El primer ministro de India, Narendra Modi, inauguró este lunes el nuevo templo hindú de Ayodhya, situado en una localidad disputada durante siglos por la comunidad musulmana, y ha aplaudido la medida, que llega tras una “paciencia sin precedentes e innumerables sacrificios”.
En el marco de las celebraciones, para las que se ha contado con un amplio dispositivo de seguridad, Modi ha destacado que “finalmente el dios (Rama) ha llegado”.
“Hay mucho que decir, pero tengo un nudo en la garganta. (...) Doy la enhorabuena al país en un día como hoy”, ha aseverado antes de afirmar que Rama, que cuenta ahora con un templo, “dejará de vivir en una tienda de campaña”.
El templo, conocido ahora como “La Meca del hinduismo”, ha sido construido sobre las ruinas de una mezquita y su controvertida inauguración llega poco antes de las elecciones, previstas para este año.
Para Modi, la celebración de este lunes no es simplemente una fecha significativa en el calendario sino el “amanecer de una nueva era”. “Incluso después de miles de años, la gente recordará este momento. Es la mayor bendición de Rama”, ha dicho antes de pedir el perdón de dicha deidad por “tardar tanto tiempo” en darle un lugar.
“La existencia de Rama ha sido puesta en duda, pero en la primera página de la Constitución india aparece. Le doy las gracias al Tribunal Supremo por mantener la dignidad de la legislación”, ha manifestado. En este sentido, ha expresado que las voces críticas que se han opuesto a la construcción del templo “no entienden la pureza de la conciencia social de India”.
“La construcción es un símbolo de paz en la sociedad india, de la paciencia y la armonía”, ha puntualizado, según informaciones recogidas por la cadena de televisión NDTV. “Rama no es fuego, es energía. Rama no es una disputa, es una solución. No es solo nuestro, es de todos”, ha afirmado.
Una manifestación musulmana en 1992 llevó posteriormente a la destrucción por parte de una turba hindú de la mezquita de Babri, en Ayodhya, un acto de violencia que provocó el estallido de graves enfrentamientos en India, donde al menos 2.000 personas fallecieron.
Desde entonces, el lugar ha estado bajo extraordinarias medidas de protección. La disputa por la propiedad de este lugar entre hindúes y musulmanes terminó en 2019 cuando el Tribunal Supremo falló a favor de los primeros, aunque dictaminó también que la demolición de la mezquita supuso una “violación flagrante del Estado de Derecho”.
El tribunal asignó a los musulmanes otro terreno en Ayodhya para construir una mezquita.