El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo este viernes que el Ejército está “planeando a fondo” una ofensiva militar en la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, señalando su determinación de seguir adelante a pesar de la creciente preocupación internacional por la seguridad de cientos de miles de palestinos que buscan refugio allí.
El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha instado a Israel a no llevar a cabo la operación sin un plan “creíble” para proteger a los civiles y a centrarse, en cambio, en un alto el fuego. En tanto, Egipto dijo que una operación podría amenazar las relaciones diplomáticas entre los países. Muchos otros líderes mundiales han emitido mensajes similares de preocupación.
Se calcula que 1,4 millones de palestinos, más de la mitad de la población de Gaza, están hacinados en Rafah, la mayoría de ellos desplazados por los combates en otras partes del territorio. Cientos de miles viven en campamentos de tiendas de campaña.
En declaraciones a la prensa el viernes, Gallant afirmó que Israel ha infligido grandes pérdidas a Hamas durante una guerra que se encuentra ya en su quinto mes y que Rafah es “el próximo centro de gravedad” terrorista que Israel planea atacar.
“Estamos planificando minuciosamente futuras operaciones en Rafah, que es un importante bastión de Hamas”, afirmó. No quiso precisar cuándo podría comenzar la operación, aunque Israel ya ha dicho anteriormente que primero elaborará un plan para evacuar a los civiles.
Los palestinos y las agencias de ayuda internacional afirman que no hay ningún lugar seguro al que ir ya que Israel también ha llevado a cabo ataques en zonas donde había dicho a los civiles que buscaran refugio, incluida la propia Rafah.
El ejército israelí lanzó su guerra en respuesta a un ataque transfronterizo de Hamas el 7 de octubre, en el que murieron unas 1.200 personas en Israel y otras 250 fueron tomadas como rehenes. La ofensiva aérea y terrestre ha dejado a más de 28.000 palestinos muertos, según las autoridades sanitarias del enclave dirigido por la milicia pro iraní, ha causado una destrucción generalizada, ha desplazado a cerca del 80% de la población y ha desencadenado una crisis humanitaria.
Egipto ha advertido repetidamente a Israel de que no empuje a los civiles palestinos en Rafah a cruzar la frontera, alegando que una afluencia masiva podría poner fin al acuerdo de paz de 1979 entre Israel y Egipto.
Aunque algunos israelíes de línea dura han pedido la expulsión de los palestinos de Gaza, Gallant dijo que no había planes para hacerlo.
“El Estado de Israel no tiene intención de evacuar a civiles palestinos a Egipto”, declaró. “Respetamos y valoramos nuestro acuerdo de paz con Egipto, que es una piedra angular de la estabilidad en la región, así como un socio importante”, agregó en ese sentido.
Sin embargo, nuevas imágenes satelitales indican que Egipto se está preparando para ese mismo escenario. Las fotos muestran al Cairo construyendo un muro y nivelando terrenos cerca de su frontera con Gaza. Las autoridades egipcias no respondieron a las peticiones de comentarios.
La ofensiva israelí ha incluido meses de ataques aéreos, así como una invasión terrestre que se ha desplazado constantemente hacia el sur a través de la mayor parte de Gaza. En las últimas semanas, las maniobras se centraron Khan Younis, la segunda ciudad más grande de Gaza y bastión de Hamas.
El viernes, las tropas israelíes incursionaron en el mayor hospital del sur de Gaza y registraron el complejo del Hospital Nasser, deteniendo a presuntos combatientes enemigos y buscando pruebas de que los restos de los rehenes israelíes secuestrados pudieran estar allí. Las Fuerzas de Defensa aseguran que no atacan a los pacientes ni a los médicos pero el personal sostiene que las instalaciones se enfrentan a un intenso fuego y a la escasez de suministros, incluidos alimentos y agua.
Gallant dijo que 70 presuntos militantes han sido detenidos en el hospital, entre ellos 20 que supuestamente participaron en el ataque del 7 de octubre.
A la par, dos ataques aéreos israelíes sobre Rafah durante la noche mataron al menos a 13 personas, entre ellas nueve miembros de una misma familia, según funcionarios del hospital.
También, en esta última jornada un atacante palestino abrió fuego contra una parada de autobús en una concurrida intersección del sur de Israel, matando a dos personas e hiriendo a cuatro antes de ser abatido por un transeúnte. No hubo reivindicación inmediata de la autoría.
Estancamiento del alto el fuego
Las negociaciones sobre un alto el fuego en Gaza, mientras tanto, parecen haberse estancado, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó la propuesta de Estados Unidos para después de la guerra, en particular sus llamamientos a la creación de un Estado palestino.
En las últimas horas, Biden instó a Netanyahu a aplazar la operación de Rafah y, en su lugar, buscar un alto el fuego que podría incluir la liberación de los rehenes israelíes. “Todavía tengo esperanzas de que eso pueda hacerse y, mientras tanto, no preveo, espero, que los israelíes no hagan ninguna invasión terrestre masiva”, dijo. “Mi esperanza y expectativa es que consigamos este acuerdo sobre los rehenes”, insistió.
No obstante, luego de esta conversación y -al parecer- tras reunirse con el jefe de la CIA William Burns, Netanyahu escribió en X que Israel no aceptará “dictados internacionales respecto a un acuerdo permanente con los palestinos” y sumó, a continuación, que si otros países reconocen unilateralmente un Estado palestino, eso daría una “recompensa al terrorismo”.
Netanyahu ha rechazado repetidamente la creación de un Estado palestino e incluso se ha jactado de haber contribuido a impedirla durante su mandato. Esto, sin embargo, no sorprende dado que su coalición de gobierno está dominada por partidarios de la línea dura que se oponen a la independencia palestina y cualquier proceso diplomático conduciría probablemente en el colapso del Ejecutivo.
Por el contrario, prometió continuar su ofensiva hasta erradicar a Hamas y liberar a los más de 100 rehenes que permanecen cautivos.
La UNRWA, de nuevo bajo presión
Gallant dio a conocer nuevas acusaciones israelíes contra la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, incluyendo una foto de lo que -dijo- era un trabajador social de la Organización participando en el secuestro de un israelí el 7 de octubre.
Israel lleva mucho tiempo acusando a la UNRWA de colaborar con Hamas o de hacer la vista gorda ante las actividades del grupo militante.
A lo largo de la guerra, ha difundido imágenes de túneles construidos junto a las instalaciones de la UNRWA y el mes pasado afirmó que 12 empleados de la UNRWA habían participado activamente en la masacre de octubre.
Esto llevó a Estados Unidos y a otros países donantes a suspender la financiación de la UNRWA, principal proveedor de ayuda humanitaria en Gaza. La agencia afirma que tendrá que interrumpir sus operaciones a finales de mes si no se restablece la financiación.
La UNRWA niega colaborar con Hamas, ya despidió a los empleados acusados de los ataques del 7 de octubre y puso en marcha un par de investigaciones sobre sus operaciones. En su presentación a los periodistas, Gallant agregó que la inteligencia israelí tiene “indicios significativos” de que más de 30 trabajadores adicionales de la UNRWA se unieron al ataque del 7 de octubre. Dijo que casi 1.500 trabajadores, el 12% de su fuerza laboral, son miembros del grupo terrorista palestino o de la milicia Yihad Islámica, y más de 230 están en sus alas armadas.
“La UNRWA ha perdido legitimidad y ya no puede funcionar como un organismo de la ONU”, afirmó. Dijo que ordenó a las autoridades israelíes que empiecen a trabajar con organizaciones alternativas que puedan sustituir a la UNRWA.
El comisionado de la UNRWA, Philippe Lazzarini, mencionó que se toma en serio las acusaciones pero también señaló que los 12 trabajadores identificados por Israel son una pequeña fracción de la fuerza de trabajo total de la UNRWA. Ha advertido de que una interrupción de las operaciones podría poner en peligro el bienestar de los habitantes de Gaza que dependen del organismo.
La agencia no hizo comentarios sobre las últimas acusaciones de Gallant pero ha dicho que proporciona regularmente los nombres de sus trabajadores a Israel y toma medidas contra cualquiera que viole las normas de neutralidad de la ONU. “Estas escandalosas acusaciones se producen cuando más de dos millones de personas en Gaza dependen de la asistencia vital que la agencia ha estado proporcionando desde que comenzó la guerra”, declaró Lazzarini el mes pasado.
“Cualquiera que traicione los valores fundamentales de las Naciones Unidas traiciona también a aquellos a quienes servimos en Gaza, en toda la región y en otras partes del mundo”, añadió.
(Con información de AP)