Los tibetanos de la India ondearon el domingo la bandera de su patria en las protestas convocadas para conmemorar los 65 años de un fallido levantamiento aplastado por China, que obligó a huir al Dalai Lama y a miles de compatriotas.
Los líderes advirtieron de una “amenaza existencial” para la lucha de décadas de los tibetanos en el exilio por conseguir una mayor autonomía para una patria que muchos nunca han visto.
El domingo, cientos de tibetanos se reunieron en la ciudad de Dharamsala, en el norte de India, hogar adoptivo del Dalai Lama desde que huyó del Tíbet días después del levantamiento del 10 de marzo de 1959.
“La conmemoración de hoy no es sólo una forma de amplificar las voces de los tibetanos ante la comunidad internacional, sino un momento para que todos los tibetanos reflexionen”, declaró Lhagyari Namgyal Dolkar, de 37 años, parlamentario del gobierno tibetano en el exilio, con sede en India.
El Dalai Lama tenía sólo 23 años cuando escapó de la capital tibetana, Lhasa, temiendo por su vida después de que los soldados chinos destriparan el levantamiento, cruzando el nevado Himalaya hasta la India.
El líder espiritual budista nunca ha regresado.
El Dalai Lama, de 88 años, dejó de ser el jefe político de su pueblo en 2011, pasando el testigo del poder secular a un gobierno elegido democráticamente por unos 130.000 tibetanos de todo el mundo.
Penpa Tsering, el sikyong o jefe de ese gobierno, dijo el domingo que no buscan la plena independencia del Tíbet, sino que persiguen una política de “Vía Media” de larga data que busca una mayor autonomía y “resolver el conflicto sino-tibetano a través del diálogo”.
Amenaza existencial
Muchos tibetanos en el exilio temen que Beijing nombre a un sucesor rival del Dalai Lama, reforzando así el control sobre un territorio al que envió tropas en 1950.
A lo largo de los siglos, el Tíbet ha alternado entre la independencia y el control de China, que afirma haber “liberado pacíficamente” la accidentada meseta y haber aportado infraestructuras y educación.
China afirma que Tíbet es parte integrante del país.
India ha acogido durante décadas a los dirigentes tibetanos en el exilio y es, a su vez, un rival regional de China. Las tensiones entre los dos países más poblados del mundo se recrudecieron tras un mortífero enfrentamiento fronterizo en el Himalaya en 2020.
Tsering dio las gracias a los partidarios, incluidos los gobiernos de India y Estados Unidos, que están “comprometidos con la verdad y la libertad”, dijo en un discurso.
“A medida que la identidad tibetana se enfrenta a una amenaza existencial, vosotros sois nuestra columna vertebral y fuente de fuerza interior para mantener viva nuestra lucha por la libertad”, afirmó.
Los budistas tibetanos creen que el Dalai Lama es la 14ª reencarnación del líder de una institución que data de hace seis siglos, elegido por los monjes según las antiguas tradiciones budistas.
(con información de AFP)