El asesino neonazi Anders Breivik busca cambiar sus condiciones de detención: la fiscalía cree que es capaz de “violencia ilimitada”

“Entiendo que la venganza es importante y que muchas personas me odian. Pero soy un ser humano y hay límites a lo que un ser humano puede soportar”, declaró el extremista condenado por el asesinato de 77 personas el 22 de julio de 2011

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Anders Behring Breivik y la abogada Marte Lindholm en una audiencia judicial en la prisión de Ringerike, en Tyristrand, Noruega, el 8 de enero de 2024 (REUTERS)
Anders Behring Breivik y la abogada Marte Lindholm en una audiencia judicial en la prisión de Ringerike, en Tyristrand, Noruega, el 8 de enero de 2024 (REUTERS)

El neonazi Anders Behring Breivik, que mató a 77 personas en 2011, acusó este martes al Estado de Noruega de querer empujarlo “al suicidio”. “Tengo la impresión de que la intención del gobierno es intentar empujarme al suicidio”, sostuvo Breivik en el segundo día del nuevo juicio que presentó contra el Estado noruego, al que acusa de violar sus derechos humanos.

“Están a punto de lograrlo. No creo que lograré sobrevivir mucho más sin relaciones humanas”, añadió el extremista de 44 años ante la corte que celebró la audiencia, por motivos de seguridad, en el gimnasio de la prisión de Ringerike, donde purga su pena.

Detenido solo en una zona de alta seguridad, Breivik considera que su aislamiento que dura casi 12 años viola el artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que prohíbe “tratos o penas inhumanos o degradantes”.

El 22 de julio de 2011, Breivik detonó una bomba cerca de la sede del Gobierno en Oslo, matando a ocho personas, y luego mató a otras 69 personas, la mayoría adolescentes, abriendo fuego en un campamento de verano de las Juventudes Laboristas en la isla de Utøya.

Fue condenado en 2012 a la pena máxima entonces vigente en Noruega, es decir, 21 años de cárcel con posibilidad de prórroga mientras se le siguiera considerando peligroso.

Breivik asesinó a ocho personas con el estallido de una camioneta con explosivos cerca de la sede del gobierno en Oslo el 22 de julio de 2011
Breivik asesinó a ocho personas con el estallido de una camioneta con explosivos cerca de la sede del gobierno en Oslo el 22 de julio de 2011

Durante su declaración, Breivik, que toma antidepresivos, estalló en llanto.

“Entiendo que (...) la venganza es importante y que muchas personas me odian. Pero soy un ser humano y hay límites a lo que un ser humano puede soportar”, declaró.

Afirmó que ha tomado distancia con sus crímenes, que explicó por su “vulnerabilidad” a la radicalización, y aseguró que piensa en el suicidio “todos los días”.

Según información de la audiencia del martes, Breivik intentó suicidarse en 2020 ahorcándose con una toalla pero, según los representantes del Estado, advirtió a los guardias de la cárcel antes de hacerlo.

En noviembre de 2017, Breivik recreó con detalles el recorrido que realizó para asesinar a los adolescentes que se encontraban en un campamento en la isla de Utøya
En noviembre de 2017, Breivik recreó con detalles el recorrido que realizó para asesinar a los adolescentes que se encontraban en un campamento en la isla de Utøya

Citando informes de psiquiatras y guardias de prisión, la Fiscalía noruega estimó que “Breivik representa hoy el mismo peligro que el 21 de julio de 2011″, la víspera del doble atentado que preparó cuidadosamente durante muchos años.

“Su ideología sigue siendo la misma, su capacidad para la violencia ilimitada es evidente y su personalidad (...) refuerza todos estos factores”, sostuvo el fiscal Andreas Hjetland, y afirmó que Breivik miente sobre su salud mental.

En 2016, Breivik ya había llevado al Estado ante los tribunales por los mismos motivos y tuvo éxito parcialmente en primera instancia, pero fracasó en apelación.

En la audiencia de este martes, Hjetland señaló que Breivik mantiene las mismas ideas que en 2011, con la excepción de que ahora asegura no hacerlo de forma militante, y puso en duda la credibilidad de su condena de la violencia, así como de que realmente haya sufrido daños por el aislamiento.

Anders Behring Breivik presta declaración durante el segundo día del juicio, en la prisión de Ringerike, en Tyristrand, Noruega, el 9 de enero de 2024 (REUTERS)
Anders Behring Breivik presta declaración durante el segundo día del juicio, en la prisión de Ringerike, en Tyristrand, Noruega, el 9 de enero de 2024 (REUTERS)

En la demanda presentada contra el Estado por violar las convenciones de derechos humanos debido al régimen carcelario de aislamiento, se apunta a que su salud se ha visto afectada y que se ha hecho adicto a los antidepresivos y mostrado tendencias suicidas.

“Nunca he levantado un dedo contra nadie después de mi arresto, y nunca lo haré”, dijo Breivik ante el tribunal, en declaraciones recogidas por la agencia noruega NTB, y apuntó que no es él quien aún es peligroso, sino el “personaje” creado a partir de él y sobre el que no tiene control, y que usa la extrema derecha.

La demanda de Breivik critica también el estricto régimen postal, que según esta ha supuesto que más de 2.000 cartas suyas hayan sido retenidas por tener un contenido político que él niega.

“No me dejan mandarle cartas a nadie con el que no haya tenido contacto antes de 2011. Hace mucho que no tengo relaciones con sentido”, declaró hoy.

El juicio se celebra bajo severas medidas de seguridad y con amplias restricciones, ya que por orden del tribunal sólo se podrá ver el inicio y el fin del proceso, y no las intervenciones de Breivik.

El 18 de enero de 2022, Anders Behring Breivik hizo un saludo nazi en el primer día de la audiencia donde solicitó la libertad condicional en la prisión de Skien, Noruega. Y exhibió un cartel que decía "Detengan su genocidio contra nuestras naciones blancas" (REUTERS)
El 18 de enero de 2022, Anders Behring Breivik hizo un saludo nazi en el primer día de la audiencia donde solicitó la libertad condicional en la prisión de Skien, Noruega. Y exhibió un cartel que decía "Detengan su genocidio contra nuestras naciones blancas" (REUTERS)

El recluso, que hace años cambió su nombre por el de Fjotolf Hansen, no hizo ningún saludo nazi ni exhibió ninguna pancarta al entrar en el recinto en los dos días que se llevan de juicio, a diferencia de en otros ocasiones.

(Con información de AFP y EFE)

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