El OIEA advirtió que el régimen de Irán están restringiendo la cooperación “de una manera sin precedentes”

Teherán ralentizó a lo largo de 2023 su ritmo de producción de uranio enriquecido al 60%, pero volvió a acelerar la producción hacia finales de año

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La central nuclear de Bushehr, en Irán (EUROPA PRESS/ARCHIVO)
La central nuclear de Bushehr, en Irán (EUROPA PRESS/ARCHIVO)
Irán restringe “de una manera sin precedentes” la cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y lo usa “como rehén” en sus disputas con las grandes potencias, dijo a la AFP el director de esa agencia de la ONU, Rafael Grossi.

Los inspectores del OIEA encuentran trabas constantes desde 2021 para realizar sus misiones de control del programa nuclear iraní, que sigue desarrollándose, aunque la República Islámica niega querer dotarse de una bomba atómica.

“Es una situación muy frustrante. Seguimos ejerciendo nuestras actividades allí, pero al mínimo”, explicó Grossi en la entrevista con la AFP al margen del Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza. Las autoridades iraníes “están restringiendo la cooperación de una manera sin precedentes”, destaca.

“Algunos de nuestros inspectores fueron excluidos de los equipos debido a su nacionalidad, lo cual es inaceptable”, afirmó. “Son algunos de nuestros mejores inspectores, por lo que es una manera de castigarnos por cosas externas”, como “cuando hay algo que no les gusta, que Francia, Reino Unido o Estados Unidos dicen algo que no les gusta”, explicó.

“Es como si tomasen al OIEA como rehén para sus disputas políticas con otros” países, añadió el diplomático argentino, que denunció una situación “inaceptable”. Los iraníes “deben permitir que la agencia tenga todos los accesos que requiere” a las instalaciones nucleares iraníes, subraya.

El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi (REUTERS/ARCHIVO)
El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi (REUTERS/ARCHIVO)

Irán ralentizó a lo largo de 2023 su ritmo de producción de uranio enriquecido al 60%, lo que fue visto como un gesto positivo en un momento en que se retomaron las conversaciones informales con Estados Unidos. Pero volvió a acelerar la producción hacia finales de año.

“Actualmente hay un estancamiento”, según Grossi, “pero podría cambiar en los próximos días, nunca se sabe”.

La animosidad entre Estados Unidos e Irán aumentó con el conflicto entre Israel y el grupo terrorista palestino Hamas, que Washington y Teherán se acusan mutuamente de agravar.

“El deterioro de la situación política allí tiene un impacto directo, por supuesto, en el sentido de que las tensiones se exacerban, las posiciones se cristalizan y se vuelven más tensas, hay menos flexibilidad. Y esto es un círculo vicioso”, lamentó Grossi.

“Diplomacia, diplomacia, diplomacia”: esta sigue siendo la solución para él. “Debemos seguir hablando, debemos impedir que la situación se deteriore hasta el punto de que sea imposible reconducirla”.

“No descartaría volver a Irán”, aseguró, pero la situación debe tratarse a un “muy alto nivel”.

Las principales potencias mundiales alcanzaron en 2015 un acuerdo con Irán, que debía frenar su programa nuclear a cambio de la flexibilización de las sanciones internacionales.

Pero el acuerdo quedó moribundo cuando Estados Unidos se retiró de él y volvió a imponer sanciones contra Teherán en 2018 bajo la presidencia de Donald Trump.

Teherán respondió intensificando su programa nuclear, y hasta ahora las negociaciones para reinstaurar el pacto no dieron sus frutos.

“No hay militarización” de Zaporizhzhia

La central ucraniana de Zaporizhzhia es otro lugar al cual el OIEA intenta enviar a sus inspectores y donde la situación sigue siendo “extremadamente preocupante”, indicó Grossi.

Un soldado ruso monta guardia en un puesto de control cerca de la central nuclear de Zaporizhzhia, Ucrania controlada por Rusia, el 15 de junio de 2023 (REUTERS/Alexander Ermochenko)
Un soldado ruso monta guardia en un puesto de control cerca de la central nuclear de Zaporizhzhia, Ucrania controlada por Rusia, el 15 de junio de 2023 (REUTERS/Alexander Ermochenko)

Esta central nuclear, la más grande de Europa, está desde marzo de 2022 en manos de las fuerzas rusas que habían invadido Ucrania un mes antes. Los ocupantes invocaron recientemente motivos de seguridad para impedir el acceso de los inspectores de la ONU.

“Tenemos que ir”, defendió Rafael Grossi.

“A veces, pedimos ir a un lugar, las personas encargadas de la seguridad nos dicen que no, insistimos... Esta interacción “no siempre es fácil, pero insistimos mucho y al final conseguimos ver lo que necesitamos ver”, aseguró.

“Pudimos cubrir los tejados de todos los reactores” de Zaporizhzhia y “pudimos confirmar que no hay militarización de la central”, afirmó, refiriéndose a “material militar pesado o material de artillería”.

“Y en los últimos meses no hubo ataques directos en la central”, añadió.

En cambio, Grossi mencionó “apagones e interrupciones del suministro eléctrico externo, que son igualmente peligrosos porque si perdemos energía, perdemos la capacidad de refrigerar los reactores y, por supuesto, podría producirse un accidente”.

(AFP)

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