El líder opositor ruso Alexei Navalny, fallecido en una cárcel en el círculo polar ártico, mantuvo en los últimos días un perfil bajo en las redes sociales y también redujo sus apariciones en video durante las vistas judiciales.
“Se le practicaron los necesarios procedimientos de reanimación, que no dieron ningún resultado. Los médicos de urgencias constataron la muerte del condenado. Se están estableciendo las causas del fallecimiento”, señaló el comunicado oficial sobre el deceso de Navalny, de 47 años; al tiempo que acotó: “El 16 de febrero de 2024, en el centro penitenciario N°3, el prisionero Navalny A.A. se sintió mal después de un paseo”.
El Kremlin dijo que no tiene información sobre las causas de la muerte de Navalny. Así lo anunció el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, minutos después de conocerse la noticia.
“Los médicos tienen que aclararlo”, expresó el vocero, en una improvisada rueda con periodistas, después de que los servicios penitenciarios confirmaran la muerte del político. También sostuvo que el presidente, Vladimir Putin, ya “fue informado” al respecto.
Por su parte, la portavoz de Navalny, Kira Yarmish, aseguró que los correligionarios del opositor no tienen aún confirmación del deceso y que su abogado partirá en breve hacia Yamalo-Nénets.
En diciembre pasado, Navalny fue trasladado desde una cárcel en la región de Vladimir, a menos de 200 kilómetros de Moscú, hasta una prisión en el círculo polar Ártico, cerca de la cordillera de los Urales. La localidad de Jarp, que tiene unos 6.000 habitantes, se encuentra a casi 2.000 kilómetros de Moscú o unas 45 horas en tren desde la capital rusa.
Jarp está a menos de 50 kilómetros de Salejard, la capital administrativa de este territorio que tiene una superficie mayor que la de Francia, pero que está poblado por solo medio millón de habitantes.
Según uno de sus colaboradores en el exilio, Iván Zhdánov, la cárcel lleva el nombre de “Lobo polar” y es considerada una de las prisiones más lejanas de la civilización de toda Rusia.
Cronología de sus últimos días
- 12 de febrero: la madre de Navalny, Liudmila Naválnaya, visita a su hijo en la cárcel IK-3 de la localidad de Jarp, en el distrito autónomo Yamalo-Nénets. “Tuvimos una cita el 12 de febrero. Estaba sano y contento de estar vivo”, escribió Naválnaya en Facebook.
- 14 de febrero: la administración de la prisión “Lobo polar” envió a Navalny a una celda de aislamiento por cuarta vez desde su llegada a finales de 2023. Previamente, el líder opositor, fue encerrado en una celda de aislamiento durante diez días, del 1 hasta el 11 de febrero. Se trataba de la vigésimo séptima vez que el opositor era castigado con ese método desde su detención, en enero de 2021, en el aeropuerto de Moscú. Precisamente sus largas estancias en celdas de aislamiento, con extremas condiciones de reclusión, pudieron perjudicar gravemente la salud del opositor, lo que llevó finalmente a su muerte, según defensores de derechos humanos y periodistas. Ese mismo día, en las redes sociales de Navalny se publica un mensaje en su nombre, dirigido a su mujer, Yulia, para felicitarla por San Valentín. “Siento cada segundo que estás a mi lado y te quiero cada vez más”, rezaba el texto de felicitación, acompañado por una foto de archivo de ambos.
- 15 de febrero: pese a estar castigado, la dirección de la cárcel permite a Navalny participar en una vista judicial por videoconferencia. Durante esa aparición, el político opositor criticó con su habitual ironía las multas que le seguían imponiendo los tribunales pese a su estancia en la cárcel. “Su majestad, le enviaré el número de mi cuenta bancaria para que me pase dinero de su enorme salario de juez federal, porque a mí el dinero se me acaba debido a sus decisiones”, bromeó.
- 16 de febrero: las autoridades penitenciarias rusas anuncian la muerte repentina de Navalny en la cárcel y prometen investigar las circunstancias que rodearon su fallecimiento. Los correligionarios del opositor no dan crédito a las primeras informaciones de las autoridades y envían al abogado de Navalny a la localidad de Jarp, que acoge la prisión “Lobo polar”, para conocer de primera mano las circunstancias de lo ocurrido.
La vida política de Navalny
Principal opositor a Vladimir Putin y aguerrido luchador contra la corrupción de las élites rusas, Navalny estaba decidido a seguir enfrentándose al Kremlin tras haber sobrevivido a un envenenamiento. Este abogado decidió volver a Moscú en enero de 2021, donde fue detenido ni bien llegó al aeropuerto.
Ese regreso a Rusia parecía casi imposible en agosto de 2020, cuando el carismático opositor llegó a Berlín a bordo de un avión medicalizado. Unos días antes, se había enfermado súbitamente en un avión en Siberia y estuvo ingresado 48 horas en un hospital ruso.
Tras tres semanas en coma, tres laboratorios europeos concluyeron que el principal opositor ruso fue víctima de una sustancia neurotóxica del grupo de Novichok, creada en la era soviética para fines militares.
Tras sobrevivir a este presunto intento de asesinato, Navalny no ha tardado en contraatacar. A mediados de diciembre de 2020, difundió una conversación telefónica en la que desenmascaraba a uno de los agentes de los servicios de seguridad rusa (FSB) para que admitiera que quisieron envenenarlo.
Para el opositor, el envenenamiento fue orquestado bajo la orden directa del presidente Vladimir Putin, su enemigo jurado, que no pronunciaba nunca su nombre. El mandatario rechazó todas las acusaciones.
Una larga persecución
En 2019 el abogado ya había sido trasladado a un hospital desde la cárcel en la que cumplía una sentencia tras un arresto administrativo, por lo que su equipo dijo que era un presunto envenenamiento, al sufrir una extraña hinchazón de los párpados y múltiples abscesos en el cuello, espalda, torso y codos. Los doctores señalaron entonces que sufrió una grave reacción alérgica y le dieron el alta para regresar a prisión al día siguiente.
Antes, en 2017, fue atacado por varios hombres que le arrojaron un antiséptico a la cara, causándole daños en un ojo.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha declarado que los arrestos y la detención de Navalny por parte de Rusia en 2012 y 2014 tuvieron una motivación política y violaron sus derechos humanos, un fallo que Moscú calificó de cuestionable.
Pasó además por prisión en varias ocasiones por infracciones a la legislación sobre las manifestaciones.
Siempre ha rechazado sus condenas judiciales y aseguraba que nada podía mermar su motivación, ni siquiera las amenazas contra su seguridad y la de su familia.
“Me dedico a la política desde hace mucho tiempo, a menudo me arrestan, es parte de la vida. Hago el trabajo que prefiero, la gente me apoya, tengo muchos simpatizantes. ¿Qué puede hacer más feliz a un hombre?”, indicó en distintas oportunidades.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea habían expresado su inquietud por la suerte de Navalny, enemigo número uno del Kremlin. El pasado 7 de diciembre, el opositor pidió desde la cárcel votar contra Putin en las elecciones del 17 de marzo de 2024.
Navalny también anunció la puesta en marcha de una página web (neputin.org) que pedía a los rusos apoyar a cualquier candidato a la presidencia, salvo a Putin.