El vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso y ex presidente ruso, Dmitri Medvedev, presentó este jueves los detalles de la llamada “Fórmula de Paz rusa” para poner fin a la invasión a Ucrania, que exigiría la rendición incondicional de Kiev, el pago de todas las compensaciones debidas a Rusia y la anexión de todo el territorio ucraniano a cambio de que el Kremlin ponga fin a las hostilidades.
“No vemos ningún deseo de negociar por parte de la llamada antigua Ucrania. Al menos sobre la base del reconocimiento de las realidades, como dijo ayer (el presidente ruso, Vladímir) Putin”, señaló Medvédev en un texto publicado en su canal de Telegram. Según el funcionario, Ucrania sólo reconoce una fórmula de paz “descerebrada”, sugerida por “un payaso provinciano en mallas verdes”.
“Parece tan artificial que la única salida es construir su propia fórmula, rusa, tranquila y bastante realista. Humana para todos”, continuó Medvedev, uno de los más férreos aliados del presidente Vladimir Putin y quien fue presidente de Rusia de 2008 a 2012.
La fórmula de paz propuesta por Medvedev, un halcón que, según los diplomáticos, da una idea de lo que se piensa en el Kremlin, prevé que Ucrania admita su derrota en el conflicto y se rinda incondicionalmente.
La propuesta rusa también implica el reconocimiento de todo el territorio de Ucrania como territorio de Rusia y la adopción del acto de reunificación con la Federación Rusa, así como el reconocimiento de este acto en las Naciones Unidas.
Otra de las condiciones detalladas por Medvedev son la pérdida para Ucrania de su personalidad jurídica mundial y la prohibición de unirse a alianzas militares sin el consentimiento de la Federación Rusa.
Además, debería introducirse un parlamento provisional en Ucrania cuando el país sea derrotado. En concreto, Medvédev sugirió “la dimisión de todas las autoridades constitucionales ‘de la antigua ‘Ucrania’ y la celebración inmediata de elecciones al Parlamento provisional del territorio autogobernado bajo los auspicios de las Naciones Unidas”.
El Parlamento Provisional de Ucrania tendrá que aprobar una ley que establezca un procedimiento de indemnización por los daños causados a las regiones de Rusia, así como a los ciudadanos heridos y a las familias de los rusos muertos.
“Esta podría ser la fórmula de paz suave de Rusia. Es un compromiso, ¿no? Creo que basándonos en ella podemos buscar un consenso benévolo con la comunidad internacional, incluido el mundo anglosajón, para celebrar cumbres productivas, contando con la comprensión mutua de nuestros amigos íntimos: los socios occidentales”, concluyó Medvédev.
En una muestra de las intenciones del Kremlin, el 4 de marzo Medvedev habló ante un mapa gigante de Ucrania en el que se mostraba el país como una porción de tierra sin salida al mar mucho más pequeña que su territorio reconocido internacionalmente.
El mapa parecía describir un escenario en el que Ucrania quedaría apretada contra Polonia, con Kiev como capital, pero Rusia controlaría una franja de ciudades ucranianas, así como el este, el sur y toda la costa del Mar Negro.
Rusia tiene la iniciativa en el campo de batalla y controla algo menos de una quinta parte del territorio ucraniano, que reclama como propio. Pero está lejos de conquistar más territorio y lograr la capitulación de Kiev, que por su parte ataca cada vez más regiones rusas. Moscú pensaba que el asalto a Ucrania duraría unos días o tal vez semanas, y acaba de cumplir dos años.
No hubo reacción inmediata de Kiev a las nuevas declaraciones de Medvedev. Las autoridades ucranianas han acusado reiteradamente al ex presidente y a otros altos cargos rusos de librar una guerra ilegal de conquista y han afirmado que Ucrania y su pueblo son distintos de Rusia y los rusos.