Por qué Putin podría lanzar ataques nucleares si se ve acorralado

El destacado profesor de Harvard Graham Allison comparó la actual tensión entre Rusia y Occidente con la crisis de los misiles de 1962, resaltando que, a pesar de la solución negociada que calmó las tensiones entre EEUU y la URSS, no cree que esa paz “se mantenga durante la próxima generación”

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El presidente ruso, Vladimir Putin.
El presidente ruso, Vladimir Putin. Sputnik/Sergei Ilyin/Pool vía REUTERS

En la reciente Conferencia de Seguridad de Munich, el profesor Graham Allison, destacado académico de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, compartió sus preocupaciones sobre las posibles acciones del presidente ruso, Vladimir Putin, en relación con el uso de armas nucleares. Allison advirtió que, si Putin se viera acorralado en el campo de batalla, podría optar por recurrir a ataques nucleares, a pesar de las consecuencias devastadoras que esto conllevaría.

Durante el panel titulado “Hacer retroceder el reloj (del fin del mundo): lecciones (por) aprender en seguridad nuclear”, realizado en Alemania el pasado 16 de febrero, Allison destacó que la amenaza de Putin de realizar ataques nucleares contra Ucrania representaba el momento más peligroso desde la crisis de los misiles cubanos de 1962.

De acuerdo con Allison, “si las condiciones en el campo de batalla obligan a Putin a elegir entre una pérdida decisiva y el uso de armas nucleares, apuesto a que llevará a cabo ataques nucleares incluso ahora”.

Este sombrío pronóstico subraya la gravedad de la situación actual en Europa oriental y las implicaciones potenciales de un conflicto más amplio entre Rusia y Ucrania. Aunque el diálogo y la diplomacia siguen siendo las herramientas preferidas para abordar las tensiones geopolíticas, las advertencias de expertos como Allison son un recordatorio de la urgencia de buscar soluciones pacíficas y evitar escaladas que puedan conducir a consecuencias catastróficas para la seguridad global.

En un tono reflexivo, Allison expresó su alivio por la contención mostrada por Estados Unidos y Europa ante la amenaza nuclear de Putin, señalando que “afortunadamente, el excelente arte de gobernar de Estados Unidos y Europa convencieron a Putin de que no es una buena idea”, al menos por ahora.

Volviendo un momento a la recién mencionada crisis de los misiles de 1962, en comparación con ese oscuro episodio en la historia, en la que Estados Unidos y la Unión Soviética estuvieron al borde de la guerra nuclear debido a la colocación de misiles nucleares soviéticos en Cuba, tan sólo tres años después de que se instaurara la dictadura comunista de Fidel Castro, la situación actual plantea desafíos similares en cuanto a la estabilidad geopolítica y la amenaza nuclear.

Afortunadamente, en 1962, la crisis de los misiles se resolvió a través de negociaciones directas entre el presidente estadounidense John F. Kennedy y el líder soviético Nikita Jrushchov, con la retirada de las armas de Cuba a cambio de un compromiso de Estados Unidos de no invadir la isla y la retirada de misiles estadounidenses en Turquía. Esta solución diplomática evitó una escalada hacia la guerra nuclear y sentó las bases para un etapa de distensión entre las dos superpotencias. En palabras de Allison, “un largo periodo de paz”.

El presidente estadounidense John F.
El presidente estadounidense John F. Kennedy a la izquierda y el líder soviético Nikita Jrushchov con el dictador cubano, Fidel Castro a la derecha en una foto de 1962 en plena crisis de los misiles

En el caso actual, las acciones concertadas de Estados Unidos, Europa y hasta por el propio régimen de China han logrado disuadir a Putin de llevar a cabo ataques nucleares contra Ucrania, pero, ¿por cuánto tiempo?.

Sin embargo, la amenaza sigue latente, y es crucial encontrar soluciones pacíficas y duraderas para evitar una escalada en el conflicto.

Una posible vía para abordar la amenaza de Putin es a través de la diplomacia a nivel internacional. Los líderes mundiales se han comprometido a mantener conversaciones directas y constructivas para abordar las preocupaciones de seguridad de todas las partes involucradas. Estas conversaciones podrían centrarse en el desarme nuclear, el control de armas y la promoción de la estabilidad regional. Sin embargo el orgullo de Putin parece no permitirle ceder, hasta quedarse con, al menos, algunos territorios ucranianos ilegalmente invadidos para saciar su nostálgico capricho de revivir la extinta Unión Soviética.

El experto de Harvard sugiere que sería fundamental fortalecer los mecanismos de verificación y cumplimiento de los tratados internacionales de no proliferación nuclear. Esto ayudaría, según su criterio, a garantizar que todas las partes cumplan con sus compromisos y reduciría el riesgo de un uso indebido de armas de este tipo en situaciones de conflicto.

En última instancia, la prevención de un conflicto nuclear requiere un compromiso firme de todos los actores internacionales, en especial las potencias, para promover la paz, la seguridad y la estabilidad en todo el mundo. El legado de la crisis de los misiles cubanos nos recuerda la importancia de la diplomacia y el diálogo en la prevención de conflictos nucleares y la protección del bienestar humano.

Durante la Conferencia de Seguridad de Munich, Allison señaló la duración extraordinaria de la paz nuclear desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

“Hemos entrado en el año 79 sin guerras entre grandes potencias desde la Segunda Guerra Mundial. Se trata de una paz larga, muy larga, sin precedentes históricos”, dijo el académico.

Asimismo, el profesor hizo hincapié en la fragilidad de esta paz y en la posibilidad de que se vea amenazada en el futuro.

“Creo que no es probable que se mantenga durante la próxima generación”, advirtió.

El profesor Graham Allison, destacado
El profesor Graham Allison, destacado académico de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard

En este contexto internacional donde la amenaza nuclear se cierne como una sombra persistente sobre la paz mundial, el debate sobre el arsenal nuclear de las grandes potencias y su potencial uso se torna cada día más relevante. La reciente expansión del arsenal nuclear de China hasta niveles que podrían considerarse de paridad con Estados Unidos y Rusia, plantea un escenario complejo para la estabilidad global.

Este reajuste en el equilibrio de poder nuclear introduce lo que el profesor Allison describe como “el problema de los tres cuerpos nucleares”, una dinámica que podría requerir un “replanteamiento radical en toda la comunidad estratégica”, no solo en cuanto a la postura nuclear, sino también en la seguridad nacional de las potencias implicadas.

Con el transcurso de 78 años desde la última vez que se utilizaron armas nucleares en guerra y 79 años sin conflictos entre grandes potencias desde la Segunda Guerra Mundial, la actual estabilidad se percibe como un logro histórico, aunque frágil.

Según Allison, las posibilidades de haber mantenido este periodo de paz y no uso de armas nucleares desde 1945 “habrían sido de 1.000 a 1″. Este periodo de paz es visto como “un enorme logro del arte de gobernar internacional”, destacando la improbable repetición de este logro en futuras generaciones.

Allison resalta que la reciente amenaza de Putin es un evento indicativo de que el problema nuclear no solo persiste, sino que está lejos de la resolución. La seriedad con la que se tomó la amenaza, incluso imaginando escenarios de “Armagedón nuclear”, subraya la necesidad permanente de diálogo y estrategia para evitar una escalada hacia el conflicto.

A pesar del número actual limitado de estados con armas, la preocupación persiste sobre la posible proliferación nuclear. La referencia a las predicciones de John Kennedy en 1963, que proyectaba hasta 30 estados nucleares para la década de 1970, resalta el éxito del Tratado de No Proliferación. Sin embargo, este logro también se considera frágil y susceptible a presiones, lo que exige una vigilancia constante.

El equilibrio nuclear actual, marcado por la determinación de las tres partes implicadas - Estados Unidos, China y Rusia - de mantener una paridad, plantea un desafío matemáticamente irresoluble, según Allison. La necesidad de adaptar la postura de seguridad nacional en un contexto donde se podría contemplar un conflicto de dos frentes, exige un enfoque innovador y cooperativo que garantice la paz y la estabilidad internacional.

La inclusión de Bill Burns como director de la CIA, reconocido como uno de los mejores observadores de Putin en Estados Unidos, ofrece una perspectiva de peso sobre la seriedad de las amenazas nucleares en el presente escenario. Su evaluación de la situación subraya la importancia de la diplomacia y el liderazgo en la gestión de crisis.

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