El Mando Central de Estados Unidos (CENTCOM) informó que a primera hora de este sábado el USS Laboon, un destructor de clase Arleigh Burke, había derribado otro avión no tripulado sobre el mar Rojo, proveniente desde Yemen. En un comunicado, el Pentágono precisó que el drone había sido “lanzado desde zonas controladas por los hutíes, apoyados por Irán, en Yemen” y fue “derribado en defensa propia” ya que la amenaza se encontraba “en las proximidades de varios buques comerciales”.
Esta acción se enmarca en el plan de acción impulsado por Estados Unidos, junto a otras 12 naciones, que implicó la movilización de un grupo de ataque de portaaviones a la región y otros medios, para garantizar la navegación segura de los buques comerciales, que se vieron obligados a interrumpir sus viajes o alterar sus rutas ante las amenazas de los rebeldes.
Días atrás, el 31 de diciembre, Washington había protagonizado otro importante cruce contra tres embarcaciones de estos terroristas que atacaban un buque Maersk Hangzhou. Este incidente, el primero que implicó una confrontación directa entre las partes, acabó con diez combatientes enemigos muertos.
Como respuesta, los rebeldes hutíes prometieron más ataques y advirtieron a Occidente que se mantenga alejado de esta lucha que, consideran, le es completamente ajena.
“Si cometen una insensatez aún mayor, con cada insensatez que cometan se hundirán más en el atolladero yemení. Ante ustedes hay 40 millones de combatientes musulmanes yemeníes” listos para sumarse a las filas, declaró el jefe de Estado de los rebeldes chiíes hutíes y comandante superior de las Fuerzas Armadas, Mahdi al Mashat.
Asimismo, dijo a Washington que con su incorporación en el conflicto “nos han obligado a iniciar una batalla” y, en pos de preservar la paz y evitar una escalada en las ofensivas, le pidió que deje de “apoyar el terrorismo de Israel y luchar en apoyo al terrorismo de Israel”.
Los rebeldes definieron a comienzos de octubre, cuando inició la guerra, atacar a cualquier barco asociado con el Estado judío, de propiedad suya o, incluso, parte de su propiedad, que transite por el mar Rojo, en un intento por sabotear a Tel Aviv y respaldar la lucha palestina. Así, ya han lanzado más de 100 ataques con drones y misiles sobre este mar, lo que representó una seria amenaza para el tránsito fluvial de la zona y tuvo un impacto directo en la cadena comercial ya que casi una veintena de compañías navieras -entre ellas el gigante danés Maersk- decidió desviar todos sus buques hacia otras rutas.
La Asociación Freight Forwarders de Marruecos (AFFM) estimó que esta situación llevó a que el coste del transporte marítimo entre Asia y Marruecos aumentara entre un 60% y un 100 por ciento. “El transporte de un contenedor de 20 pies desde Shanghai hasta Casablanca pasó de USD 1.450 a USD 2.800 desde el 15 del pasado mes”, precisó el presidente de la entidad, Rachid Tahiri, y adelantó que no se descartan nuevas subas para enero.
Inclusive, los expertos temen que si la situación se extiende en el tiempo podría verse un impacto en las importaciones y exportaciones de productos más “vulnerables” dado que casi el 15% del comercio marítimo mundial pasa por el mar Rojo, incluído el 8% del sector cerealero, el 12% del petrolero y el 8% del de gas natural licuado.
(Con información de AFP y EFE)