La Emiratos Árabes Unidos (EAU), una nación donde las temperaturas pueden alcanzar los 50 grados Celsius durante el verano y donde el 80% del territorio está cubierto por desierto, ha adoptado una tecnología avanzada conocida como siembra de nubes para combatir la escasez de agua, un desafío crítico exacerbado por el cambio climático.
Esta técnica, que se introdujo en la década de 1990 y ha evolucionado con significativas inversiones como los 20 millones de dólares destinados por el vicepresidente Sheikh Mansour Bin Zayed Al Nahyan a principios de los 2000, busca incrementar la cantidad de lluvia producida por esta nubes.
La siembra de nubes, definida como el proceso de modificar las nubes para aumentar las precipitaciones, se ha convertido en una herramienta clave para los EAU, un país que recibe menos de 200 milímetros de lluvia al año. Esta cifra contrasta drásticamente con otros lugares del mundo como Londres, con un promedio de 1,051 milímetros, y Singapur, con 3,012 milímetros.
La crisis hídrica no solo afecta a esta nación del Golfo, sino que es una preocupación global. Según proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas, para el año 2025, 1.8 mil millones de personas enfrentarán una escasez absoluta de agua, siendo Oriente Medio una de las regiones más afectadas con aproximadamente el 83% de su población propensa a experimentar altos niveles de estrés hídrico.
Ante este escenario, los Emiratos Árabes Unidos colaboraron con reconocidos organismos como el Centro Nacional de Investigación Atmosférica en Colorado, Estados Unidos y la NASA para establecer una metodología eficaz en el programa de siembra de nubes.
Este método no solo tiene el potencial de mejorar la disponibilidad de agua dulce para consumo humano y agrícola, sino también de mitigar los efectos del calor extremo y aumentar la productividad agrícola en un país donde la escasez de agua representa uno de los desafíos centrales para su desarrollo sostenible.
Así funciona
La iniciativa de siembra de nubes es administrada por el Centro Nacional de Meteorología (NCM), con sede en Abu Dhabi, donde se realizan más de 1,000 horas de operaciones de siembra de nubes cada año para fomentar la precipitación. El NCM dispone de una red de radares meteorológicos y más de 60 estaciones meteorológicas que no solo gestionan las operaciones de siembra, sino que también supervisan las condiciones atmosféricas de cerca.
Tras identificar nubes adecuadas que muestren patrones de precipitación prometedores y se envían pilotos para que dispersen material higroscópico desde aviones especializados. Estos materiales, cuando se introducen en las nubes, provocan que las gotas de agua aumenten de tamaño hasta que la nube no puede retenerlas más, causando que caigan como lluvia. “Cada bengala contiene alrededor de un kilogramo de componentes de sal”, explicaron expertos, a CNBC.
Los aviones equipados con bengalas higroscópicas son fundamentales en esta operación, ya que se encargan de distribuir el agente de sembrado directamente en las nubes seleccionadas. El proceso de quema y dispersión de las bengalas dura aproximadamente tres minutos, un lapso durante el cual el material salino interactúa con el agua de la nube, incrementando el tamaño de las gotas.
El proceso detallado previamente comienza con una etapa de observación meticulosa, donde los pronosticadores meteorológicos juegan un rol clave. Ellos son los encargados de analizar los patrones de precipitación en las nubes para identificar aquellas que son más susceptibles de ser sembradas. “Una vez que identificamos la nube correcta,” menciona un especialista en meteorología, “procedemos a la acción inmediatamente, aprovechando las condiciones óptimas para estimular la precipitación”.
Un método seguro
Abdulla Al Mandous, Director General del Centro Nacional de Meteorología (NCM), afirmó en una entrevista con CNBC que el programa de modificación del clima de Abu Dhabi “se basa en antecedentes científicos” y aseguró que no emplean materiales nocivos en sus operaciones. “Nuestros aviones especializados solo usan sales naturales, y no químicos dañinos”, declaró la entidad.
Este programa se destaca por su enfoque innovador, especialmente por su decisión de no utilizar yoduro de plata, un agente de siembra común utilizado en varios países pero criticado por sus potenciales efectos perjudiciales para el medio ambiente y la salud pública. Aunque estudios anteriores no han demostrado efectos tóxicos significativos del yoduro de plata a los niveles actuales de uso, la iniciativa de Abu Dhabi prefiere opciones más seguras.
Un avance notable en su estrategia es el desarrollo de un nuevo agente de siembra denominado material nano, una fina sal revestida con óxido de titanio, que según Al Mandous, es “tres veces más efectivo que las bengalas higroscópicas” que se utilizan actualmente. Este innovador material está actualmente en fase de pruebas y experimentación en diversos entornos atmosféricos, tanto en los Emiratos Árabes Unidos como en Estados Unidos.