Para Japón, el contexto regional no puede ser más complicado: la invasión de Rusia sobre territorio ucraniano marcó una nueva era de crisis, siendo que el país que lidera Vladimir Putin es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y sin embargo, no consideró la ley internacional y hasta amenazó con el uso de armas nucleares. Asimismo, China aumenta su capacidad militar de manera drástica en forma cuantitativa y cualitativa, incluyendo misiles y armamento nuclear, mientras continúa amplificando cambios unilaterales en el status quo a la fuerza en el Mar de China Oriental y el Mar de China Meridional. Adicionalmente, Corea del Norte está avanzando rápidamente en su desarrollo de misiles y armas nucleares y ha lanzado misiles repetidamente sobre el territorio japonés en los últimos años, desestabilizando también a la península coreana, vecina al país del sol naciente.
En este marco, ReporteAsia durante su estadía en Japón tuvo la posibilidad única de entrevistar a Akiyama Nobumasa, profesor de la Escuela de Políticas Públicas e Internacionales y de la Facultad de Derecho de la Universidad Hitotsubashi, uno de los académicos más destacados de Japón y más prolíficos en cuanto a escritos publicados sobre Defensa y Desnuclearización.
Este renombrado académico es integrante y miembro asociado principal de la APLN (Red de Liderazgo de Asia y el Pacífico para la No Proliferación y el Desarme Nuclear) e investigador adjunto en el Instituto Japonés de Asuntos Internacionales. Asimismo, se desempeñó como Ministro Consejero en la Misión Permanente de Japón ante las Organizaciones Internacionales en Viena y fue Asesor Especial del Embajador en Seguridad Nuclear de abril de 2016 a marzo de 2018. Fue también integrante de la Comisión de Examen de Seguridad Pública del Gobierno de Japón, miembro del Grupo de Personas Eminentes para el Avance Sustantivo del Desarme Nuclear y Asesor de la delegación japonesa en la Revisión del TNP (Tratado sobre la No Proliferación).
Con él, pudimos analizar el mapa geopolítico de Japón en relación con Asia Pacífico, logrando entender en profundidad temas que no son de debate común en América Latina, y que, sin embargo, resultan fundamentales para comprender las consecuencias que la invasión de Rusia a Ucrania ha generado, y los impactos a nivel global que todavía dicho suceso está provocando.
China
La relación entre Japón y China puede rastrearse en forma documentada hasta el siglo V de esta era, cuando comenzaron a interactuar más fluidamente, a través de misiones que la incipiente Japón enviaba a China para aprender distintos saberes, entre ellos arquitectura, gobernanza, religión y lengua, pues originalmente en el archipiélago nipón se utilizó la escritura de origen chino. Siglos después, ambos países siguen escribiendo una historia conjunta en la región de Asia oriental, pero mucha agua ha pasado debajo del puente, incluyendo temas históricos más recientes y desdichados, complejos, que nos retrotraen a la Segunda Guerra Mundial y a las invasiones japonesas a territorio chino.
Junto con el crecimiento económico de China, sucedido desde finales de la década de 1970 del siglo pasado, el fortalecimiento de sus fuerzas armadas empezó a preocupar a sus vecinos. “De hecho, su tendencia de expandir su arsenal nuclear, si solo tiene que ver con la amenaza de Estados Unidos como ellos afirman, genera dudas: para qué entonces desarrollaron misiles de media y corta distancia que son para atacar objetivos cercanos cómo podría ser Japón”, se pregunta Akiyama aplicando la lógica. “Necesitamos más canales de comunicación entre ambos países. Si tal como dicen, el crecimiento de su arsenal nuclear no genera ningún peligro para sus vecinos, tienen que convencernos a través de su comportamiento. Esa es la situación. Buscamos predictibilidad en el comportamiento de China”.
—Profesor, ¿en Japón hay una creciente percepción de amenaza de parte de China?
—Así es, y nos estamos poniendo a pensar si ese no es justamente el objetivo estratégico de China. Tengo un ejemplo: el gobierno japonés decidió recientemente incluir el misil “Tomahawk” de fabricación estadounidense a su arsenal, como medio de contraataque. Es llamativo que, si hubiera intentado impulsar esta compra hace 10 o 15 años, habría sufrido muchas críticas. Pero ahora, en cambio, ha logrado mucho apoyo público. Creo que hoy la mayoría de la población está de acuerdo en la introducción de capacidades de contraataque por parte de Japón. El contexto es la creciente percepción de amenaza por parte de China: sucede ahora que la mayoría de la población comparte esa misma sensación.
Corea del Norte
—En su consideración, ¿Corea del Norte representa una amenaza nuclear para Japón?
—No, sería una cuestión fuera de la lógica si sucediera. Pero, sin embargo, es peligroso su accionar: están demostrando sus habilidades al lanzar misiles que cruzan nuestro territorio, lo que significa que tienen esa capacidad ya muy avanzada. Pero sus pruebas están más enfocadas a mostrar capacidades de ataques a objetivos a larga distancia, como podría ser Estados Unidos. Igualmente, exhiben en general armamento para conflictos a gran escala como también para ser utilizados regionalmente en el caso de una crisis en la península coreana. Desde ya, ellos saben que su fuerza militar no es comparable con la de Corea del Sur, sumando a la presencia de que las fuerzas de Estados Unidos pueden alcanzar en ese país. Por eso, la manera más efectiva que tuvieron de intentar nivelarse con sus rivales fue teniendo sus propias armas nucleares. El problema con todo este armamento nuclear táctico a disposición en Corea del Norte es que, en el caso de escalamiento de las hipótesis de conflicto bélico, es mucho más probable que utilice estos recursos antes que otros recursos convencionales en los que, en cambio, no tiene tanta ventaja. Esto es muy peligroso.
Corea del Sur
—Si Corea del Norte llegase a impulsar a un mayor nivel la inclusión de armas nucleares en algún frente de conflicto bélico, ¿cuál sería para Usted la postura de Corea del Sur?
—Mucho se debate sobre cuál será la actitud de Donald Trump si llegase a ser electo por segunda vez. En su primer mandato, manifestó serias intenciones de retirar de Corea del Sur a las tropas estadounidenses. Esto impone un fuerte sentimiento de debilidad en Corea del Sur a nivel geopolítico. Entonces, el hecho de que Estados Unidos pueda no ser un aliado de largo plazo para Corea del Sur plantea que ese país debería enfrentarse a Corea del Norte por sí misma, y esto también establece serias amenazas en toda la región. También ha cambiado mucho la percepción de Corea del Sur respecto a China en los últimos 5 a 6 años. El sentimiento anti-chino también crece allí. Sucede que China busca alinear a Corea del Sur a sus políticas imprimiendole cierta presión comercial. Esto marca que no lo trata como a un igual, sino que directamente busca someterlo a través de sanciones económicas. Como comentaba recientemente, el comportamiento de China es cada vez menos predecible en sus políticas. Y creo que también para Corea del Sur la decisión racional sería alinearse con partners cuyos compartimientos les generen, en cambio, cierta seguridad y certidumbre, y creo que, primariamente, ese es Estados Unidos. La actitud hostil de Corea del Norte no se detendrá. Por ende, si Corea del Sur necesitase contrarrestar esa agresión, es fácil pensar que busque alinearse más concretamente con Estados Unidos y con Japón. De hecho, en el caso de una escalada de conflictos regionales, para una operación más efectiva de las fuerzas de Estados Unidos en la península coreana será importante que estas utilicen las bases militares que se encuentran en Japón. Por eso, es esencial para Corea del Sur contar con las fuerzas de autodefensa japonesas para su propia protección.
—¿Cómo influye la relación de Corea del Sur y Japón en el contexto geopolítico regional?
—Ambos países solían tener muy malas relaciones, debido a cuestiones históricas, territoriales (Isla Takeshima). Es cierto que Estados Unidos también impulsa que la relación entre Japón y Corea del Sur mejore. Es importante para balancear el poder de China en la región. Por supuesto, si China percibe la división entre Japón y Corea del Sur tenderá a intervenir y manipular. Pero si la relación es suficientemente buena, China tendrá que lidiar con ambos países como una coalición. Lamentablemente, nuestra relación con Corea del Sur es pendulante. En Japón se dice que cuando en Corea del Sur se elige a gobiernos de centro-derecha, tendemos a llevarnos mejor. Pero no es el caso de Yoon Suk Yeol, a quien no considero de derecha sin embargo, pero que viene fortaleciendo el vínculo con nuestro país. Se trata de una persona muy interesante, fue fiscal, quien analiza todo desde lo razonablemente legal, y en ese sentido, ha logrado importantes acercamientos.
Rusia
—¿Cuál es la percepción de Rusia desde Japón? ¿Se la considera una amenaza bélica directa?
—Nuestro problema con Rusia no es que Vladimir Putin lleve adelante un ataque directo contra el territorio nipón, aunque submarinos nucleares se mueven cerca de Japón, pero lo que más preocupa es que Corea del Norte y Rusia están logrando una asociación cada vez más fuerte. Todo indica que Corea del Norte provee a Rusia de misiles y armamento en su guerra contra Ucrania. Y muchos se preguntan qué recibe Corea del Norte a cambio. En principio, se entiende que sofisticación en su tecnología misilística, cooperación en armamento nuclear, materiales. Corea del Norte se enfoca mayormente en programas WMD (Weapons of Mass destruction), como misiles y armas nucleares, y Rusia maneja armamento más convencional. Por ello, la complementariedad entre ellos existe. Además, Rusia y China realizan ejercicios militares conjuntos en las cercanías de Japón, en aguas internacionales y también en zonas disputadas al norte de Hokkaido, o directamente dentro de aguas territoriales, donde también despliegan sus fuerzas aéreas. Por supuesto, ningún país quiere ir a la guerra con China, no es una hipótesis concreta, pero tampoco quieren ver a China teniendo comportamientos asertivos y coercitivos. La convivencia en paz y la cooperación es nuestro interés, y por eso creo que es muy valioso tener relaciones sanas con muchos países en Asia Pacífico.
—Justamente, una zona en la que Japón ha crecido mucho en influencia es Asia Pacífico…
—Así es. Es sabido que fue el primer ministro Shinzo Abe quien introdujo el concepto Indo-Pacífico Libre y Abierto en 2016, lo que demuestra el interés de Japón en la estabilidad de la región. Creo que allí hoy Japón cuenta con un partner de confianza que es Australia, a quien también le incumbe que la región no tenga una presión desmedida de China. De hecho, ambos países están discutiendo una posible cooperación militar en caso de contingencias simultáneas en sus respectivas regiones de influencia. Esto tenderá a aumentar la sofisticación y la frecuencia de los ejercicios conjuntos entre las Fuerzas de Autodefensa y el ejército australiano. Esta actividad responde a la Declaración Conjunta Australia-Japón sobre Cooperación en Seguridad firmada por los primeros ministros Fumio Kishida y Anthony Albanese en octubre de 2022. También ahora Japón está sumando mucho relacionamiento con Filipinas, que también tiene conflictos territoriales con China (islas Spratly y Paracel, etc), país que ha afirmado en varias ocasiones que va a anexar todos sus territorios antes de 2049, inclusive utilizando medios militares. Por ende, en Filipinas está creciendo la percepción negativa de China, y también por esto las autoridades de ese país están buscando más contacto con Estados Unidos, para contrarrestar la influencia de Beijing en esa zona. Podría comentar mucho también sobre nuestro vínculo con la India, que es muy bueno. Desde la perspectiva geopolítica, debo explicar igualmente que a esa relación no la utilizamos como una herramienta en contra de China: está basada en que compartimos valores universales y una relación económica pujante. De pronto, muchas veces nuestros intereses se contraponen: India compra combustible a Rusia, nosotros no. Pero comprendemos que cada país tiene sus propias necesidades, y estamos dispuestos a colaborar con ellos en otros aspectos.
Medio Oriente
—Profesor, los últimos conflictos bélicos se están dando en Medio Oriente, ¿cuál es la mirada de esta situación desde Japón?
—Creo que con respecto a Medio Oriente debo decir que el Gobierno japonés está más del lado de Israel, aunque el público es más simpatético con las víctimas de Gaza. Japón está en contra del terrorismo y lo condena abiertamente. Pero en Japón la lucha contra el terrorismo no habilita una crisis humanitaria como la que está viviendo Gaza. Creo que eso genera contradicciones internas. Así también otros países como Irán, que son para Japón muy importantes por su centralidad en la zona, y con los que tiene una relativa buena relación, representan ciertos desafíos, porque los rebeldes hutíes que atacaron barcos norteamericanos e ingleses en Yémen, y que son apoyados por Irán, también atacaron barcos japoneses. Queremos ayudar a Palestina, pero tenemos tolerancia cero con Hamas y el terrorismo. Irán justamente apoya los conflictos regionales y a grupos como Hamas y Hezbollah. Eso nos complica. Al mismo tiempo, no queremos ver a Irán transformándose en una potencia nuclear. Porque de ser así, Arabia Saudita también se convertirá en un jugador nuclear. Y si eso sucede, va a ocurrir una escalada nuclear en la región. Allí, creo que Japón tiene mejores vínculos con Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, que están más alineados con Estados Unidos.
Estados Unidos
—¿Ve alguna dificultad por delante para Japón si fuera Donald Trump quien gane las próximas elecciones presidenciales?
—En el pasado, el fallecido Shinzo Abe manejó la relación con Estados Unidos muy bien, inclusive en la era Trump. Pero debido a que Trump tiene un carácter transaccional, las relación con Japón podría no ser tan estable en ciertos términos. De hecho, Trump en su momento propuso que se aplique un 6% de impuestos a las importaciones japonesas. Si eso sucede, no sería positivo para la relación, aunque la política de Seguridad conjunta se debería mantener. Al mismo tiempo, Japón anunció que comprará más acero de Estados Unidos, y eso es fundamental para cualquier gobierno norteamericano, es simbólico tratándose de un segmento clave de su industria, y le generará mucho apoyo político a Trump desde ciertos segmentos de su población. Igualmente, no descarto que Trump pueda ejercer cierta presión sobre los japoneses. Aunque ninguna irracionalidad económica funcionaría en esta relación. Solo si se utilizara la seguridad como una herramienta para negociar con Japón, en ese caso, enfrentaríamos una crisis.
Desnuclearización
—Por último, el año pasado en la cumbre del G7 el PM Kishida presentó el Hiroshima Action Plan. ¿Cómo cree que esta iniciativa aporta al proceso de desnuclearización?
—En principio, creo que tuvo buen timing, porque se dio justo cuando Rusia nos recordó la utilidad de las armas nucleares. En este plan, se establecen 5 pilares para impulsar la desnuclearización: continuar sin utilizar armas nucleares; mejorar la transparencia de las capacidades nucleares; mantener la tendencia decreciente del arsenal nuclear mundial; asegurar la no proliferación nuclear y promover el uso pacífico de la energía nuclear; y alentar a los líderes internacionales y otros a visitar Hiroshima y Nagasaki. Creo que fue valiente para la causa. Igualmente, no hubo grandes avances para los defensores de la desnuclearización. Porque, tenemos que enfrentar una realidad: debemos manejar la hipótesis de una amenaza nuclear inminente mientras que las armas nucleares existan. China se está expandiendo en armas nucleares, Corea del Norte lo sigue, ¿podemos cerrar los ojos? En Japón tenemos que mostrar -no a nivel nuclear, sino a nivel convencional-, que estamos preparados para manejar sus amenazas y que ningún país está preparado para lograr sus objetivos por el uso de la fuerza. Tenemos que convencerlos que solo la diplomacia y las relaciones internacionales son la manera de lograr los objetivos geopolíticos. Si China ve una relación cada vez más fuerte de Estados Unidos con Japón y vislumbran que esta tendencia se expande a Corea del Sur, Filipinas, Australia, Malasia, si esto sucede cambiaría el ambiente para el diálogo estratégico con Japón y mucho mejor si además el rol de las armas nucleares disminuye y deja de ser un espacio de amenaza.