La amenaza que suponen los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos emergió como el principal riesgo global en 2024, seguido de cerca por la información falsa y la desinformación motivadas por la inteligencia artificial, según el Informe de Riesgos Globales elaborado por el Foro Económico Mundial (FEM).
El clima extremo se identificó como el mayor riesgo en 2024 y la desinformación (junto con la información falsa) ocupó el segundo lugar, emergiendo ambos como las amenazas globales más graves en los próximos dos años.
Esto podría suponer un peligro especial porque miles de millones de personas acudirán a las urnas en el mayor año electoral de la historia.
Las principales economías, desde Estados Unidos hasta la India y México, celebrarán elecciones este año, por lo que los líderes políticos y de la industria dependen de las encuestas y las previsiones para evaluar cómo será el entorno político en 2025.
“El uso generalizado de la desinformación y la información falsa, así como de las herramientas para difundirlas, puede socavar la legitimidad de los gobiernos recién elegidos”, advierte el informe. “Los disturbios resultantes podrían ir desde protestas violentas y delitos de odio hasta enfrentamientos civiles y terrorismo”, añadía el informe.
La encuesta llevada a cabo a más de 1.400 expertos en riesgos globales, responsables políticos y líderes del sector en septiembre de 2023 evidencia una visión predominantemente negativa del mundo a corto plazo, que se prevé empeore a largo plazo.
El informe, elaborado en colaboración con Marsh McLennan y Zurich, recoge que a largo plazo, en 10 años, los riesgos medioambientales ocupan las primeras posiciones, no sólo los fenómenos climáticos adversos sino también los cambios en los sistemas terrestres, la pérdida de biodiversidad o la escasez de recursos naturales.
El 30 % de los expertos mundiales considera que, en los próximos dos años, la probabilidad de que se produzcan catástrofes globales será mayor, y cerca de dos tercios esperan que esto ocurra en los próximos diez años.
A tenor de estas opiniones, el futuro estará marcado por la persistente incertidumbre económica y las crecientes brechas económicas y tecnológicas.
Dos tercios de los expertos en riesgos encuestados esperan que en la próxima década surja un orden mundial multipolar o fragmentado, “en el que las potencias medias y grandes se disputen, establezcan y hagan cumplir reglas y normas regionales”, según la encuesta.
Las pesimistas perspectivas de la encuesta se debieron probablemente a la serie de riesgos desencadenados en los últimos cuatro años con repercusiones en la sociedad, señaló John Scott, responsable de riesgos de sostenibilidad de Zurich Insurance Group, destacando desde la pandemia del COVID-19 y los consiguientes cierres patronales hasta la invasión rusa de Ucrania.
“Ha sido un golpe tras otro para las cadenas de suministro mundiales”, añadió Carolina Klint, Directora Comercial para Europa de Marsh McLennan.
Falta de oportunidades
La falta de oportunidades económicas ocupa el sexto lugar de la lista de riesgos globales para los próximos años y, a más largo plazo, podrían surgir barreras relativas a la movilidad económica que dejarían fuera de las oportunidades económicas a extensos segmentos de la población.
Los países propensos a los conflictos o vulnerables al clima podrían verse cada vez más desprovistos de inversiones, tecnologías y la consiguiente creación de empleo, advierte también el informe, lo que aumentaría los fenómenos migratorios.
Además, ante la ausencia de vías de acceso a medios de subsistencia seguros y con garantías, las personas podrían ser más propensas a caer en la delincuencia, la militarización o la radicalización.
En el mundo empresarial, la recesión económica, la inflación, la escasez de mano de obra o la escasez de suministro de energía son los principales riesgos globales que ven los empresarios en 2024.
Por último, el informe, que se presentó coincidiendo con el Foro Económico Mundial de Davos la semana pasada, hace un llamamiento a los líderes mundiales para que se replanteen las medidas destinadas a abordar los riesgos globales.
También recomienda centrar la cooperación mundial en la creación urgente de salvaguardas para los riesgos emergentes más disruptivos, como acuerdos que regulen la integración de la inteligencia artificial en la toma de decisiones sobre conflictos.
(Infografía: Marcelo Regalado)