La lira turca marcó este jueves un nuevo mínimo histórico frente al dólar estadounidense y el euro al cambiarse a más de 30 unidades por dólar, mientras que la moneda europea se vende a 33,09 liras.
La depreciación de la lira, que ya el año pasado perdió alrededor del 30% de su valor y en 2022 otro 40%, lo atribuye la prensa económica turca al aumento de la demanda de dólares en los mercados globales y a la persistente incertidumbre política en Turquía.
Hace diez años, en enero de 2014, la lira se negociaba a 2,2 unidades por dólar.
Los analistas advierten también que la depreciación de la lira tiene el potencial de aumentar la inflación, que ya en 2023 acabó por encima del 64% y supone un gran problema para el país.
Turquía registra una inflación de dos dígitos de forma continua desde finales de 2019, y el Banco Central aplicó en los últimos seis meses una política de subida de tipos para tratar de controlar el aumento de los precios.
El Banco Central se ha marcado para 2024 una inflación del 36% aunque muchos economistas ponen en duda que se alcance esa cifra.
La tasa de la inflación en Turquía subió en diciembre hasta el 64,77% interanual, 2,79 puntos más que la del mes anterior (61,98%), con lo cual cerró 2023 en el nivel más alto de todo el año, informó la semana pasada el Instituto Estatal de Estadística de Turquía (Türkstat).
Al fuerte encarecimiento general contribuyó en primer lugar el sector de hoteles y restaurantes, con un 93,2%, mientras que la menor subida fue del 40,4%, en el sector de la vivienda.
El crecimiento anual de los precios experimentó en diciembre una aceleración que contrasta con la desaceleración a nivel intermensual, atribuida por los analistas a los primeros efectos del endurecimiento de la política monetaria iniciado en junio.
Con respecto a noviembre, la subida del índice de precios al consumo (IPC) fue del 2,93%, menor que el aumento intermensual registrado ese mes, del 3,28% (frente a octubre).
La tasa interanual de la inflación convergió en diciembre con la del 65% pronosticada por el Banco Central de Turquía.
Por otra parte, los analistas coinciden en que el aumento del sueldo mínimo en un 49% a partir del 1 de enero de 2024, anunciado por el Gobierno turco el 27 de diciembre, supondrá un aumento adicional de la inflación.
Los funcionarios y pensionistas obtendrán un ajuste de sus ingresos de un 31,5%, calculado en base a la inflación media del último semestre del año pasado, que fue del 37,5%.
Los partidos de la oposición culpan al Gobierno de declarar intencionadamente tasas de inflación más bajas que las reales para no tener que incrementar tanto los salarios.
El dato oficial de la inflación interanual publicado por Türkstat es muy inferior al 127% calculado por ENAG, un grupo independiente de académicos y economistas.
(Con información de EFE)