Tiphaine Auzière, la hijastra del presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha roto el silencio sobre el episodio que marcó su infancia: cuando, a sus 10 años, su madre, Brigitte Macron, se enamoró de un compañero de clase de su hermana de 15. En ocasión del lanzamiento de su primera novela, Assises, Auzière elige un discreto café en Montreuil-sur-Mer para una conversación excepcionalmente franca con Paris Match. No se trata sólo de una entrevista más: es la oportunidad de pronunciar palabras que, hasta ahora, permanecían celosamente guardadas.
—Una separación es dolorosa, y cuando hay otra persona es aún más dolorosa —comienza—. He aprendido mucho sobre la naturaleza humana. Sé que, en momentos así, hay que centrarse en lo esencial y seguir adelante a pesar de las críticas. Los ataques, las murmuraciones, los juicios. Aún no era la era de las redes sociales, pero estábamos en una pequeña ciudad de provincias. Todo se sabía.
La historia de cómo se conocieron Brigitte y Emmanuel Macron se ha contado mil veces: una respetada profesora que se enamora de su alumno adolescente, la diferencia de edad de más de siete años, el matrimonio, la carrera política de él y el papel de ella como la Première Dame de Francia. Sin embargo, Tiphaine arroja luz sobre los matices de esta trama de la que fue una protagonista reticente.
—Lo que saqué de ello fue una mentalidad abierta, una voluntad de avanzar sin escuchar los ruidos periféricos, una mayor tolerancia. Una ruptura familiar puede ser a la vez una pena y una oportunidad —propone—. La mezcla de familias puede ser una fuente de enriquecimiento. Tengo un padre y un padrastro adorables.
La abogada y escritora no se dejó abatir por el trauma y ahora comparte en su novela las lecciones valiosas que extrajo de esta experiencia. Ha aprendido sobre la complejidad de la naturaleza humana, sobre la importancia de mantener una mente abierta y avanzar a pesar de las críticas, sobre cómo una ruptura puede ser también una oportunidad.
Su libro, Assises, aunque se disfraza como una ficticia exploración del mundo judicial, no escapa de ser una suerte de roman à clef sobre su vivencia. “El derecho penal, el derecho de familia y el derecho laboral tienen que ver con el contacto humano”, anticipa algo de la trama, que involucra a Laura, acusada de asesinar a su marido; la pequeña Jeanne, víctima de incesto a los 8 años; Sandrine, acosada por un paciente, y la abogada de todas ellas, Diane. “El trabajo a menudo define a las personas y les da un lugar en la sociedad. Tenemos la impresión de no tener nada y de no ser nada sin trabajo. Veo muchas lágrimas y risas en el transcurso de mi trabajo”.
Tiphaine maneja el tema con una gracia que evita caer en el melodrama: “Conozco a gente de todas las profesiones y condiciones sociales. Siempre estás aprendiendo cuando eres abogado. Los profesores dicen que cuando estás en contacto con gente joven, te mantienes joven. Cuando estás en contacto con gente, sigues siendo humano”.
Luego de años de trabajo como abogada, con 40 recién cumplidos, la hija de Brigitte Macron se siente lista para compartir su historia y sus reflexiones con el mundo. Sabe que su apellido provocará reacciones encontradas, que será juzgada a través de su famoso padrastro. “En ambos casos, habrá irracionalidad”, admite. Pero ella está preparada para lo que venga. Con su familia unida y sólida como una roca, y con las lecciones aprendidas de su trauma infantil, Tiphaine es un ejemplo de resiliencia y crecimiento personal.
La charla con Paris Match se convierte así no solo en un acto de desvelar secretos familiares, sino en una observación mordaz sobre cómo la sociedad consume las historias personales como si fueran episodios de una serie de televisión. Tiphaine nos recuerda que al final del día, todos somos humanos que tratamos de hacer lo mejor que podemos con las cartas que se nos han repartido.