El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se reunió con el director general de la OIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica), Rafael Mariano Grossi, este viernes durante una visita a Austria, donde debía asistir a una reunión sobre estupefacientes.
Al comienzo de una mesa redonda, Blinken agradeció al organismo de control nuclear de la ONU por el trabajo sobre Irán y el mantenimiento de la seguridad en la instalación nuclear ucraniana de Zaporizhzhia, controlada por Rusia.
La semana pasada, Estados Unidos amenazó con acciones futuras contra Irán en una reunión trimestral de la OIEA si Teherán sigue “obstruyendo” al organismo de control negándole la cooperación y las respuestas que busca en cuestiones que incluyen rastros de uranio inexplicables desde hace mucho tiempo.
Ha pasado más de un año desde la última resolución de la Junta contra Irán, que le ordenaba cooperar urgentemente con la investigación de las partículas. Teherán desestimó la resolución calificándola de “política” y “antiiraní”, aunque sólo China y Rusia se opusieron.
En la central nuclear de Zaporizhzhia, la mayor de Europa, Grossi ha advertido repetidamente del peligro de ataques y el miércoles la dirección controlada por Rusia afirmó que el ejército ucraniano bombardeó una instalación de infraestructura crítica en la central.
Rusia y Ucrania, en guerra desde hace más de dos años, se culpan mutuamente por bombardeos anteriores que derribaron líneas eléctricas y pusieron en peligro generadores.
“Estamos agradecidos por el trabajo que están haciendo en todo el mundo”, dijo Blinken a Grossi.
Grossi, dio detalles la semana pasada sobre la reunión que mantuvo con el presidente ruso, Vladimir Putin, y habló sobre el desafío de seguir garantizando la seguridad nuclear en el contexto de una situación global tensionada.
En entrevistas con los medios argentinos Radio Mitre y Radio Rivadavia, Grossi dijo que en el epicentro de las preocupaciones de la agencia de la ONU se encuentran la central nuclear de Zaporizhzhia, la aceleración del programa nuclear iraní y el espectro de una escalada nuclear impredecible en medio de los múltiples conflictos que atraviesan el mundo.
Grossi se refirió en primer lugar a la situación en Zaporizhzhia, la planta nuclear más grande de Europa, ocupada por Rusia tras el inicio de la invasión a Ucrania.
Se trata, explicó el diplomático argentino, de una planta que cuenta con 6 reactores de 1.000 megavatios y que se halla en una línea de frente activa, lo cual plantea riesgos significativos de seguridad.
“Estuvimos desplegando tareas de naturaleza preventiva para evitar que la central sea bombardeada y se convierta en un blanco militar, lo que podría generar un accidente muy grave, con consecuencias radiológicas muy serias”, dijo en diálogo con el periodista de Radio Rivadavia Marcelo Longobardi.
La situación en la central también plantea retos diplomáticos de enormes proporciones, con la necesidad de un diálogo constante con las autoridades de Rusia y Ucrania, dos partes beligerantes y que tienen intereses contrapuestos.
“El conflicto tiende a prolongarse, entonces estamos en una situación que desde el punto de vista técnico exige una serie de consideraciones sobre lo que va a pasar con la planta”, que en este momento no produce energía, dijo Grossi. “Mi preocupación y mi esfuerzo está orientado en tener la mayor autocontención y restricción por parte de dos beligerantes”.
“No olvidemos”, agregó, “que acá hay una guerra. Lo que hay que tratar es ‘santuarizar’ la central para que no se produzcan bombardeos en ella o Rusia la militarice o la utilice como base militar”.
“Es una situación de seguridad que en el Consejo de Seguridad de la ONU caractericé de tremendamente frágil, tremendamente precaria”, dijo Grossi. A la vez, destacó la importancia de la presencia en la central de un equipo de la OIEA, que actúa como “disuasivo”.
(Con información de Reuters)