En una carta dirigida al primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, diversas organizaciones de la sociedad civil ucraniana e internacional, incluidas víctimas y supervivientes del conflicto en Ucrania, hicieron un urgente llamado para resolver el estancamiento de casi dos años en torno a los ingresos generados por la venta del Chelsea FC, valorada en 2.000 millones de dólares, club inglés que por más de una década perteneció al magnate ruso Roman Abramovich. El pedido es claro: destinar estos fondos a las necesidades apremiantes de las víctimas de la guerra.
“Estos fondos representan una oportunidad única para que el Reino Unido tenga un profundo impacto en las vidas de las víctimas de la guerra en Ucrania. Una evaluación conjunta del Banco Mundial, el Gobierno de Ucrania, la Comisión Europea y las Naciones Unidas publicada en marzo de 2023 estimó el coste total de la reconstrucción y la recuperación en 411.000 millones de dólares, cifra que incluye los daños a las infraestructuras y al medio ambiente, así como las pérdidas económicas y sociales derivadas del conflicto”, señala la ONG Redress en un comunicado.
Indica, además, que se estima que cerca de 10 millones de personas se encuentran desplazadas internamente o refugiadas en el exterior.
“Se han denunciado violaciones generalizadas de los derechos humanos y más de 125.000 crímenes de guerra, incluidos actos de violencia sexual y tortura relacionados con el conflicto. Además del sufrimiento físico y material causado, Viktor Liashko, Ministro de Sanidad de Ucrania, estimó a finales de 2023 que 14 millones de ucranianos necesitan ayuda psicológica”, agrega el texto.
Redress recuerda que desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022, el Reino Unido prometió unos 365 millones de libras (casi 290 millones de dólares) en ayuda humanitaria a Ucrania. “Los ingresos de la venta del Chelsea FC representan casi siete veces este valor”, remarcan los solicitantes en el comunicado.
Y añaden: “Los fondos tienen el potencial de mejorar drásticamente la situación de las víctimas y los sobrevivientes, y defender su derecho a la reparación, consagrado en el derecho internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario”.
En marzo de 2022, en medio de la presión internacional sobre Putin y los oligarcas rusos cercanos al Kremlin, Abramovich manifestó su voluntad de vender el Chelsea y utilizar los ingresos “en beneficio de todas las víctimas de la guerra en Ucrania”. Poco después, el magnate fue objeto de sanciones por parte del Reino Unido por sus estrechas relaciones con el régimen de Putin.
Con sus fondos congelados, la venta del club londinense fue posible gracias a una licencia concedida por la Oficina de Aplicación de Sanciones Financieras (OFSI, por sus siglas en inglés) el 24 de mayo de 2022 para crear una fundación con “fines exclusivamente humanitarios en apoyo de todas las víctimas del conflicto en Ucrania, y sus consecuencias”.
Asimismo, el Departamento de Cultura, Medios de Comunicación y Deporte afirmó ese mismo año que los fondos se utilizarían para “fines exclusivamente humanitarios en Ucrania”. Sin embargo, advierte Redress, a dos años del inicio de la guerra, “el proceso sigue en punto muerto, sin que ni la Oficina de Asuntos Exteriores, de la Commonwealth y de Desarrollo ni los encargados de crear la fundación tomen medidas decisivas para avanzar en el asunto”.
Este impasse contrasta con las declaraciones previas del gobierno británico sobre la necesidad de que Rusia pague reparaciones por su invasión a Ucrania. La falta de progreso en el caso del Chelsea FC también socava los esfuerzos para establecer un mecanismo de donaciones voluntarias anunciado por el gobierno británico para apoyar a Ucrania.
Ante esta situación, las organizaciones piden al gobierno británico que tome medidas urgentes para resolver el estancamiento y garantizar que los fondos se destinen efectivamente a las víctimas del conflicto en Ucrania. Además, instan a que se establezca un diálogo con el gobierno de Volodimir Zelensky, grupos de sobrevivientes y la sociedad civil para guiar la distribución de los fondos de manera efectiva y oportuna.
Redress explica que, a través de la fundación que se establezca, o como vía independiente, los fondos podrían canalizarse hacia mecanismos ya existentes, como: el “Registro de Daños y Perjuicios de Ucrania”, el “Fondo Fiduciario para las Víctimas de la Corte Penal Internacional”, el “Fondo Mundial para los Sobrevivientes”, y “un nuevo mecanismo del Reino Unido para las ‘víctimas de conductas internacionalmente ilícitas’”.
El pasado mes de diciembre la Justicia europea rechazó el recurso presentado por Abramovich por las sanciones que la UE le impuso dado su papel en la guerra rusa sobre Ucrania. El escrito menciona como principal razón de su decisión el papel del implicado en el grupo Evraz y, en particular, en su sociedad matriz ya que es uno de los principales accionistas del grupo siderúrgico que, a su vez, es uno de los grandes contribuyentes de Moscú; en otras palabras, está entre los responsables de proveer al Kremlin de un flujo de capitales suficiente para continuar con su agresión en el país vecino.
Asimismo, los magistrados concluyeron que al momento de emitir las sanciones, Abramovich “tenía acceso privilegiado” a Putin y “mantenía muy buenas relaciones con él”, lo que le permitía “conservar su considerable riqueza”, incluso en un momento en el que la economía rusa estaba en declive.
“Por lo tanto, se ha estado beneficiando de los responsables rusos de la anexión de Crimea o de la desestabilización de Ucrania”, suma el escrito.