trágica secuencia de errores, el Jefe del Estado Mayor de las FDI, Herzl Halevi, tomó medidas drásticas al despedir a dos oficiales de la Brigada Nahal y amonestar a los comandantes implicados, desde la brigada hasta el Comando Sur. Por su parte, la fiscal militar general, mayor general Yifat Tomer-Yerushalmi, está evaluando la apertura de una investigación penal para esclarecer y depurar responsabilidades a fondo.
El portavoz de las FDI, Daniel Hagari, afirmó que no hubo “ningún daño intencional” en el ataque con drones y que los operadores activaron los disparos bajo la impresión errónea de que vehículos estaban siendo utilizados por combatientes armados. Las investigaciones subrayan una flagrante violación de los protocolos militares, específicamente contra las normas que prohíben abrir fuego contra personas armadas cercanas a vehículos humanitarios.
Los detalles del ataque indican que el convoy, incluyendo camiones con suministros y vehículos todoterreno, se desplazaba por la carretera costera hacia el sur, cuando drones operados por el ejército identificaron una amenaza percibida. Pese a los intentos de comunicación entre los coordinadores de las acciones humanitarias de Israel en Gaza y un miembro de WCK en el convoy, no hubo respuesta, contribuyendo a la confusión del momento.
La investigación reveló que los vehículos atacados portaban grandes logos de WCK en los techos, aunque las cámaras infrarrojas utilizadas por la noche por los drones no lograron distinguirlos. “El primer ataque con misiles se basó en una identificación errónea, y el segundo y tercer ataque se llevaron a cabo contra procedimientos operativos estándar,” afirmó Har-Even, resaltando la desviación de los protocolos militares que exigen una verificación del objetivo antes de un segundo ataque.
Ante estas conclusiones, el Jefe del Estado Mayor de las FDI, Herzl Halevi, ha decidido destituir a dos oficiales del Estado Mayor de la Brigada Nahal y reprender a los comandantes de la brigada, la división y el Comando Sur. La fiscal militar general, mayor general Yifat Tomer-Yerushalmi, revisará el caso para determinar si es pertinente iniciar una investigación penal.
Este incidente ha generado una profunda consternación tanto a nivel internacional como dentro de Israel, destacando la complejidad y los desafíos de llevar a cabo operaciones militares inmediatas a la frontera de zonas civiles y humanitarias activas. Los errores admitidos por las FDI en esta ocasión subrayan la necesidad crítica de adherirse estrictamente a protocolos operativos para evitar futuras tragedias de esta naturaleza.
La investigación, expuso una “serie de errores”, incluyendo problemas de comunicación y una identificación errónea de objetivos. Este incidente ha sacudido profundamente a la comunidad internacional y ha puesto en relieve la fragilidad y los riesgos inherentes a las operaciones en zonas de conflicto.
La incapacidad de las cámaras infrarrojas para detectar adecuadamente los logotipos en la cubierta de los vehículos durante la noche fue una de las deficiencias técnicas señaladas en el informe.
Daniel Hagari, portavoz de las FDI, insistió en que el ataque no tuvo intención de causar “ningún daño intencional”, subrayando que los operadores creyeron, equivocadamente, estar ante vehículos utilizados por combatientes armados. Estas declaraciones resaltan la confusión y los erróneos juicios que prevalecieron durante el incidente.
La divulgación de los hallazgos de la investigación a los líderes de WCK y a los diplomáticos de los países de las víctimas, evidencia un intento por parte de Israel de mantener la transparencia y buscar el esclarecimiento de los hechos que rodearon este trágico error. A pesar de estos esfuerzos, el incidente deja una marca indeleble en la memoria colectiva y plantea interrogantes sobre cómo garantizar la seguridad de los trabajadores humanitarios en regiones asoladas por el conflicto.